Índice Político
En un artículo que no se publicó en su momento –la
prensa francesa caía redondita en brazos del III Reich–, Albert Camus
escribía palabras que en México, ahora, vienen como anillo al dedo: “Es
difícil evocar hoy la libertad de prensa sin ser tachado de
extravagancia, acusado de ser Mata-Hari o siendo convencido de que eres
sobrino de Stalin”.
Cierto. La verdadera libertad de prensa hoy se sataniza.
Se le cierran las puertas de los medios, pues en ellos sólo caben
plumas y voces alineadas –y por supuesto alienadas– que están lejos de
practicar lo que el propio autor de El Extranjero define como “los cuatro mandamientos del periodismo libre: lucidez, desobediencia, ironía y obstinación”.
Tolerar la censura o salir con la frente en alto a la
calle son hoy, aquí, las opciones de quienes intentamos ejercer ese tipo
de periodismo. El único, desde mi punto de vista.
Y quien no la tolera, quien ha salido de los medios
varias veces, siempre con la frente en alto, es Manú Dornbierer, quien
apenas este último sábado sufrió la censura a uno de sus textos.
Lo relata la admirada colega:
“En mi artículo del 21.9.13: “Septiembre negro SOBRE México”, el siguiente párrafo no apareció en diversos periódicos que publican mi columna Satiricosas:
“‘Se trata de las casas LAS CASAS FEO o GEO,
como descaradamente se llaman. Otro negociazo priista, encargado a
¿quién creen? Pues al yucateco, eterno vividor del presupuesto, que es
hoy presidente de la Cámara de Senadores, Emilio Gamboa. Por cierto,
informan de Yucatán que están llegando millares de ciudadanos chinos a
ocuparse de sus negocios aunque en la península el desempleo es
fuerte’.”
Punto y aparte, Dornbierer da cuenta de su posición frente a la censura:
“A lo largo de los 40 años de editorialista, cumplidos
en este 2013, luché denodadamente contra la censura y muchas veces fui
despedida de diarios, de estaciones de radio y hasta de la TV por no
querer vender cuando menos mi silencio. Pues sigo igual.
“Hoy el ocultamiento de la información sobre la
responsabilidad de Emilio Gamboa Patrón en las trágicas inundaciones del
Acapulco Diamante que repercuten sobre toda una gran región amén del
puerto mismo, es motivo de este escrito.
“El dato duro enunciado más arriba en cualquier país
hubiera causado cuando menos un connato de investigación. En otros más
democráticos, el desafuero del hoy senador Gamboa Patrón y su
consecuente juicio político.”
EGP, ENTRE “LOS INTOCABLES”
¿Fue Emilio Gamboa quien mando a quitar el párrafo del
texto de Manú que, por certero, le resultaba molesto? Personalmente, no
lo dudo.
Dornbierer envía su texto semanal con mucha
anticipación. Más de uno de los editores debió comunicarse con el nocivo
yucateco y avisarle del “golpe” que se le asestaba. Gamboa, entonces,
habría movido influencias, compadrazgos, hasta sociedades para que ese
fragmento del texto no se hiciera público. Como si la sociedad no
supiera la enorme corrupción que envuelve al ágrafo y alecto yucateco.
Sucedió exactamente así con uno de mis textos a publicarse el anterior lunes 16.
Un editor infidente y seguramente beneficiario “por debajo del agua”
del gobierno de la capital nacional, alertó a los funcionarios de prensa
del GDF para que éstos me pidieran que retirara una información ahí
contenida. Llegaron incluso al chantaje. El infidente no publicó la
columna, sino una muy anterior. El resto de los editores se
solidarizaron y la publicaron tal cual.
Manú no corrió la misma suerte. Porque Gamboa es parte
de “Los Intocables” en la mayor parte de los medios cuyos editores,
cuyos periodistas, ni siquiera saben quién fue Camus. Editores y
periodistas que mantienen con Gamboa –también por debajo de la mesa–
relaciones corruptas.
La censura, empero, es contraproducente. Lo que se quiere esconder o tapar, siempre sale a la luz.
Hoy, cada vez más contribuyentes y electores saben de
las corruptelas de Gamboa Patrón, porque –como bien dice René Avilés
Fabila en su revisión histórica al periodismo en México,
“hoy nos enfrentamos día a día a la exigencia popular, expresada lo
mismo en Chiapas que en Baja California o en Guerrero y Oaxaca, sin
olvidar la ciudad capital. Es por ello que los medios deben participar
todavía con mayor fuerza. Hay que dejar de lado filiaciones partidistas o
hacerlas menos evidentes, que el interés fundamental sea cada uno de
los mexicanos y no los partidos políticos y principalmente la
presidencia de la República, pues no por el hecho de serlo cuenta con la
razón. De lo contrario, los diarios seguirán teniendo menos lectores,
las formas más estúpidas de la televisión triunfarán, los programas
radiofónicos más enajenantes dominarán y de esta manera los medios no
serán una gran aportación al cambio democrático que desea una sociedad
que ha padecido por años la supeditación a un solo partido político y al
autoritarismo presidencial en turno. Y, lo más importante: en tanto no
se acabe la censura y quede una razonable e inteligente libertad de
crítica a los personajes públicos y a las situaciones que lo ameritan,
no podremos avanzar como sociedad y menos aún como nación.”
Y usted coincide, ¿no es así?
Índice Flamígero: Muy a tono, la colaboración espontánea de don Alfredo Álvarez Barrón, pues se intitula Los Agrachados: “Resulta muy difícil tomar partido en un conflicto ajeno y el cual, como los toros, observo de lejecitos,
pero después de platicar con un maestro del SNTE, ciudadano ejemplar
con más de 25 años de trayectoria académica, mi visión es un poco más
clara; la pregunta era inevitable: ¿qué opina de los maestros de la
CNTE?; la respuesta, directa y sin rodeos fue toda una revelación:
‘Tienen razón, ellos están defendiendo los derechos de quienes no nos
atrevemos a alzar la voz’. ¿Y ahora a quién le hago caso, a los
empleados de Televisa o a los maestros disidentes?, que cada quien saque
sus conclusiones, pero hay algo en lo que coincido plenamente con el
maestro Raúl: en un país donde los medios de comunicación se encargan de
desvirtuar cualquier acto de protesta social, en donde el voto se
cambia por una tarjeta de Soriana y en donde se asiste a eventos patrios
a cambio de una torta y un refresco, los maestros de la CNTE, con todo
su dolor a cuestas, son una especie en peligro de extinción”. Y con su
firma El Poeta del Nopal: “Cuando la señal de alarma / enciende los
focos rojos, / emergen , como rastrojos, / los periodistas sin alma / y
todo vuelve a la calma / según el antiguo rito, / si para pegar el Grito / utilizan acarreados, / en un país de agachados / la dignidad es un mito.”
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