sábado, 26 de enero de 2013

Por México...¡Hagamos un paro Nacional!

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Voces del Pueblo

¿Qué esperamos?

El “Presidente” de México, Enrique Peña Nieto, un hombrecito que nació en pañales de seda, que pasó su infancia y su adolescencia cumpliendo sus caprichos, un ser que ha vivido la mayor parte de sus horas cuidando su apariencia, cuidando su único capital: su carita, que es en realidad lo único que tiene, esto, por supuesto, asesorado por sus varios padrinos que vieron en él su mejor ficha para regresar al poder, los componentes de ese grupo de asesores, reconocidos personajes nocivos desde siempre para México, que no pararon en nada para lograr sus propósitos e invirtieron grandes cantidades de dinero y obligaron a muchos alcaldes a tomar dinero del erario público para financiar la compra de votos entre la gente más pobre para ganar el 1 de Julio pasado.

Enrique Peña Nieto, corrupto, corruptor, mentiroso, ignorante, perverso, amigo de lo ajeno, represor, misógino, prepotente, abusivo del poder, servil, y tantas y tantas cosas más que el espacio no alcanzaría ni para mencionar la tercera parte y además me podrían acusar de abusar de los adjetivos, aunque valdría la pena, pero lo más importante ahora es hacernos la pregunta que titula este escrito: ¿Qué esperamos (de alguien así)?

Nadie puede dar lo que no tiene y este hombrecito no tiene nada, absolutamente nada de lo que necesita México y los mexicanos. De todo lo que ha ofrecido, incluso haciéndolo compromiso ante Notario, nada, puro mal teatro, pura burla para quienes lo sabemos, pura crueldad para los que todavía creen y esperan de buena fe los cambios que alivien su angustiosa situación.

Las ordenes imperiales son las de terminar con el México que estuvo en el camino del progreso, que soñó con llegar a él, no deben quedar ni rastros de nuestras incipientes independencia, libertad y soberanía, no deben quedar ni rastros del orgullo que un día sentimos de ser mexicanos, ni de las palabras y acciones de nuestros hombres gigantes que dieron la vida por la grandeza de nuestra Nación.

Los mexicanos debemos quedar vacíos de contenido nacional y las generaciones que venimos de los tiempos del México respetable y nos damos cuenta del monstruoso descenso en todos los rubros desde el aborrecible Díaz Ordaz, debemos desaparecer también, somos un estorbo para los hombrecitos que a ultranza han luchado desde entonces para convertirnos en colonia gringa y, de nueva cuenta, gachupina.

Todo lo que ahora estamos viviendo fue planeado desde hace mucho tiempo y los pequeñísimos entes que han trepado al poder desde Díaz Ordaz hasta Peña lo han sabido y para eso y sólo por eso, han llegado al poder como se pueda y con lo que se pueda; como el último, Peña, robando, comprando, mintiendo, corrompiendo, nada importa, nada es sagrado, nada es respetable y por lo tanto inviolable, ni la Constitución Mexicana ni la vida ni la Patria, nada; nada importa, sólo cumplir con el objetivo ordenado.

Entonces, qué podemos esperar de alguien que no está ni sordo ni ciego pero simplemente no le importa lo que ve ni lo que escucha porque el objetivo es lo único importante para él que como el estribillo con el que jugábamos cuando niños dice: “Voy derecho y no me quito, si me pegan me desquito”. Ante eso estamos desgañitándonos los mexicanos, contra eso queremos luchar civilizadamente, pacíficamente.

Los días pasan, las semanas pasan, los meses pasan, los años pasan y los apátridas trabajan en el desmantelamiento del País, cada hora del día, de todos los días, mientras nosotros, el pueblo, nos desgastamos en manifestaciones, marchas, plantones y estos hombrecitos se ríen a pulmón batiente.

Hoy más que nunca, debemos ser conscientes de que si Juan Pueblo no actúa de manera radical de manera proporcional a la madriza que nos están dando, nos vamos a quedar sin País y la única forma de luchar que tenemos es golpeando en lo único que es sagrado para este amasijo de sanguijuelas, EL DINERO, sino no podremos nunca detener esta sangría a México.

Como en otras muchas circunstancias históricas, tendríamos que organizarnos, solidarizarnos unos con otros y ver que el objetivo común, único para todos, es México, es nuestro País, nuestra casa grande, no tenemos otra, si permitimos que se la repartan gringos y gachupines estaremos aceptando un futuro de esclavitud para nosotros, nuestros hijos y nietos.

Hagamos un paro nacional, nos sorprendería la reacción de los empresarios explotadores de los trabajadores, nos sorprendería la reacción de la vividora clase política de los quetrabajamos y pagamos la vida de reyes que se dan, nos sorprendería el resultado de haber encontrado el único lenguaje que entienden estos aberrantes seres dizque humanos que se sienten dueños de nuestro destino, de nuestros sueños, de nuestras capacidades, de nuestra vida.

Martha Beatriz Asid Gaytán
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