¡¡Exijamos lo Imposible!!
Escalofriante estrategia reaccionaria
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Fueron
asesinados, el mismo día pero en diferentes lugares, dos diputados
locales del PRD. Uno en Oaxaca y el otro en Michoacán. Sin mayor
análisis podría decirse que se trata de una provocación orquestada por
un solo autor intelectual, con el propósito de crear un clima de zozobra
en el país, que contribuya a frenar la escalada de protestas sociales,
en ascenso por la movilización de los maestros de la CNTE. Se pueden
calificar como crímenes políticos, cuyo objetivo es amedrentar a fuerzas
democráticas y obligarlas a deponer su actitud opositora al proyecto
reaccionario de la derecha en el poder.
México atraviesa por una etapa de indefensión ante los embates de una
minoría que se siente obligada a pasar a la ofensiva, toda vez que el
gobierno de Enrique Peña Nieto no parece dispuesto, hasta el momento, a
reprimir a las fuerzas progresistas decididas a seguirse oponiendo a la
imposición de reformas abiertamente antidemocráticas. Debido a ello,
como lo demuestra la experiencia histórica, grupos de choque al servicio
de la oligarquía hacen acto de presencia en busca de dos objetivos
concretos: estimular al ala más reaccionaria del gobierno a reprimir a
los maestros disidentes, y meter miedo a la gente para que se desista de
participar en acciones de protesta.
No es casual que los dos hechos sangrientos hayan ocurrido en las
entidades federativas que más se han distinguido por su activismo
político. Lo evidente es que se fortalece una realidad angustiante,
propia de momentos críticos como los que atraviesa México en la
actualidad. No hay una mínima voluntad del grupo en el poder de gobernar
bajo reglas democráticas, así que no tiene empacho en abrir espacios a
la violencia, aunque ello derive en ampliar condiciones
prerrevolucionarias, como es obvio que lo están haciendo. Es lo único
que puede hacer para seguir adelante en su estrategia reaccionaria, a
fin de asegurar su hegemonía sobre la sociedad mayoritaria.
Al momento de escribir estas líneas no había trascendido información
sobre el encuentro entre el secretario de Gobernación, Miguel Angel
Osorio Chong y los principales dirigentes de la CNTE. Sin embargo,
podría decirse que, si finalmente se llevó a cabo, a nada concreto se
pudo haber llegado, porque las posiciones de ambos interlocutores es
irreductible. El gobierno federal no tiene una mínima disposición a
negociar nada con grupos disidentes, mucho menos con los maestros, a
quienes quiere ver derrotados para sentar un precedente y demostrar que
tiene la fuerza necesaria para seguir adelante con su estrategia
neoliberal y entreguista.
La dirigencia estatal del PRD en Michoacán afirmó en un comunicado:
“Michoacán es un estado sin seguridad, sin gobierno y sin ley. Exigimos
la inmediata detención de los asesinos de Osbaldo Esquivel Lucatero”. Lo
mismo podría decir la dirigencia estatal de dicho partido en Oaxaca,
donde fue asesinado Everardo Hugo Hernández Guzmán. Con todo, esta
situación de inseguridad puede hacerse extensiva a muchas partes del
país, porque se trata de una política concebida para crear condiciones
que favorezcan el uso de la fuerza del Estado, y así justificar la
represión como mecanismo “legítimo” para abatir el descontento popular.
Como en realidad no hay Estado de Derecho, el grupo en el poder no tiene
empacho en hacer uso de su aparato represor, pero previamente busca
crear condiciones que no lo distancien más de la población, y
particularmente de las clases medias, a las cuales se amenazó con el
cobro de más impuestos, aunque sólo para desistir más adelante de tal
propósito como un acto de comprensión hacia ellas, a fin de ganarse su
apoyo. No es coincidencia que el PAN y el PRD estén en contra de tales
gabelas, sino un plan concertado con el PRI para hacer creer a la
ciudadanía que el Pacto por México es un mecanismo necesario y útil.
Lo evidente es que el país avanza hacia la consolidación de un estado de
cosas muy lamentable, porque la clase política en el poder no quiere
actuar como debiera para evitar que la sociedad nacional se siga
hundiendo en el pantano de tanto mal social, producto de un sistema de
gobierno corrupto y plenamente al servicio de una minoría cada vez más
voraz y excluyente. Por lo pronto lo único que cabe esperar,
desgraciadamente, es mayor zozobra, más crímenes políticos, más pobreza y
desempleo.
(guillermo.favela@hotmail.com)

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