¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
Michoacán, el desgobierno
MORELIA, Mich. (apro).- La violencia no para un solo día en esta
entidad. Desde el gobierno perredista de Leonel Godoy y ahora con el
mandatario del PRI, Fausto Vallejo, la espiral de violencia en el estado
se ha convertido en síntomas de debilidad de una administración que no
acaba de asentarse y a la que algunos ya observan señales de terminación
adelantada.
Desde hace algunos meses, a partir de la llegada de
Fausto Vallejo como gobernador, los problemas en Michoacán se han
agudizado severamente. Sin presupuesto federal y con una de las mayores
deudas públicas del país, el horizonte de conflictos se ha ampliado a
sectores de la sociedad que no estaban involucrados previamente.
El
último de ellos es el grupo de estudiantes normalistas rurales que hace
apenas unos días fue severamente reprimido por policías estatales y
federales, quienes realizaron un operativo de persecución más fuerte y
violento que los desplegados contra el crimen organizado.
Jóvenes
campesinos e hijos de obreros, fueron reprimidos y perseguidos en las
escuelas normales de Tiripetío, Arteaga y Cherán como si se trataran de
delincuentes de alta peligrosidad por agentes estatales y federales,
quienes usaron helicópteros y perros en el operativo en el que
participaron cerca de mil 500 elementos.
Semanas antes del acto
desmedido de represión, los estudiantes habían logrado sentar en una
mesa de diálogo al secretario de Gobierno, Jesús Reyna, para discutir la
intención del gobernador de aplicar la reforma curricular a las ocho
escuelas normalistas de la entidad.
Entre esas reformas destaca la
puesta en marcha de clases de inglés y computación en escuelas
indígenas y campesinas, donde a veces no hay luz y mucho menos Internet,
y sólo se habla la lengua propia y el castellano.
Durante
semanas, los estudiantes alegaron que no necesitaban una reforma
curricular de este tipo, sino rescatar sus propias lenguas, usos y
costumbres, aspectos que dan fuerza y resistencia a sus comunidades ante
peligros como el crimen organizado.
Carentes de dinero, los
estudiantes tomaron autobuses para transportar a sus compañeros y
liberaron casetas de cobro. A la mesa de negociaciones el gobernador
Vallejo nunca asistió (quizá por una enfermedad que se ha tratado de
ocultar) y su secretario de Gobierno cerró toda posibilidad de acuerdo
al sentenciar a los jóvenes estudiantes a entregar los autobuses y las
instalaciones normalistas en unas cuantas horas, advirtiéndoles que se
usaría la fuerza.
Las dos horas de plazo fueron insuficientes para
los estudiantes, y las policías entraron a las escuelas con una fuerza
desmedida, utilizando armas largas, helicópteros, perros de ataque,
toletes y gases para someter a los jóvenes.
El saldo de la
refriega: 176 estudiantes detenidos (los dos dirigentes del magisterio
fueron liberados inmediatamente), 13 autobuses incendiados (algunos de
ellos por los mismos uniformados), 10 policías heridos y decenas de
jóvenes golpeados.
A pesar de que el mensaje que se quiso dar fue
de fuerza y gobernabilidad, al final lo que quedó fue lo contrario: un
gobierno débil que no ha sabido resolver problemas como el del crimen
organizado; el conflicto del cierre y destrucción de las escuelas
públicas en la comunidad religiosa de Nueva Jerusalén; la pretensión de
desaparecer los Telebachilleres, dejando a 16 mil estudiantes rurales
sin escuela; así como el reclamo de miles de estudiantes, quienes exigen
un espacio en la Universidad Michoacana.
El gobierno de Fausto
Vallejo ha entrado en una etapa de desgaste que no se ha podido
controlar. Sin agentes de negociación y diálogo, la mano dura y la
represión son la única vía que se ha utilizado para tratar de controlar a
una población cada vez más inconforme.
Los aires de desgobierno
campean en Michoacán: en el PRI ya se están inventando enemigos
desestabilizadores dentro del propio gobierno y en el PRD para encubrir
sus propias deficiencias y errores.
No se descarta que el
gobernador esté esperando la llegada de Enrique Peña Nieto a la
Presidencia para hacerse de recursos financieros y políticos para
apaciguar las aguas que él mismo ha agitado.
Mientras tanto, este
jueves 18 los maestros y estudiantes iniciarán un paro de labores y un
plantón indefinido frente a palacio de gobierno.
Falta un mes y
medio para el cambio de gobierno presidencial, habrá que ver si Fausto
Vallejo aguanta hasta entonces o abandona su puesto por “razones de
salud”.
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