Homozapping
La izquierda a tres bandas
por Héctor Tenorio
Las distintas izquierdas se reacomodan
para intentar frenar la Reforma Energética, grupos radicales impulsan
un paro nacional, la amenaza es como la espada de Damocles que cae sobre
el gobierno federal. Los moderados pactan entre sí, buscan el liderazgo
frente a un gobierno que carece del apoyo popular. Los senadores del
Partido Revolución Institucional (PRI) no lograron legitimar su
propuesta a través de los foros organizados en el Senado, se negaron a
realizar un ejercicio plural al no abrir la lista a más expositores
opuestos al proyecto oficial.
En este
contexto Andrés Manuel López Obrador ofrece convertirse en interlocutor
(incómodo) entre las demandas del pueblo y el Presidente de la
República. Eso sí, condiciona de manera absurda la agenda de un posible
encuentro. Su objetivo es que se dé una consulta a la sociedad sobre el
tema antes de que la propuesta del Ejecutivo y del PRI pudiera
aprobarse el 15 de octubre.
El Movimiento Regeneración Nacional
(Morena) de forma institucional entregó en Los Pinos su planteamiento y
un plan de austeridad gubernamental en lugar de la Reforma Hacendaria.
La oferta tiene caducidad el 6 de octubre, el mismo día que el
tabasqueño determinaría nuevas acciones. Considera que la única
posibilidad para frenar las medidas neoliberales de hacer las reformas
constitucionales y los aumentos de impuestos, es con las movilizaciones
ciudadanas pacíficas, ejerciendo los derechos ciudadanos a plenitud. El
problema es que no existen mecanismos legales para que se aprueben
modificaciones de ese tipo. Entonces, ¿Para qué lo hizo? ¿Acaso AMLO
pretende ser parte del Pacto por México o quiere hacer responsable al
mandatario de un posible paro nacional?
El mensaje llegó de forma indirecta a la
dirigencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que siente
pasos en la azotea, pretende frenar la pérdida de militantes y al mismo
tiempo retener el control del instituto político. Resulta lógico que
descalifique los foros del Senado de la República. No piensan validar
una reforma que ya fue planchada y evitan ser parte de la entrega de
Pemex a los extranjeros. No quieren aparecer en los libros de texto
convertidos en una moderna versión de la Malinche. Sin duda Nueva
Izquierda (NI) son los llamados al sacrificio.
Cuauhtémoc Cárdenas aprovecha las
circunstancias. Juega sus cartas en búsqueda de retomar el control del
Sol Azteca. Se va a la yugular de la iniciativa del Presidente Enrique
Peña Nieto, que reforma los artículos 27 y 28 de la Constitución, a la
que calificó de privatizadora.
Desde la perspectiva del ingeniero, el
Estado comete un suicidio al cancelar la condición de estratégicos a los
sectores petrolero y eléctrico, ya que quedaríamos sujetos a las
estipulaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la
riqueza de la nación se entregaría a manos privadas. Así o más claro.
El ingeniero plantea ajustarse al
artículo 35 constitucional, ante la falta de reglamentación, apuesta a
que se celebre una consulta popular en las elecciones de 2015, en caso
de que se aprueben los cambios a los artículos 27 y 28 constitucionales.
Ahora bien cabe preguntarse la unión
entre él y López Obrador, ¿podría ser el punto de partida para una gran
movilización contra las Reformas Energética y Hacendaria o es un
encuentro tardío entre padre e hijo?
El acercamiento entre estos dos líderes
históricos continuará para mantener la unidad en la lucha contra la
privatización petrolera, aunque con cierta independencia de acción de
cada uno. Juntos pero no revueltos.
Peña Nieto espera el desenlace en la
batalla entre las fracciones de la izquierda para luego negociar quien
sobreviva y así darle validez al Pacto por México. La paciencia es una
virtud. ¿La tendrá él?.
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