Por Esto!
En Domingo de Pascua, recordar a Bertolt Brecht es tarea obligada
María Teresa Jardí
“Si pugem en un balcó Camps, Rita, Fabra, Zaplana i la resta del rastre de botifarrons, i demanàssem al poble qui volen salvar del foc i de la creu, la gent començaria per cridar: -Barrabàs, salveu a Barrabàs!”, publicado en Facebook, tomado de un apunte del bloc d’ Albert Dasí.
“Si pugem en un balcó Camps, Rita, Fabra, Zaplana i la resta del rastre de botifarrons, i demanàssem al poble qui volen salvar del foc i de la creu, la gent començaria per cridar: -Barrabàs, salveu a Barrabàs!”, publicado en Facebook, tomado de un apunte del bloc d’ Albert Dasí.
Lo que —de Valencia– a México se puede traducir de la siguiente manera: Si subiéramos en un balcón a Peña, Videgaray, Arely Gómez, Medina Mora y al resto de la sarta de chorizos y preguntáramos a las personas a quién quieren salvar del fuego y de la Cruz, el pueblo mexicano empezaría a gritar: Barrabás, salven a Barrabás! No es una traducción literal, pero sí es del todo aplicable a la realidad de la dictadura por la que transita el pueblo mexicano. Dictadura impuesta por Televisa, la que, como pago de Peña, también va a recibir el próximo “legislativo”.
En Domingo de Pascua de Resurrección de Cristo, asesinado en cientos de miles de hermanos mexicanos, nadie como Brecht para recordar a la sociedad la importancia de tomar partido.
Palabras vigentes de Brecht, tomadas de un pequeño libro del Zorro Rojo, ilustrado por Henning Wagenbreth, comprado en el remate de libros del Auditorio Nacional del DF.
“Balada del consentimiento a este mundo.
“No soy injusto, pero tampoco valiente. Hoy me enseñaron el mundo tal cual es. Me lo mostraron con un dedo ensangrentado y me apresuré a decir que sí, que por mí estaba bien.
“El palo sobre mi cabeza, los ojos bien abiertos, noche y día el mundo entero vi, vi que los carniceros, como carniceros sirven, y a la pregunta: ¿Te alegra lo que ves? Yo dije que sí.
“Desde ese día dije que sí a todo: mejor cobarde que hombre muerto, me oí decir: Y sólo por no caer en esas manos, consentí en todo lo que no se puede consentir.
“Vi al terrateniente revender cereales, y al pueblo hambriento aplaudir con humildad. Rodeado de intelectuales dije en voz alta: es algo caro, pero de buena calidad.
“Vi a los patrones allí: sólo a uno de cada tres lo necesitan, e incluso le pagan. A los que no son elegidos, les digo: hablad con ellos, de economía yo no sé nada.
“Vi a los militares planeando sus saqueos; vi que por cobardía los dejan andar sueltos. Sospechando lo peor, les cedí el paso y grité: ¡Bravo! Para éstos la técnica no tiene secretos.
“Vi a los diputados que a sus hambrientos votantes juran que ellos todo cambiarán. No mienten, digo, son grandes oradores, pasa que los supera la realidad.
“Vi a los burócratas enmohecidos mantener funcionando el superinodoro, mal pagados, por presionar y patear entre quejidos. Para ellos pido más sueldo y más decoro.
“No quiero olvidar a los agentes del orden, bastión insobornable de la honestidad. Les alcanzo la toalla llena de sangre con tal de que defiendan mi seguridad.
“Veo a los jueces, patrones de las leyes, encubrir evidencias con el mayor cinismo. Salvar la propiedad, las amistades. Si fuera juez, sin ofender, haría lo mismo.
“Y digo: esos señores son incorruptibles. No hay importe que los pueda tentar. Cuidar las leyes y dictar sentencia. ¿No es suficiente incorruptibilidad?
“Allí, a pocos metros, veo unos delincuentes golpeando a un anciano, a un niño y a una mujer; veo también que sus palos son de goma... Y me doy cuenta de que bandidos no pueden ser.
“La policía que combate la pobreza, para que la miseria detenga su invasión, tiene trabajo a manos llenas. Mi última camisa es para ellos que nos salvan del ladrón.
“Así demuestro que no tengo agravios, y espero que aprecien mi transparencia, si en este momento me identifico con los que han sido calumniados por la prensa... mañana sigo...
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