¡¡Exijamos lo Imposible!!
¿A dónde vamos?
María Teresa Jardí
Casi hasta el final lucharon los ministros de la Suprema Corte para oponerse al fondo de la condena al Estado Mexicano realizada por la Corte Interamericana por la desaparición de Rosendo Radilla, que no era precisamente lo de la desaparición del fuero militar en el caso de violación a los derechos humanos de los civiles. Eso estaba negociado entre el Poder Judicial y el Ejecutivo.
En el fondo encantados los ministros de darle otro golpe al Ejército nacional fingiendo el cumplimiento de esa sentencia, sin discutir los argumentos de los militares en el sentido de con qué jueces van a ser castigados los infractores con un Poder Judicial y sobre todo con el aparato procurador de justicia que ya se encargará de que queden impunes esas violaciones.
El meollo era la aplicación de los derechos humanos, a lo que se oponía la mayoría, por todos los jueces en sus juicios y al emitir sus sentencias. Semana y media de discusiones, muy propias, muy correctas, sin levantar jamás la voz, en público, ningún ministro... Actuando siempre de cara a los televidentes como actores con un guión aprendido. El guión estaba decidido. No podían negar la competencia de la Corte Interamericana porque el Estado Mexicano era parte en el grave y condenable problema analizado: la detención en un retén militar de una persona que luego desapareció de la faz de la Tierra. Lo que resultó en la condena al Gobierno de México. Generando una serie de responsabilidades para todos los poderes, lo que incluye al Poder Judicial.
La tarea, por lo que toca al fuero militar, estaba hecha por la Corte Interamericana, interpretando el 13 constitucional mexicano como debió ser interpretado desde que se sacó al Ejército a la calle. El fuero militar queda acotado cuando son civiles las víctimas de violaciones cometidas en contra de sus derechos humanos. Lo que no sé si son tan buenas nuevas como saltan, en aislado, a la vista. A final de cuentas no tenemos un Poder Judicial ni medianamente impecable, ni con jueces que garanticen la aplicación de la Justicia. Pero un tanto para la Corte Interamericana que hizo bien su tarea.
Hasta el final lucharon algunos ministros, los más fascistas, para seguir otorgando el derecho a desaparecer y a asesinar. Si los desaparecieron y los asesinaron: “no hay nada qué reparar, porque a la víctima NADA SE LE PUEDE REPARAR”. La familia, que también se convierte en víctima, ninguna importancia tiene para esos ministros. Ni una sola condena a la desaparición forzada a lo largo de la semana y media que duran las sesiones televisadas.
No les queda más que aceptar que la condena también implica a la Corte. Y menos mal que se deshacen de la ministra Luna Ramos, a la que envían a “una encomienda”. La más fascista de todos los ministros. Algo así como la Gordillo de la Corte. Sí, esa, que al ano llama “colita” porque su doble moral no le permite llamar ano, al ano, pero sí dejar libre a una implicada en la violación de un menor abusado por quienes, al dejar libre a la intermediaria, también se convierten en pederastas perdonados.
Lo del fuero militar estaba decidido desde el inicio, como quedaba claro en el proyecto elaborado justamente por esa ministra; decidido con el Ejecutivo el cumplimiento de este rubro de la sentencia y eso me hace volver a la preocupación que me ronda en la cabeza.
La del golpeteo que claramente se viene haciendo por parte del fecalismo usurpador al Ejército nacional una y otra vez. ¿Para qué? ¿Por qué? ¿No será que la parte de la sociedad pensante se estará equivocando al no querer ver el verdadero enemigo que en los grupos paramilitares se encuentra encabezados por los hombres de negro que comanda García Luna?
Queda claro que la salida a la calle del Ejército nacional debió ser disuasiva, en tanto se creaba el aparato de inteligencia y la policía a la par capaz de enfrentar el crimen organizado con la ley en la mano.
Pero ¿se trató alguna vez de enfrentar el crimen organizado o de entrada se trataba de cometer un genocidio? Por lo que toca a los migrantes no hay duda del actuar asesino en contra de un grupo con similares características. Y lo mismo se puede decir por lo que toca al de los muchos miles de jóvenes ejecutados a los que une la pobreza. A lo que además se suman los desaparecidos y la ejecución extrajudicial por motivos políticos. Ahí está el crimen cometido en contra de la mujer de Lucio Cabañas, asesinada junto con su hermana, a la que se sumará, si no se toman las medidas pertinentes, el de la hija. El crimen de los Jaramillo ¿haciendo nuevamente acto de presencia? Y vuelve también a tomar carta de naturalización la persecución por razones de índole política. ¿A dónde, por qué y para qué, está llevando la derecha al pueblo mexicano?
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