¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
IFE y Cassez: el desmoronamiento institucional
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Tanto la resolución del Instituto Federal
Electoral (IFE) sobre el caso Monex como la sentencia de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en el caso de Florence Cassez
revelan y ratifican el extremo grado de desmoronamiento institucional
que sufre el país. Por un lado los consejeros electorales envían una
señal de absoluta impunidad hacia la clase política al rehusarse a
investigar a fondo o sancionar la evidente triangulación de fondos que
alimentó la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. Por otro lado no
fueron los criterios garantistas de avanzada del ministro Arturo
Zaldívar los que a la postre permitieron la justificada liberación de
Cassez, sino la sorpresiva y mal fundamentada argumentación de un
ministro novato, Alfredo Gutiérrez, quien debe su cargo de manera
directa y personal a Peña Nieto.
Al
nuevo mandatario le conviene el desenlace de ambos casos, decididos de
manera casi simultánea el pasado miércoles 23. La decisión del IFE busca
enterrar los cuestionamientos sobre la legalidad de la elección
presidencial de 2012 mientras la sentencia de la SCJN evidencia los
atropellos de administraciones pasadas y le permite a Peña Nieto robar
cámara para “lamentar” los “errores o violaciones al debido proceso” e
“instruir” a los integrantes de su gabinete a “evitar que casos como el
que hemos conocido vuelvan a suceder”. La decisión también le ayuda al
mandatario a lucirse internacionalmente a partir de la normalización de
relaciones diplomáticas entre México y Francia.
Llama la atención
que en ambos casos, Monex y Cassez, el voto decisivo fue emitido por un
servidor público con gran cercanía al PRI. El consejero electoral Sergio
García Ramírez, antiguo secretario general del PRI y amigo de los
dueños de la empresa Efra, implicada en el escándalo Monex, fue quien
rompió el empate en la votación en el IFE. Con total hermetismo y sin
ofrecer argumento alguno, García Ramírez esperó hasta la segunda ronda
de votación para girar la balanza a favor de sus aliados y amigos. De
igual manera el consejero presidente, Leonardo Valdés, emitió su voto a
favor de la impunidad sin mayor explicación.
Por otra parte habría
que recordar que Gutiérrez fue la “cuota” de Peña Nieto, y el ministro
Alberto Pérez la de Felipe Calderón, en el más reciente proceso de
nombramiento de ministros a la Corte. Fue a partir de esta alianza
PRIAN, y el ofrecimiento de un futuro “lugar” en el Consejo de la
Judicatura al PRD, que se pudo construir la mayoría calificada necesaria
en el Senado.
En las últimas semanas Gutiérrez había mantenido
sus opiniones sobre el tema Cassez en total secrecía, incluso
reservándolos de sus propios colegas ministros de la Corte. Y cuando el
miércoles pasado le tocó su turno para emitir su opinión, se limitó a
dar lectura a un escueto documento preparado con anticipación que, sin
mayor desarrollo argumentativo, indicó su acuerdo con la libertad
inmediata de la francesa.
Vale la pena recordar que las sesiones
públicas de la Corte existen con el fin de abrir espacios para la
deliberación colectiva y el intercambio público de argumentos, no para
la lectura de documentos burocráticos. La manera en que el ministro
Gutiérrez quiso justificar su extraño hermetismo solamente levanta
mayores sospechas con respecto a sus verdaderos motivos: “Toda vez que
ésta es la primera ocasión que emito una opinión sobre este asunto en
particular, me voy a permitir leer la opinión”. En realidad, es
precisamente la primera vez que uno articula su opinión cuando debe
desarrollar con mayor claridad y amplitud sus puntos de vista.
Pero
lo más preocupante no es la forma en que Gutiérrez expresó su punto de
vista sino el fondo de sus argumentos. Su breve comunicado no hace
referencia alguna al proyecto original del ministro Arturo Zaldívar,
presentado y rechazado en marzo pasado. Aquel proyecto fundamentaba su
apoyo para la liberación de Cassez en una defensa irrestricta del debido
proceso y una sofisticada teoría del “efecto corruptor” del montaje
organizado por Genaro García Luna. Zaldívar había hecho un enorme
esfuerzo por convertir el caso Cassez en un caso clave que pudiera ser
utilizado para revolucionar el sistema de justicia del país.
En
contraste, Gutiérrez quiere limitar al máximo las ondas expansivas que
pudiera generar la sentencia. Para él se trata exclusivamente de liberar
a una sola persona por la naturaleza especial del “caso concreto”. El
ministro fue explícito, por ejemplo, en señalar que el caso Cassez no
debería ser utilizado para restringir la evidente violación a los
derechos humanos que implican las conocidas “presentaciones” de personas
detenidas ante la prensa.
Al parecer la elaboración del
“engrose”, o versión definitiva, de la sentencia para el caso Cassez
será un proceso sumamente complicado. Habría que hacer votos para que
predomine la visión de Zaldívar, pero lo más probable es que sea el
punto de vista de Gutiérrez el que termine por imponerse. Si así fuera,
el caso Cassez no constituiría un viraje histórico a favor del debido
proceso sino que solamente ratificaría la lección de siempre de que el
Estado de derecho y la presunción de inocencia solamente se cumplen para
quienes tienen contactos y apoyos poderosos.
Por otra parte, con
su aval al dictamen de la Unidad de Fiscalización del IFE en el caso
Monex, los consejeros electorales simplemente cierran los ojos y
esconden la cabeza en un contexto de total descontrol sobre las finanzas
públicas de los partidos. Hasta la consejera María Marván tuvo que
aceptar públicamente que “lo menos que habría que decir es que hay una
obra maestra de ingeniería financiera”. Y el representante del PAN ante
el IFE, Rogelio Carbajal, se vio obligado a marcar distancia de sus
aliados en el PRI al señalar sin rodeos que “estamos ante un
financiamiento paralelo del PRI” y que se debe investigar un posible
“lavado de dinero, porque no sabemos efectivamente cuál fue el origen de
los recursos”.
Una vez más se defrauda el sueño ciudadano de
contar con instituciones públicas que defiendan el interés general. Urge
rescatar a nuestras instituciones para que sirvan a la democracia y no
al poder.
www.johnackerman.blogspot
Twitter: @JohnMAckerman
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