miércoles, 20 de julio de 2011

Con esta estúpida guerra fecalera

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Emergencia nacional
Lilia Arellano

Estado de los ESTADOS

México está desfondado: Sicilia
Ejecutan a niños y adolescentes
Más pobres que en Chile y Brasil
El privilegio de ser mujer: MMI
Sanción a OHL con $10 millones

“Muy sentida es la muerte cuando el padre queda vivo”.- Lucio Anneo Séneca

Uno de los efectos más sentidos por los que la administración de Felipe Calderón habrá de ser juzgada en el próximo sexenio, se ubica en la ilegal e irregular guerra contra el narcotráfico, en la disputa de territorios y las rutas de las drogas, en la cual cientos de niños y adolescentes han muerto, primero víctimas de fuegos cruzados y más recientemente por cárteles que los asesinan para enviar horrendos mensajes a sus rivales. Desde finales del 2006, unos mil 300 menores, incluyendo recién nacidos, han fallecidos en hechos ligados al narcotráfico o el crimen organizado, según datos de la organización civil Red de los Derechos de la Infancia en México. La estúpida guerra declarada contra algunos cárteles de las drogas ha sumido al país en una “emergencia nacional”, como bien lo apunta el poeta y líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia, tras recorrer las regiones más violentas del país.

Las secuelas del “combate a la delincuencia”, como lo denomina la propaganda oficial dictada desde la residencia oficial de Los Pinos, ha tenido efectos severos, no sólo por los muertos regados a lo largo y ancho del territorio nacional, que ya suman más de 50 mil según los últimos recuentos de medios de comunicación, sino en la población en general, que durante lo que va de la actual gestión federal ha visto reducido severamente los ingresos de las familias mexicanas, lo que ha repercutido en la disminución también de los niveles de vida y en la ampliación de la pobreza y la miseria, reglones en los que México se ha rezagado, al punto de que países como Chile y Brasil superan al nuestro en calidad de vida de su población, no sólo en cuestiones de ingreso per cápita, sino en educación, dotación de servicios públicos, vivienda, salud pública, seguridad pública, economía, democracia y medio ambiente. La inseguridad ha potenciado la pobreza al entorpecer los procesos que se desarrollan en la sociedad con el objeto de combatirla, al impedir el desarrollo económico y evitar que tenga una dinámica de crecimiento sostenido.

El país “está desfondado”, como se aprecia cuando uno viaja hacia el norte o recorre varias regiones de la República, incluso del centro como el estado de Morelos. Javier Sicilia, quien en días pasados viajó a Monterrey, Nuevo León, para entrevistarse con funcionarios de la Procuraduría de Justicia y con algunas víctimas de la “irracional violencia” que registra el estado, la cual en el presente año ha provocado más de 960 asesinatos en esa entidad, señala que la clase política no percibe la “emergencia nacional” debido a la gran diferencia de cómo se ve el país desde el Distrito Federal y desde la provincia. “La clase política y los intelectuales que están en esa franja intocadael Distrito Federal—, que les vela para ver la realidad del país () Tienen que salir de esa ceguera”, apunta.

Ante este adverso panorama, Felipe Calderón intenta infructuosamente deslindarse de sus responsabilidades y señalar que “no sólo el gobierno puede o debe hacer cosas, aunque es el más obligado”; y exhibe su nulo poder de convocatoria al llamar otra vez a todos los actores políticos a poner su parte para hacer frente a las adversidades, para lograr cambios que requiere el país y construir una democracia que responda a las demandas de la gente, “pues aún hay tiempo para ello”. Plasma, en conclusión, una vez más, que México no cuenta con un jefe de Estado.

Mientras, el país se le deshace entre las manos; la descomposición nacional tiene mucho que ver con el aumento de la criminalidad a raíz de la detonación de la “guerra calderonista contra el narco”. Los niños y adolescentes acribillados y ejecutados, son señalados por las autoridades federales como parte de los “daños colaterales”, pero son en realidad una faceta más de las 50 mil muertes en ese combate a la delincuencia, en la que desde hace cuatro años y medio se lanzaron operativos frontales contra cárteles.

Muchos menores han sido asesinados por supuestos sicarios de las drogas para enviar un mensaje a sus rivales. El crimen organizado ha comenzado a asesinar a niños y niñas con ese fin, lo que muestra la descomposición de la criminalidad y el alto nivel de violencia que son capaces de promover los cárteles por el control de los mercados de las drogas, como lo apunta certeramente Javier Oliva, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En otros muchos casos, jóvenes sicarios que forman parte de los cárteles mueren en combate contra las fuerzas de seguridad o de bandas entre . Unos 30 mil menores de 18 años han sido reclutados por el crimen organizado en México, bajo amenazas o con el atractivo del dinero fácil. El número de bajas en este segmento es desconocido con precisión por las autoridades. A principios de año, el Comité por los Derechos del Niño de la ONU instó al gobierno federal a investigar a fondo los crímenes contra menores, mantener informados a sus familias y tratar que los tribunales civiles tengan jurisdicción en casos donde intervienen militares, quienes también han sido acusados del asesinato de niños.

La guerra contra el narcotráfico “en realidad ha sido contra el pueblo”, acusa Sicilia y destaca que “la fuerza del movimiento ciudadano es la que le puso nombre y apellido a las víctimas de la violencia y las colocó frente a la cerrazón y a la situación de inhumanidad que priva en el Estado”. El poeta precisa que el movimiento que apoyó a las víctimas inocentes de la violencia está sacando la reserva moral del país, y subraya que “es la única que puede transformar las estructuras y transformar al Estado. Si no atendemos a esa reserva moral, lo que se prevé son el caos y el autoritarismo”.

PRIVILEGIO DE SER MUJER
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