viernes, 25 de julio de 2008

MENTIRAS Y CORRUPCION

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Enredo petrolero
Pablo Gómez
pgomez@milenio.com

Los foros de discusión sobre la reforma petrolera fueron una completa derrota de Calderón y sus pretensiones privatizadoras. Los defensores de las iniciativas del gobierno no expusieron argumentos de Estado sino sólo puntos de visa empresariales. Calderón ha dicho que quiere aumentar rápido la renta petrolera pero no dice cómo y ya que no existen otras maneras de lograrlo más que con un aumento de la extracción, un incremento en el precio o una disminución de los costos, nos quedamos sin saber qué se quiere hacer en el gobierno sobre estos tres temas.

Los dos grandes asuntos del proyecto de Calderón son la refinación privada y los contratos de contraprestación determinable, acompañados de un raquitismo presupuestal en Pemex y unas nuevas formas de financiamiento directo. Todo por completo inconstitucional.

Al día siguiente de la terminación de los debates en Xicoténcatl, el PRI presentó su proyecto, el cual no abarca el tema del presupuesto, es decir, de la capacidad de Pemex de usar sus ganancias industriales. En cambio, los priistas proponen que la nueva refinación la haga un organismo público, creado por decreto presidencial, que sea filial de Pemex pero al margen de las normas de adquisiciones y obras públicas. Esto último no lo admite la Constitución. Y en cuanto a desmembrar Pemex, el único argumento es que hay que refinar crudo con otro contrato colectivo pues el vigente es muy oneroso. Las industrias petroleras están integradas en todo el mundo, ¿para qué desintegrar la nuestra?

Otro punto del PRI es que, en lugar de contratos de pago determinable, se permita contratar a Pemex con privados mediante cláusulas de premiación. ¿Para qué querría Pemex aumentar el pago a sus contratistas? Se supone que si un contrato está bien hecho no admite más que multas por retrasos u otras violaciones, pero nunca premios. Adelantar el término de entrega de una obra, lo único que demostraría es que el proyecto estaba mal hecho porque se podía realizar en menos tiempo. Se dice que el pago puede ser mayor si los costos se incrementan, pero eso siempre se ha podido hacer mediante un contrato nuevo, siempre que el firmado lo contemple.

Calderón no quiere una paraestatal independiente –propiedad de Pemex— para producir gasolina, sino a las trasnacionales. ¿Aceptará el gobierno la propuesta del PRI con tal de empezar a desintegrar a Pemex? Puede ser. De lo perdido, lo que aparezca.

En cuanto a los contratos, las trasnacionales no quieren premios sino ganancias procedentes de la riqueza petrolera. Tal vez algunas podrían admitir los premios siempre que éstos estuvieran vinculados a la riqueza de los pozos y, con ello, llegaríamos a lo mismo nada más que en forma oculta.

Si el gobierno aplicara una política petrolera inteligente y patriótica, no se necesitarían cambios legislativos, aunque algunos de ellos, bien hechos, podrían mejorar la capacidad operativa de Pemex y dar seguridad a éste para llevar a cabo la planeación. El problema de la corrupción y del sindicato también podría encararse. Sintonice este mismo canal el próximo viernes para ver algo de esto.

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