jueves, 5 de septiembre de 2013

No se puede dejar sola a la Cordinadora

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Apuntes
Por Guillermo Fabela Quiñones




¿Dónde están los trabajadores?

Se está perdiendo una magnífica oportunidad para enfrentar las presiones del grupo en el poder, al dejar solos a los maestros disidentes. No habrá otra como ésta, en caso de fracasar el movimiento de la CNTE, porque el gobierno de Enrique Peña Nieto reforzará su estrategia para debilitar la oposición a su política reaccionaria. Es preciso que las organizaciones de trabajadores cierren filas en apoyo a los profesores democráticos, para obligar al Ejecutivo a tomar cualquiera de las dos opciones que tiene: o da marcha atrás a una reforma educativa de corte fascista, o sigue adelante en el marco de una firme represión, que demostrará hasta dónde es capaz de llegar el PRI en estos momentos.

Cabe preguntar: ¿dónde están los trabajadores que también son víctimas de una política injusta y antidemocrática? Deberían estar junto a los maestros de la CNTE, codo con codo, para obligar a Peña Nieto a tomar cualquiera de los dos caminos que tiene, ponerle más difícil la decisión de reprimir, a la cual lo está llevando no el movimiento magisterial, sino las presiones del grupo oligárquico que anhela se concreten ya las contrarreformas hitlerianas que le darían mayor margen de control sobre la sociedad. Si no actúan ahora, con una verdadera solidaridad de clase, más tarde no habrá tiempo, porque la derrota de los maestros sería como una transfusión de sangre a vampiros sedientos.

Su omisión tendrá graves costos para el país, que quedaría indefenso ante las embestidas de una oligarquía insatisfecha con lo mucho que ya tiene. El SME dio visos de solidaridad, pero no siguió apoyando la causa de la CNTE, que finalmente es la de toda la clase trabajadora. En este momento deben olvidarse recelos, mezquindades, oportunismos e hipocresías, porque no actuar como lo demandan las circunstancias, dejaría el campo libre a la dominación de las pocas familias que controlan la economía y la política, porque ellas son capaces de actuar como un solo cuerpo y una sola cabeza.

Todas las organizaciones de trabajadores de carácter democrático deberían estar apoyando al movimiento magisterial progresista, despertando la conciencia de la sociedad, embrutecida por tanta propaganda embustera y cínica. Así como la oligarquía no tiene empacho en gastar millones de pesos en apoyo de Peña Nieto, las organizaciones de trabajadores progresistas no deberían escatimar su solidaridad de clase con los profesores de la CNTE. Como un solo trabajador, todas las organizaciones laborales agrupadas en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), deberían estar apoyando a los maestros. Es preciso reiterar este punto, porque es muy poco el tiempo de que disponen para formar un sólido frente de lucha, capaz de frenar las duras embestidas del grupo en el poder.

Es muchísimo lo que está en juego para obrar con la irresponsabilidad que están manifestando las organizaciones democráticas y sus dirigentes. Mientras más actúen como un solo hombre, más pronto quedarán aislados los traidores que se dicen progresistas, y no son más que oportunistas inescrupulosos, como los legisladores perredistas que votaron en favor de la reforma educativa. Con ello, están contribuyendo a que el gobierno de Peña Nieto no se desgaste políticamente, como debería suceder si la “izquierda” corrupta tuviera un poco de vergüenza y no se prestara a jugar el papel de esquiroles que les asignó el grupo en el poder.

Es de la mayor trascendencia comprender que lo que no se haga ahora no se podrá hacer en los meses venideros. Las fuerzas democráticas quedarían muy debilitadas si el movimiento de la CNTE es derrotado. Los avances progresistas sólo se dan cuando hay solidaridad de clase, conjunción de ideales y coincidencias estratégicas, como sucedió en el gobierno patriótico del general Lázaro Cárdenas del Río. En este momento, las circunstancias son muy similares en cuanto que la nación está en igual riesgo de ser devorada por intereses muy ajenos a las necesidades de la sociedad mayoritaria.

La lucha de los maestros disidentes debe verse en el esquema de la lucha de la nación por recuperar su soberanía. Están perfectamente definidos los campos de batalla: por un lado las fuerzas oligárquicas, ciertamente poderosas en cuanto poseen la maquinaria represiva del Estado; por el otro el pueblo, víctima de la voracidad de intereses que consideran llegada la hora de engullirse al país en su totalidad.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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