Los espías de Gobernación y el reportero
Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
El espionaje de Gobernación-CISEN-Los Pinos nada tiene que ver con la seguridad ni del país ni del Estado y menos, mucho menos, de la sociedad o no estaría de cabeza y viviendo en la zozobra la mayoría de los mexicanos, víctimas directas de las delincuencias y la lucha a muerte de los narcotraficantes, más que entre ellos en la disputa de sus cotos comerciales, contra el gobierno calderonista y hasta ahora la estrategia fallida de militares, soldados disfrazados de policías y agentes de la PGR, en la ya casi derrota calderonista.
Y, en consecuencia, la nación sufre y paga los costos con lo que es un baño de sangre que siembra de miles de cadáveres al territorio, desde la capital, asiento de los tres poderes federales, hasta toda la geopolítica de la mitad al Norte con la explosiva frontera.
Más ocupados en cómo sobrevivir, tras la pírrica victoria electoral que hundió al calderonismo en la ilegitimidad rozando la ilegalidad, los panistas de viejo cuño, los neopanistas oportunistas y los pseudopanistas en los cargos, enfocaron al CISEN para espiar a sus adversarios políticos e incluso a sus compañeros de viaje, para sondear las posibilidades del chantaje, soborno y otros medios de “ablandamiento” para sacar adelante la privatización de PEMEX y con los multimillonarios ingresos petroleros, volcarse a inversiones aparatosas en vísperas de las elecciones intermedias, como lo declaró desde Shanghai, China, el inquilino de Los Pinos.
Al abortar el espionaje de Mouriño-CISEN, desde el ala priísta que ha facilitado la permanencia calderonista-panista, en su papel de partido-puente, está claro que ha sido para evidenciar la traición mouriñista y cuyo personaje central busca reposicionar tras la descalificación vía la corrupción, acarreando más problemas a Calderón, en lugar de con eficacia política y administrativa implantar soluciones.
Y, para colmo, ese mismo espionaje asaltó, con sus policías, las oficinas del reportero Jorge Torres quien ha publicado lo que, en su periodismo de investigación, halló del espionaje del CISEN y una empresa privada (conectada con la presidenta del PAN en la capital del país) contra los actores en el Senado y Cámara de Diputados.
El martes 8 de este mes, tras que Jorge Torres, en su trabajo de reportero estaba ausente de sus oficinas, éstas fueron asaltadas (El Universal: 11/VII/08). No pudieron ser más que los del CISEN, por órdenes de Gobernación.
Y es que ya entrados en gastos y aferrados a su justificación de que actúan como aparato de “inteligencia” (pero muy tontos, porque fueron pillados detrás de la puerta escuchando) fueron a esculcar archivos y computadora del periodista.
Además de exhibir a los espías calderonistas, como torpemente bisoños, evidenciaron que no pararán y espiarán impunemente. Está encima del panismo-calderonista una nueva crisis política, al estilo de las burradas foxistas: el enfrentamiento con el Congreso volando puentes para las transacciones.
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