Sicilia, apaleado por el círculo rojo
Federico Arreola @FedericoArreola
2011-07-29
Lo mejor de la prensa mexicana (pienso en gente honorable, independiente y valiente como Julio Hernández de La Jornada), ha cuestionado seriamente a Javier Sicilia por sus diálogos con Felipe Calderón y Manlio Fabio Beltrones.
Eso es algo que debería preocupar al poeta y que seguramente le preocupa.
Más tendría que preocupar a Sicilia que lo elogie lo peor de la prensa mexicana (pienso en personas poco dignas como Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva, columnistas de Milenio invariablemente entregados al poder).
Antes, cuando el movimiento de Sicilia principiaba, a Sicilia lo criticaban en Milenio y lo ensalzaban en La Jornada.
Ocurría así porque la protesta del poeta era mal vista por el gobierno, qué tiempos aquellos.
La percepción de los medios se invirtió cuando el gobierno empezó a ver con buenos ojos a Javier Sicilia y a las personas que lo apoyan.
Solo por dar un ejemplo de lo que ahora se piensa de Sicilia en el llamado círculo rojo, cito a Julio Hernández, de La Jornada:
“El poeta Javier Sicilia ha convertido un movimiento social de exigencias en un vehículo personal de traslado y transferencia de emociones individuales. Ambivalente, contradictorio, centrado y concentrado en sí mismo y en un pequeño grupo que le rodea, asesora y conduce, el padre de uno de los jóvenes asesinados meses atrás en Cuernavaca ha ido derivando la suerte de mandato colectivo que en un principio tuvo hacia meros ejercicios espirituales, retóricos y fotográficos que están siendo aprovechados gozosamente por diversos personajes de la elite política nacional.
“Del perdón como demanda ética a una clase política inmoral, al reparto entusiasta de besos y abrazos como una especie de comunión expiatoria. Sicilia ha colocado en el centro de su estandarte eclesiástico la demanda de que los políticos pecadores pidan perdón, como si el simple hecho de expresar determinadas palabras convirtiese a los cínicos oficiantes del poder en entes redimidos…
“Desgaste y confusión de aquel movimiento original no solamente por el hecho de que el líder Sicilia ha decidido imponer su visión y métodos, sin que haya consulta o decisiones compartidas con algún segmento representativo que no sea el de quienes forman parte de su comité central, sino, sobre todo, porque las escenografías hasta ahora montadas solamente están consolidando al mismo sistema supuestamente combatido o al que presuntamente se exigen cuentas y correcciones, mismas que le son prometidas pero sin seriedad procesal ni compromisos de calendario, en algo parecido a jugar el dedo en la boca a sabiendas de que los tiempos electorales están encima y nada de lo que hoy se diga o jure habrá de tener espacio para cumplimiento real sino después de las elecciones de 2012…
“Un punto altamente demostrativo de la confusión y miopía que se ha impuesto a ese movimiento desde su cúpula directiva es el relacionado con el inconsulto apoyo que se ha dado al remedo de reforma política que Calderón ha acordado con Beltrones (quien ayer vivió uno de los momentos difíciles de su templada carrera, a la hora de enfrentarse al hecho en curso de ser besado por el poeta del perdón) y que Peña Nieto ha frenado en San Lázaro…”.
Un ejemplo de lo bien que ve ahora a Sicilia la prensa entregada al poder es la columna de este viernes de Ciro Gómez Leyva en Milenio:
“Claro que es posible, completamente posible, me dijo el miércoles Emilio Álvarez Icaza, cuando afinaba detalles para el Diálogo con diputados y senadores. Después de ver y escuchar lo que se dijo ayer en el Castillo de Chapultepec, uno pensaría que sí, que es completamente posible.
“¿Qué? Darle sentido ciudadano a la iniciativa de Ley de Seguridad Nacional. Legislar eficazmente en favor de las víctimas, así sean los hijos de los sicarios más malditos. Emprender, en serio, el duro camino de una Comisión de la Verdad que reconcilie a los mexicanos, no una que los divida más. Porque, lo dijo Javier Sicilia parafraseando a Gandhi: no hay camino a la paz, la paz es el camino.
“¿Qué? Sacar una reforma política para las elecciones federales de 2012, así sea apenas para las candidaturas independientes y las iniciativas ciudadanas (el PRI se obstina en bloquear la reelección). Es cosa de que los legisladores quieran. La fórmula legislativa es sencilla, completamente posible. Lo contrario, otra vez Sicilia, varias veces Sicilia, puede encaminar las cosas al desfiladero, a las ‘elecciones de la ignominia’…”.
Yo sigo creyendo en la buena fe de Sicilia y en la pureza de su movimiento...
Lo que no creo es que Calderón y Beltrones realmente vayan a cumplir al poeta lo que han prometido: reformas positivas para la nación que conduzcan a la paz.
En mi opinión, los políticos, esos políticos, están engañando a Javier Sicilia, por eso ya aposté una comida a que así ocurrirá y no tengo duda de que ganaré.
Desde luego, cuando se me pague pediré el vino más caro que exista en el restaurante en el que brindaré, una vez más, por único que sigue de pie en nuestro país: el cinismo de unos pocos y la ingenuidad de la mayoría.
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