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MORENA: la oposición antes y después de las elecciones
Jesús Peraza Menéndez
“Los chuchos” en el Pacto por México
El
Pacto por México lo firmaron las tres fracciones del partido
neoliberal, el PRI, el PAN y el PRD. Los acuerdos no son
postelectorales, más bien vienen siendo el principal acuerdo de este
pacto, que fue el resultado del fraude electoral con su bien orquestada
coreografía mediática en la que cada cual cumplió con su papel para el
teatro político de la imposición de un gobierno ilegítimo. Las más
ingenuas creyendo que al no discutir política y enfrentar a “Los
chuchos” ayudaban al movimiento de oposición, dejaron pasar la
oportunidad de este momento de efervescencia política para hacer algo
más que una comparsa de carnaval. Mientras otros, por simple oportunismo
arribista, esperando por sus “méritos”, cargos o cobrando de los
recursos para la campaña política -algunos sólo para satisfacer su ego
mezquino— se sumaron a “Los chuchos” incondicionalmente.
El chucho encargado del boicot en Yucatán, Eric Villanueva, ya se fue,
dejando descomposición y basura. Dice que no le mandaron dinero, pero
habla como funcionario del Pacto por México. ¿Será que no cobre por sus
servicios? A ver qué otro libro publica para el acervo de los
intelectuales inorgánicos deseosos de presentarlo. ¿Quién más lo leerá
si no ellos?
El Pacto se tenía que hacer entre estas destacadas burocracias
tecnocráticas del PRI, PAN y PRD, porque sus cifras estadísticas le
mostraban la creciente oposición a los programas neoliberales de los
gobiernos priístas y panistas. El Pacto debía demostrar que por la vía
electoral ninguna oposición al neoliberalismo, por mayoritaria que sea,
llegará al gobierno y bueno, en esto hasta ahora han cumplido.
Varios factores se les escaparon de su control. “Los Chuchos”, a pesar
de todos los recursos económicos inyectados desde el gobierno y el PRI,
no lograron imponer a Marcelo Ebrad como candidato, porque enfrentaban
un movimiento social en el que participaba una buena parte de las bases
sociales del PRD. Es un cisma interno. Un número importante de los más
reconocidos intelectuales de izquierda e intelectuales críticos y
artistas no sólo se incorporaron, sino desarrollaron la propuesta de
política de la oposición social, además se fueron adhiriendo nuevos
segmentos e individuos con el programa de MORENA y su posición de no
violencia.
La crisis perredista rebasó los límites de este partido y ponía en
riesgo el control político del grupo fáctico que se ha apoderado del
Estado, de la vida pública para mantener las acciones de
desmantelamiento de las instituciones públicas destinadas al desarrollo
social (salud, educación, producción agropecuaria, apoyo a medianas y
pequeñas industrias, cultura) que se han creado por las luchas sociales y
que son sostenidas con el trabajo de todos.
El peligro lo representaban las clases medias que se fueron sumando a
MORENA, se incorporaban a una larga lucha que siguió desde otro fraude
que había terminado con imponer a FECAL. Rompían con su voto cautivo a
su miedo dado a los priístas o panistas, con expresiones tan novedosas
como el movimiento universitario y juvenil “Yo soy 132”, que sin duda
alcanza principalmente a los estratos medios ilustrados que ya no ven
futuro en las acciones de los gobiernos neoliberales, son síntomas que
muestran la descomposición sistémica y su incapacidad para lograr el
consentimiento social.
Se buscó por todos los medios violentar el proceso, y hasta actos de
violencia que venían de las más absurdas causas los medios electrónicos
de información y sus sicarios-locutores, buscaban ligarlas a MORENA, a
la oposición electoral pacífica que había consensuado un programa mínimo
de cincuenta puntos que abordaban el desarrollo con paz, dando otra
orientación y ejercicio eficiente a los recursos obtenidos por la venta
de petróleo, mantener las fuentes de energía eléctrica, democratizar la
opción para tener estaciones de canales de televisión y radio, atender
la demanda de estudiantes en todos los niveles, generar empleo haciendo
ahorros en el gasto público, entre otros.
Por supuesto sumaron votos en todo el país sin que estos por cierto
fueran reconocidos por las empresas encuestadoras que mintieron una y
otra vez para usar sus datos falseados como factor de desánimo de esa
oposición que se conforma de los más inseguros y temerosos ciudadanos
con perder lo que han logrado: el empleo mal pagado, o los servicios en
sus deterioradas condiciones de oferta, la seguridad que deriva en
represión y el robo en grandes cantidades para las nuevas y viejas
fortunas de políticos y empresarios. MORENA con su candidato AMLO y
registrada por el PT, Movimiento Ciudadano y PRD, era la única y real
oposición electoral. Debió enfrentarse al Pacto por México, que sumaba a
los priístas, “Los Chuchos” del PRD, los panistas que habían roto con
FECAL, a los que el mismísimo Vicente Fox se sumó.
Ahora, al mismo tiempo que lanzan un programa contra el hambre, se
reúnen en Nayarit para acordar la venta de PEMEX y para aplicar IVA en
alimentos y medicinas. Decidieron no difundir la violencia establecida
por la incapacidad del Estado y los gobiernos para atender las demandas
sociales. El Pacto por México es un acuerdo entre neoliberales que no
está diseñado para atender, ni el hambre, ni el desempleo, ni la
educación, ni la salud, para cuidar los ecosistemas, para atender las
demandas sociales con producción sustentable y con autosuficiencia, sino
para desmovilizar a la oposición con migajas y demagogia publicitaria
con represión no tan velada. Lo cierto, que la organización social es la
única posibilidad de hacer otra cultura con otra sociedad que deje
atrás el miedo, el desánimo y que tome la iniciativa para no permitirles
vender los recursos de la nación. Y sabemos de los vicios que se
reproducen en MORENA, pero también de la capacidad para enfrentarlos.
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