¡¡Exijamos lo Imposible!!
La batalla por el Zócalo
Finalmente, la estrategia del Gobierno Federal de no tomar en cuenta las
opiniones y protestas de miles de maestros de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación en contra de la Reforma Educativa y sus
tres leyes secundarias derivó en un acto de fuerza, de represión, cuando
más de tres mil 500 policías federales, apoyados por tanquetas,
desalojaron a los profesores que se mantenían en plantón en el Zócalo de
la Ciudad de México / El operativo de desalojo derivó en una serie de
enfrentamientos de maestros y jóvenes anarquistas con los uniformados,
quienes utilizaron gases lacrimógenos y chorros de agua lanzados por las
tanquetas / Se reportó un saldo inicial de 31 detenidos, 50 heridos
leves y 15 policías federales lesionados
MEXICO, D.F., 13 de septiembre (APRO/AP/UNIVERSAL/NOTIMEX/EFE/AFP).-
Cientos de policías federales tomaron el viernes el control de la plaza
principal del centro histórico de la ciudad de México y replegaron a
miles de maestros que la habían tomado hace varias semanas para
protestar por la Reforma Educativa y sus tres leyes secundarias, que a
consideración de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación y otras fuerzas magisteriales atentan contra sus derechos
laborales y no abordan la verdadera problemática de la educación en
México.
En una dramática reafirmación de la autoridad después de semanas de
afectaciones prácticamente diarias de los maestros en la capital del
país, el desalojo se produjo entre algunos enfrentamientos en los que
salieron a relucir palos, piedras, gas lacrimógeno y chorros de agua
lanzados desde vehículos policiales.
El desalojo de los maestros del Zócalo ha sido uno de los mayores
despliegues de la Policía Federal en la Ciudad de México, comparable al
del 1 de diciembre pasado.
El número de personas detenidas tras el ingreso de la Policía Federal al
Zócalo capitalino es de 31 personas. Las autoridades federales
mencionaron que la cifra de detenidos puede ir aumentado en las
siguientes horas.
Mencionaron que además de estas personas, que fueron detenidas por
elementos de la Policía Federal en distintos hechos, falta el reporte
que la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF)
entregue sobre las personas que fueron aseguradas por elementos
capitalinos.
El comisionado nacional de Seguridad, Manuel Mondragón y Kalb, informó
que participaron alrededor de tres mil 600 elementos de la Policía
Federal y que de los detenidos ninguno es maestro. El funcionario agregó
que se registraron también 15 policías lesionados leves. Otros
reportes, entre ellos de la Cruz Roja, dan cuenta de al menos 50
personas heridas, ninguna de gravedad.
Detalló que las personas detenidas fueron remitidas al cuartel de la
Policía Federal en Iztapalapa, donde se ubicó un Ministerio Público
Federal que deslindará responsabilidades y el origen de dichas personas.
Destacó que el ingreso de los elementos federales fue sin armas de
fuego, sólo con escudos, gases y agua. Fueron “acciones perfectamente
aceptadas en el reglamento del uso de la fuerza y que son sin duda armas
no letales”.
Preludio
Todo comienza la noche del jueves. Apenas ha caído el sol y un rumor
empieza a propagarse por la Ciudad de México: los maestros de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han
aceptado abandonar el plantón del Zócalo capitalino para permitir el
Grito de Independencia.
Los medios de comunicación comienzan a mostrar imágenes de profesores
levantando carpas y enseres… Sin embargo, no han pasado cuarenta minutos
del anuncio cuando se descubre que el retiro sólo implica a los
profesores de las secciones 9 (DF) y 18 (Michoacán). La número 22
(Oaxaca), que es la más numerosa y aguerrida, continuará en la Plaza de
la Constitución.
Las llamadas y reuniones entre integrantes del gobierno federal y de la
Ciudad de México no se hacen esperar, afirman políticos cercanos a las
negociaciones.
Y toman una decisión: el miércoles desalojarían a los disidentes. Las
órdenes comienzan a fluir hasta los mandos policiacos: la Federación
estaría al frente del operativo (en última instancia, la seguridad del
DF sigue estando a cargo del gobierno federal) y los agentes capitalinos
colaborarían.
Primer acto
A las seis de la mañana los policías están listos y se dirigen al
Zócalo. Una hora después el aumento en la seguridad es notorio, así que
los profesores organizan pequeñas patrullas que recorren las calles
aledañas al Zócalo, con el fin de investigar qué ocurre. A las ocho de
la mañana ya no hace falta indagar nada: los policías federales ya están
en la zona y el cerco comienza a formarse. El día pinta negro para los
manifestantes: las nubes de lluvia, los helicópteros policiacos y el
desalojo federal los acechan.
A las 11 de la mañana, algunos profesores de las secciones 9 y 18 que no
habían partido la noche anterior se van rumbo al Monumento a la
Revolución. Paralelamente, las tensiones dentro de la sección 22
—existentes desde hace al menos dos semanas— comienzan a evidenciarse:
mujeres con niños y hombres que tienen ahí a su familia proponen
retirarse voluntariamente, para evitar un enfrentamiento. No obstante,
buena parte argumenta que el movimiento aún no ha conseguido sus
principales demandas: derogar la reglamentación secundaria de la reforma
educativa y entrevistarse con el presidente, Enrique Peña Nieto. Por lo
tanto piden resistencia a sus compañeros. Esta postura prevalece: se
quedarán, pero sin prohibir la salida a quien desee irse.
Para defenderse, organizan equipos que cubrirán diversas entradas al
Zócalo (particularmente la avenida 20 de Noviembre) mediante barricadas.
Es mediodía y con los bandos en sus posiciones, el Sistema de Transporte
Colectivo Metro cierra la estación Zócalo. Los negocios circundantes
también bajan las cortinas. Los transeúntes evitan esas calles. Lo único
que el gobierno del Distrito Federal ha ofrecido hasta el momento es
una mudanza de plantón, sea a la plaza de Santo Domingo o al Monumento a
la Revolución.
Entonces, si alguien tenía una duda, la Policía Federal hace el
movimiento que patentiza su plan: llegan tanquetas de agua, autobuses y
camionetas tácticas. Habrá desalojo y la Federación lo encabezará. Todo
depende de una orden.
La CNTE se hace fuerte en la Plaza de la Constitución, con tubos, palos,
tanques de oxígeno y gas. Toman incluso dos de las excavadoras que
estaban ahí, como parte de una obra de remodelación en las calles
adyacentes a la plancha. Faltan minutos para las dos de la tarde.
De pronto, poco a poco, los agentes federales comienzan a avanzar, como
en cámara lenta. Golpean con el puño sus escudos y el piso con sus
botas. El cerco se estrecha por 5 de Mayo y 20 de Noviembre, por Tacuba,
por República de Brasil y Palma. La policía capitalina cubre la
retaguardia.
“¡No queremos represión, no queremos represión!”, gritan los profesores,
pertrechados y, algunos, embozados. Comienza a difundirse que grupos
anarquistas, del Sindicato Mexicano de Electricistas y estudiantes están
ahí, dispuestos a luchar con los profesores.
Los manifestantes prenden fuego a sus trincheras de 20 de Noviembre y Palma. La Policía observa, lista para avanzar.
Segundo acto
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