La Jornada
Guerrero: negligencia y responsabilidad
El arribo simultáneo de los meteoros Manuel e Ingrid
al territorio nacional ha arrojado en pocas horas un daño
particularmente severo y de alcance nacional. A la afectación de más de
millón y medio de personas por las lluvias registradas en 19 entidades
del país se suma la pérdida irreparable más de medio centenar de vidas
humanas a consecuencia de inundaciones y deslaves, con saldos todavía
incuantificables. Particularmente desastrosa ha sido la devastación
ocurrida en Acapulco, Guerrero, y en sus localidades conurbadas, donde
el paso del primero de esos meteoros ha derivado hasta ahora en una
treintena de muertes y provocó la suspensión del suministro eléctrico y
telefónico, además de la incomunicación aérea y por carretera durante
varias horas.
En dicha perspectiva, situaciones como la que enfrenta Acapulco ponen al descubierto acciones humanas e ineptitudes, imprevisiones, historias de lucros desmedidos y actos de corrupción. Los fenómenos naturales son, por definición, inevitables; pero sus consecuencias desastrosas están estrechamente relacionadas con un orden social que coloca a los sectores más pobres de la población en terrenos con riesgo de deslave o inundación, en las zonas sísmicas y en las rutas de los ciclones, sin contar con edificaciones capaces de resistir el embate de los fenómenos geológicos y meteorológicos.
Es significativo que ese sector de la población, a cuya labor se debe que el país se mantenga a flote incluso en situaciones de emergencia nacional como la actual, sean recurrentemente colocados en la condición de víctimas por el modelo económico vigente, ya sea mediante afectaciones a sus derechos laborales –como las consumadas con la pasada reforma a la Ley Federal del Trabajo–, la pérdida de puestos de trabajo y las campañas de linchamiento en contra los sectores que se movilizan para protestar por tales circunstancias.
Sería pertinente y deseable que las autoridades ponderaran el valor que tienen los grupos involucrados en las labores de recuperación de las zonas siniestradas, en el entendido de que sin ellos los gobiernos de todos los niveles se verían rebasados y las consecuencias desastrosas vinculadas con los fenómenos naturales se multiplicarían.
Por lo demás, y con independencia de los avances realizados, la contingencia inmediata demanda una solidaria respuesta de la ciudadanía para auxiliar a los damnificados por Ingrid y Manuel, así como un esfuerzo gubernamental para garantizar que dicha ayuda fluya en forma eficiente y llegue efectivamente a quienes la necesitan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario