sábado, 20 de octubre de 2012

El Gran Montaje libro de Jenado Villamil

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Peña Nieto, el Gran Montaje: El discreto autoengaño de las encuestas
(Primera Parte)
 

Este sábado se presenta a las 16:00 hrs. en la FIL de Monterrey el libro Peña Nieto, el Gran Montaje, de Jenaro Villamil. El domingo 21 a las 14:00 horas en la FIL de la Ciudad de México, en el Zócalo. Aquí les adelantamos en dos partes el capítulo dos del libro.

CAPÍTULO DOS

EL DISCRETO AUTOENGAÑO DE LAS ENCUESTAS.


Ante cerca de 800 integrantes del consejo de Banamex, el banco más grande de México, el primer mandatario Felipe Calderón soltó una confidencia que resultó una bomba. Afirmó que la contienda electoral del 2012 estaría mucho más pareja de lo que indicaban las encuestas. Y que ésta era una disputa entre dos aspirantes: el priista Enrique Peña Nieto y la panista Josefina Vázquez Mota. A su adversario en el 2006, Andrés Manuel López Obrador ni siquiera lo mencionó.

Calderón mostró gráficas de una encuesta realizada por la empresa Mercadei, a petición de Los Pinos, donde se veía que la aspirante presidencial de su partido, Josefina Vázquez Mota, estaba a sólo 4 puntos de distancia de Peña Nieto. La brecha se había acortado. No eran los 15 a 20 puntos que las anteriores encuestas habían mostrado en sus sondeos publicados o difundidos en distintos medios electrónicos e impresos

La guerra de las encuestas había comenzado. En plena etapa de “veda electoral”. Y el primer disparo lo lanzó el propio presidente de la República. Iniciaba una nueva serie de hostilidades entre el PAN y el PRI, en vísperas de la ceremonia del Día de la Bandera, el 24 de febrero de 2012.

El presidente del tricolor, Pedro Joaquín Coldwell le reclamó airadamente a Calderón que hubiera convertido a la presidencia en una “encuestadora patito” porque “los datos que está dando no coincide con ninguna de las encuestadoras serias de este país”.

Coldwell no sólo le reprochó a Calderón su novatada demoscópica. Calificó de “imprudente” sus declaraciones y lo acusó de violar la “veda electoral” o periodo intercampañasentre el 16 de febrero y el 29 de marzo- que prohíbe actos de proselitismo abierto, a favor de alguno de los aspirantes presidenciales.

“Esto es la mejor evidencia de que el gobierno está actuando como parte del conflicto, como parte del proceso…Polariza, repite la misma película que se dio en el 2006 y, bueno, me parece que es verdaderamente una actitud muy imprudente del presidente”, se quejó el dirigente nacional del PRI.
(Versión estenográfica, 23 de febrero 2012).

En el acto de conmemoración del Lábaro Patrio, Calderón reculó. Se comprometió a ser imparcial. Atendió el reclamo del PRI, pero no desmintió los resultados de esa encuesta que citó ante la cúpula del banco más importante del país.

“Como presidente de la República actuaré estrictamente apegado a la ley, velando por el buen desarrollo del proceso electoral, manteniéndome atento a los riesgos que emerjan frente a él, respetando los puntos de vista de los actores políticos y sociales…Ser demócrata es mi más profunda convicción política, la escuela en la que he sido formado toda mi vida”, arengó Calderón ante las fuerzas armadas, en la Plaza de la Constitución.
(La Jornada, 25 de febrero 2012, p. 7).

Ni un desmentido al resultado de esa “encuesta”. El lunes 27 de febrero, Calderón sostuvo una reunión privada con Pedro Joaquín Coldwell en Los Pinos. Al día siguiente, la guerra de declaraciones y acusaciones mutuas se suspendió por unos días. La guerra de las encuestas había iniciado.

El periódico Milenio, empresa vinculada a TVI, filial de Televisa, anunció que dejaba los servicios del Grupo de Comunicación Estratégica, empresa encuestadora de Liébano Sáenz y Federico Berrueto, dos destacados militantes priistas, pertenecientes al grupo del ex presidente Ernesto Zedillo, que durante los últimos dos años trabajaron para esa casa editorial. Sáenz y Berrueto formaban parte del war room o “cuarto de guerra” del equipo de asesores demoscópicos de Peña Nieto, en coordinación con Alejandro Quintero, vicepresidente de Comercialización de Televisa. Para esas fechas, su cercanía con el ex gobernador mexiquense era muy débil, según los testimonios del propio equipo de campaña peñista.

Milenio cambió no sólo de casa encuestadora sino de diseño editorial. Abandonó el color rojo que caracterizó las plecas de las columnas de opinión y adoptó un azul muy cercano al del partido gobernante. A través del canal MilenioTV, de señal restringida, hizo una intensa autopromoción de los nuevos resultados de la empresa GEA/ISA, la misma encuestadora que en el 2006 fue la primera en advertir que Felipe Calderón había “empatado” técnicamente con López Obrador.

La nueva encuesta de la empresa fundada por Jesús Reyes Heroles, ex director de Pemex en el sexenio calderonista, y por Guillermo Valdés, titular del CISEN también en este gobierno, le daba a Josefina Vázquez Mota una distancia de sólo 7 puntos frente al priista Peña Nieto y una cómoda distancia de 12 puntos frente al perredista López Obrador.

El ex gobernador del Estado de México apareció con 36 por ciento de las preferencias, Josefina Vázquez Mota con el 29 por ciento y López Obrador con un 17 por ciento. El porcentaje de voto indeciso era de 17 por ciento, el mismo resultado del aspirante perredista. Sin contar la respuesta de los indecisos, los márgenes de ventaja de Peña Nieto aún eran ligeramente mayores: 43 por ciento, frente al 35 por ciento de Vázquez Mota y 21 por ciento de López Obrador. Es decir, 8 puntos de ventaja.

El margen de error, según GEA-ISA, fue de más o menos 4 puntos porcentuales, mayor que el 3 por ciento en promedio que dan otras empresas encuestadoras. Cuatro puntos menos para Josefina la colocarían en el 25 por ciento que habían registrado otras encuestadoras, pero cuatro puntos más daban un porcentaje muy similar al que citó Calderón durante su encuentro con los integrantes de la cúpula de Banamex.

Las reacciones en contra de la encuesta GEA-ISA fueron inmediatas y críticas, sobre todo, por parte del PRI. López Obrador desdeñó los resultados y confirmó que este ejercicio demoscópico intentaba reforzar la imagen de una disputa bipartidista. Para el ex jefe de Gobierno capitalino, se trataba del “PRI-AN” en alianza para marginar a la izquierda.

La encuesta de GEA-ISA se sumó la tendencia que reflejaron todas las encuestas divulgadas hasta antes del inicio formal de la campaña electoral (30 de marzo del 2012), con la excepción de Covarrubias y Asociados: la disputa por la presidencia de la República es sólo entre dos candidatos que se emparejan.

Peña Nieto había disminuido sensiblemente su ventaja de dos dígitos que mantuvo hasta antes de la crisis de la FIL de Guadalajara y del desgaste de una precampaña que no levantó mayor interés. En sentido contrario, Vázquez Mota era la novedad del momento. Había triunfado en la contienda interna panista, frente al candidato “oficial” o “calderonista”, Ernesto Cordero. López Obrador, a pesar de ser el más conocido a población abierta, mantenía una intención de voto entre 17-20 puntos porcentuales, según la mayoría de las encuestas divulgadas en los medios.

Es la “historia” que los sondeos de opinión trataban de contar antes del inicio formal de la campaña electoral, según afirmó Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, en entrevista con Carmen Aristegui, el 2 de marzo. Es una “historia” más que una instantánea del momento. Es la historia de la disminución en las preferencias de quien ha sido durante cinco años el personaje más popular en los sondeos: Peña Nieto.

Empezaba una trama típica de las encuestas realizadas para exhibir mediáticamente y no para decisiones internas de los partidos: formar parte de un manejo interesado de las percepciones públicas y, al mismo tiempo, presionar a los partidos para llegar a “arreglos” publicitarios no claros ni explícitos con los medios que divulgan esos sondeos.

La encuesta divulgada el 14 de febrero por Consulta Mitofsky le dio a Peña Nieto una ventaja de 40 por ciento (incluyendo el 17 por ciento de los que no declararon su preferencia), frente al 24 por ciento de Josefina Vázquez Mota y 18 por ciento de López Obrador.

La encuesta de Ipsos-Bimsa, divulgada el 1 de marzo, le dio a Peña Nieto una ventaja de 36 por ciento; frente a 24 por ciento de Vázquez Mota y un 16 por ciento de López Obrador.

La empresa Parametría divulgó ese mismo día otro sondeo más favorable para Peña Nieto con 48 por ciento de ventaja, frente al 31 por ciento de Vázquez Mota y 19 por ciento de López Obrador. Parametría fue la única que le dio 2 por ciento de preferencias al candidato presidencial del Panal, Gabriel Quadri, mientras otras empresas le daban menos de 1 por ciento.

La encuestadora Buendía & Laredo, publicada en El Universal, le dio una ventaja de 48 por ciento a Peña Nieto, frente al 32 por ciento de Vázquez Mota y 20 por ciento de López Obrador.

