Editorial
De las reelecciones.
Antes de eliminar a los legisladores plurinominales, lo que para muchos es un imposible, que sin embargo ya formalmente se está intentando llevar a cabo en Querétaro con la anuencia del Gobernador Calzada.
Nuestros honorables representantes han considerado más importante abrir la posibilidad de reelegirse en sus cargos. Aduciendo, entre muchas otras razones expuestas, que la experiencia acumulada no debe desperdiciarse.
“La descomposición de todo gobierno, decía el muy ilustre Barón de Montesquieu, comienza por la decadencia de los principios sobre los cuales fue fundado”.
Pero los legisladores pasan, o quieren pasar por alto, que nuestro México, se quiera reconocer o no, se formó sobre la base de la “No Reelección”. Piedra fundamental de la Revolución por la que muchos hombres dieron la vida.
Y haciendo también a un lado la revocación de mandato, el plebiscito y el referéndum, los legisladores, mismos que guardaron un minuto de silencio a solicitud del aburrido Poeta del amor al prójimo, y que hipócritamente pidieron perdón (como si con eso bastara) por los muertos del sexenio, ignoraron también las importantísimas, vitales podría decirse, candidaturas ciudadanas.
Sin las que ésta, o cualquier otra “democracia” en la que los ciudadanos sin Partido no puedan ocupar cargos de elección popular, suena más bien a vacilada.
Solo que la mayoría de los mexicanos, confirmado por un abstencionismo superior a todos los otros votos juntos, ya están hartos de estos políticos que nada tienen que ver con los intereses del Pueblo y de la Patria.
Cabiendo preguntar a quienes ahora hablan bien del Gobierno y de los gobernantes, si la Democracia es la voluntad de la mayoría, ¿puede existir una democracia de pobres? Y solo falta que digan que sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario