¡¡Exijamos lo Imposible!!
Voces del Pueblo
¿Qué esperamos?
El “Presidente” de México, Enrique Peña Nieto, un hombrecito que nació
en pañales de seda, que pasó su infancia y su adolescencia cumpliendo
sus caprichos, un ser que ha vivido la mayor parte de sus horas cuidando
su apariencia, cuidando su único capital: su carita, que es en realidad
lo único que tiene, esto, por supuesto, asesorado por sus varios
padrinos que vieron en él su mejor ficha para regresar al poder, los
componentes de ese grupo de asesores, reconocidos personajes nocivos
desde siempre para México, que no pararon en nada para lograr sus
propósitos e invirtieron grandes cantidades de dinero y obligaron a
muchos alcaldes a tomar dinero del erario público para financiar la
compra de votos entre la gente más pobre para ganar el 1 de Julio
pasado.
Enrique Peña Nieto, corrupto, corruptor, mentiroso, ignorante, perverso,
amigo de lo ajeno, represor, misógino, prepotente, abusivo del poder,
servil, y tantas y tantas cosas más que el espacio no alcanzaría ni para
mencionar la tercera parte y además me podrían acusar de abusar de los
adjetivos, aunque valdría la pena, pero lo más importante ahora es
hacernos la pregunta que titula este escrito: ¿Qué esperamos (de alguien
así)?
Nadie puede dar lo que no tiene y este hombrecito no tiene nada,
absolutamente nada de lo que necesita México y los mexicanos. De todo lo
que ha ofrecido, incluso haciéndolo compromiso ante Notario, nada, puro
mal teatro, pura burla para quienes lo sabemos, pura crueldad para los
que todavía creen y esperan de buena fe los cambios que alivien su
angustiosa situación.
Las ordenes imperiales son las de terminar con el México que estuvo en
el camino del progreso, que soñó con llegar a él, no deben quedar ni
rastros de nuestras incipientes independencia, libertad y soberanía, no
deben quedar ni rastros del orgullo que un día sentimos de ser
mexicanos, ni de las palabras y acciones de nuestros hombres gigantes
que dieron la vida por la grandeza de nuestra Nación.
Los mexicanos debemos quedar vacíos de contenido nacional y las
generaciones que venimos de los tiempos del México respetable y nos
damos cuenta del monstruoso descenso en todos los rubros desde el
aborrecible Díaz Ordaz, debemos desaparecer también, somos un estorbo
para los hombrecitos que a ultranza han luchado desde entonces para
convertirnos en colonia gringa y, de nueva cuenta, gachupina.
Todo lo que ahora estamos viviendo fue planeado desde hace mucho tiempo y
los pequeñísimos entes que han trepado al poder desde Díaz Ordaz hasta
Peña lo han sabido y para eso y sólo por eso, han llegado al poder como
se pueda y con lo que se pueda; como el último, Peña, robando,
comprando, mintiendo, corrompiendo, nada importa, nada es sagrado, nada
es respetable y por lo tanto inviolable, ni la Constitución Mexicana ni
la vida ni la Patria, nada; nada importa, sólo cumplir con el objetivo
ordenado.
Entonces, qué podemos esperar de alguien que no está ni sordo ni ciego
pero simplemente no le importa lo que ve ni lo que escucha porque el
objetivo es lo único importante para él que como el estribillo con el
que jugábamos cuando niños dice: “Voy derecho y no me quito, si me pegan
me desquito”. Ante eso estamos desgañitándonos los mexicanos, contra
eso queremos luchar civilizadamente, pacíficamente.
Los días pasan, las semanas pasan, los meses pasan, los años pasan y los
apátridas trabajan en el desmantelamiento del País, cada hora del día,
de todos los días, mientras nosotros, el pueblo, nos desgastamos en
manifestaciones, marchas, plantones y estos hombrecitos se ríen a pulmón
batiente.
Hoy más que nunca, debemos ser conscientes de que si Juan Pueblo no
actúa de manera radical de manera proporcional a la madriza que nos
están dando, nos vamos a quedar sin País y la única forma de luchar que
tenemos es golpeando en lo único que es sagrado para este amasijo de
sanguijuelas, EL DINERO, sino no podremos nunca detener esta sangría a
México.
Como en otras muchas circunstancias históricas, tendríamos que
organizarnos, solidarizarnos unos con otros y ver que el objetivo común,
único para todos, es México, es nuestro País, nuestra casa grande, no
tenemos otra, si permitimos que se la repartan gringos y gachupines
estaremos aceptando un futuro de esclavitud para nosotros, nuestros
hijos y nietos.
Hagamos un paro nacional, nos sorprendería la reacción de los
empresarios explotadores de los trabajadores, nos sorprendería la
reacción de la vividora clase política de los que sí trabajamos y
pagamos la vida de reyes que se dan, nos sorprendería el resultado de
haber encontrado el único lenguaje que entienden estos aberrantes seres
dizque humanos que se sienten dueños de nuestro destino, de nuestros
sueños, de nuestras capacidades, de nuestra vida.
Martha Beatriz Asid Gaytán
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