El 5 de marzo, la empresa BGC divulgó en Excélsior una nueva encuesta, distinta a la de GEA-ISA: Peña Nieto mantiene su ventaja de 47 por ciento, frente al 29 por ciento de Josefina Vázquez Mota, y 23 por ciento de Andrés Manuel López Obrador. En esta encuesta la distancia que se acortaba no era entre el priista y la panista sino entre el perredista y la ex secretaria de Educación.

El dato más interesante de la encuesta de GEA-ISA fue el siguiente: 9 por ciento de sus mil 800 encuestados respondieron como “indecisos absolutos”, es decir, que no saben por quién votar; y 30 por ciento se clasificaron como “indecisos con alguna preferencia”, es decir, electores que podrían cambiar su voto. Un universo de 39 por ciento de preferencia volátil.

Todas estas casas encuestadoras tienen un denominador común: están vinculadas a alguno de los medios de comunicación más importantes del país, especialmente con los electrónicos, y con los grupos editoriales más fuertes que tienen una relación especial también con Peña Nieto o con el gobierno de Felipe Calderón.

Mitofsky, es la casa encuestadora de Televisa y Radio Fórmula; GEA-ISA, trabajaba antes para Radio Fórmula y ahora para Grupo Milenio; BGC para Grupo Excélsior, de Olegario Vázquez Raña, propietario de estaciones de radio (Grupo Imagen), de canal 28 en señal abierta, y del periódico Excélsior; Parametría, de Francisco Abundis, trabaja para El Sol de México, de Mario Vázquez Raña, el principal grupo editor de periódicos que ha recibido importantes convenios publicitarios del gobierno del Estado de México; y Buendía&Laredo publica en El Universal, el periódico de Juan Francisco Ealy Ortiz, el de mayor circulación en el país.

Fuera de esta alianza demoscópica-mediática, Covarrubias y Asociados trabaja para el PRD y ha sido la casa encuestadora tradicional de López Obrador. Sus resultados, por tanto, difieren sustancialmente del otro bloque de empresas encuestadoras, sobre todo, en relación con el crecimiento espectacular de Vázquez Mota y el estancamiento de López Obrador.

En la encuesta divulgada a mediados de febrero, Covarrubias reveló que Peña Nieto tenía el 36.84 por ciento de la intención del voto, frente al 26.36 por ciento de López Obrador y 23.64 por ciento de Vázquez Mota. La novedad en el sondeo de Covarrubias es que suma los porcentajes de intención de voto de candidato y partido. Esta peculiaridad metodológica refleja la fuerza real de los candidatos, tal como aparecerán en la boleta del 1 de julio. De tal manera que:

-Enrique Peña Nieto tiene el 33.90 por ciento del voto por el PRI y 2.94 por ciento del PVEM, que arroja un total de 36.84 por ciento.

-Andrés Manuel López Obrador tiene el 24.05 por ciento del voto por el PRD, 1.74 por ciento por el PT y sólo 0.57 por ciento por Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) que suman 26.36 por ciento.

-Josefina Vázquez Mota tiene el 23.69 por ciento del PAN.

-Gabriel Quadri apenas el 0.30 por ciento del Panal.

Las Alianzas Mediáticas

No es fortuito el fenómeno de la alianza entre grupos mediáticos y casas encuestadoras. Tiene una razón de ser comercial y política: los resultados de estas encuestas preceden los convenios de publicidad que firman los gobiernos y figuras políticas con los medios de comunicación durante los procesos electoralesTambién acompañan la difusión de spots que en la contienda del 2012 estarán controlados por el Instituto Federal Electoral. Sin embargo, en materia de televisión restringida (donde Televisa tiene el dominio de más del 50 por ciento de los abonados) el IFE no tiene poder de sanción ni de vigilancia. Es campo abierto.

Una historia poco conocida del conflicto entre Grupo de Comunicación Estratégica y el gobierno de Felipe Calderón demuestra esta capacidad de presión-negociación entre casas encuestadoras, medios y poder político.

Durante la campaña electoral del 2011 en Michoacán, GCE a través de Milenio le dio una ventaja de más de 10 puntos a la candidata del PAN-Panal a la gubernatura, Luisa María Calderón Hinojosa, hermana del actual presidente. Los resultados en las urnas fueron muy distintos a la percepción que quiso crear GCE-Milenio con estas encuestas.

Testigos de las negociaciones, cuentan que el reclamo de Felipe Calderón a Televisa y a Grupo Milenio fue muy airado. Les reprochó que GCE, de Liébano Sáenz y Federico Berrueto, trabajaba para el equipo de campaña de Peña Nieto y no era imparcial en sus sondeos. En su calidad de jefe de partido, Calderón se quejó por los malos pronósticos de GCE que le dieron muy malos resultados al PAN, en varias contiendas estatales. En especial, el caso de Michoacán, donde perdió su hermana.
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