¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
¡Se acabaron las fiestas patrias”!
Joaquín Ortega Arenas
El “ mes de la Patria” en verdad, no ha sido de fiestas y saraos. Pese
al empeño de nuestros gobernantes que con bombo y platillo, pretendieron
repetir las palabras con que Ignacio Zaragoza comunicó al Presidente
Benito Juárez la gesta de 5 de mayo de 1862. ¡Las armas Nacionales se
han cubierto de gloria! , repicaron las campanas.
El viernes 20 de septiembre, miles de policías, soldados, marines,
varios helicópteros, carros de asalto, tanquetas blindadas…. expulsaron
de la Plaza de la Constitución a humildes maestros que protestaban
porque quieren, mediante una ley, “convertirlos en mercancía”, a
despecho de los tan cacareados “Derechos Humanos”.
Afortunadamente, a la desaforada tropa no se le escapó un solo balazo.
Tundieron a los peligrosísimos “maestros” a garrotazos y patadas sin que
hubiera discriminación alguna, hombres, mujeres y muchos niños que
acompañan a sus padres en el peregrinar por su derecho a la vida.
La televisión, la prensa, los “canarios del régimen” se llenaron de
júbilo, pero vale recordarles esos viejos refranes castellanos que
sentencian: “ …a toda iglesita le llega su fiestecita…”. “…Como me ves
te verás…” y va ser antes de lo que se imaginan, porque (otros refranes)
“…de que la perra es brava, hasta los de casa muerde….”. “…Dios castiga
sin vara ni cuarta…”
De todos modos, la ocupación de la Plaza de la Constitución continúa y
hoy en peores condiciones. Está cercada por contingentes militares y
Policía Federal que no permiten el acceso de nadie, lo que no ocurría
cuando los MAESTROS lo ocupaban, desapareció por completo.
La piedad Cristiana que la religión establece como norma, desapareció
porque, el Señor Cardenal Arzobispo Primado de México, se encerró en SU
Catedral, blindada por la tropa desde luego, y …ni agua ofreció a los
cientos o miles de personas que pasaban “las de Caín” en la plataforma
del Zócalo. “Que Dios se lo pague”. Que ni duda cabe, “...en su salud lo
hallará…”, porque de conciencia carece.
Tláloc (en náhuatl clásico: Tlālōc; AFI [ˈtɬaːloːk]) (náhuatl: Tláloc,
‘néctar de la tierra’ ‘tlalli, tierra; octli néctar’ la deidad del agua
entre nuestros antepasados, cuya gigantesca imagen preside nuestro
“Museo de Antropología” y que, el día en que llegó a esta Metrópoli lo
hizo en medio de un verdadero diluvio, para hacernos notar su poder, se
apiadó de “su pueblo” y volvió para castigar a las malas autoridades.
Un ciclón por el Golfo y otro por el Pacífico, Pueblos enteros
arrasados. El inmenso fraude que se llama “Autopista del Sol” en ruinas.
En unas cuantas horas quedó convertida en añicos. Guerrero, Oaxaca,
Sinaloa, Chiapas, Veracruz, Tamaulipas, Chihuahua, toda la República ha
quedado en estado de desastre. Las Altas autoridades, rápido, ocurrieron
con todo lo existente a prestar auxilio… a los millonarios que quedaron
atrapados en Acapulco. Puente Aéreo, miles de trabajadores a tratar,
cosa casi imposible, de dejar la mentada “Autopista del Sol” como el día
en que la inauguró Carlos Salinas. Vano intento. Esa vía de
comunicación se construyó “a capricho” para beneficiar a los
usufructuarios del régimen y, esos son los resultados.
No es ninguna novedad ese sistema de construir carreteras. Allá en el
sexenio delirante (1934-1940), se abandonó la ruta directa construida
desde la Colonia para ir de México a Morelia, y se construyó una nueva
que pasara por los dominios de los compadres del “Jefe”. Primer paso;
Zitácuaro, en donde estaban los del General Héctor F. López.
Después los de otro compadre, Aquiles de la Peña, en Ciudad Hidalgo,
luego linchado por “su pueblo”….los de Félix Ireta Viveros para dar
fácil acceso a su “Balneario en Zinapécuaro”. (Guarda nuestra memoria el
fraude a “la Fiebre aftosa” con sus ”cerdos simulados”.
Se encomendó la obra a otro compadre que se estaba haciendo millonario
con los contratos del Gobierno, Miguel Henríquez Guzmán y al “hermano
del “Jefe”, Dámaso. Inauguración a todo lujo. Ayer, como hoy y como
siempre, “Tlaloc no perdona” y antes de un mes, la maravillosa vía de
los compadres estaba hecha pedazos. Dinero y más dinero en reparaciones y
al fin, se construyó una autopista para Morelia, casi sobre la ruta
colonial.
Al inicio de la “Cuarentena Trágica” se tuvo la genial idea de
fraccionar y vender, desgraciadamente a gente humilde, los terrenos
desecados del Lago de Texcoco. “SOLIDARIDAD” se llamó al intento. Los
“beneficiados” con el Plan Solidaridad, año tras año, son víctimas de
inundaciones de aguas negras y se han convertido en esclavos de su
miseria y…de la incuria estatal.
La Ceremonia del Grito, fastuosa pero “en familia”, sólo fue presenciada
por soldados y policías vestidos de civiles para la ceremonia y varios
miles de “acarreados” del Estado de México en más de doscientos camiones
que saturaron casi todo el “Centro Histórico”.
El Jefe de Gobierno del Distrito Federal rindió el Primer Informe de su
gestión estrenando nueva imagen. ¡Luces, muchas luces! ¡Patrullas,
muchas patrullas! El anuncio de más luces y mas patrullas pero ningún
anuncio de que se van a acabar los baches que nos están acabando los
riñones. Ningún anuncio de que la Metrópoli estrene imagen, limpia, sin
basura, ni paredes pintarrajeadas por los invisibles “grafiteros”.
Ninguna escuela en construcción ni construida en las Delegaciones.
Ninguna Clínica para los pobres… ”defeños”. ¡Otra vez será!
El desfile militar de cerca de veinte mil “hombres”, y un despliegue de
tecnología castrense para la destrucción y matanzas, tuvo un brillo
especial. ¡DESFILARON SIN MASCARAS!
¿Qué más nos espera? Las calamidades que nos aquejan son tema sempiterno
de los Diarios. y acres críticas del inconmensurable INEGI.
¡ESPEREMOS! ¡SE ACABARON LAS FIESTAS PATRIAS!
¿QUÉ SIGUE?
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