La Jornada
Ocupación policiaca: fracaso institucional
El desalojo efectuado
ayer por elementos de la Policía Federal en el Zócalo capitalino, en
donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)
mantuvo durante semanas un plantón en protesta por la reforma educativa,
coloca el conflicto magisterial en la ruta de un agravamiento
indeseable y exhibe una institucionalidad política inoperante: lejos de
continuar en busca de una salida basada en el diálogo y la negociación
con los inconformes, las autoridades han optado por el uso de la fuerza
pública, con las consecuentes cuotas de violencia, criminalización y
barruntos represivos, elementos que se presentaron ayer mismo en las
calles del centro de esta capital.
reformas estructuralesimpulsadas por el actual gobierno –no sólo la educativa, sino también la energética y la hacendaria–; la consumación de injusticias como la cometida contra el indígena tzotzil Alberto Patishtán, y en general, la continuidad de un modelo económico insostenible desde el punto de vista social. El que el gobierno decida recurrir, en esa circunstancia, al uso de la fuerza pública para disolver una de las manifestaciones de descontento es un claro mensaje de advertencia para el conjunto de ciudadanos inconformes, y refuerza los temores de que el país asiste a una restauración del pasado autoritario.
México es un país en paz y armonía social, señaló ayer el presidente Enrique Peña Nieto, y dicha frase, contrastada con la imagen de la mayor plaza pública del país ocupada por efectivos federales y tanquetas antimotines, constituye un botón de muestra del divorcio creciente entre el discurso oficial y la realidad. Los hechos de ayer reflejan un país conducido hacia escenarios de peligrosa explosividad social y una institucionalidad incapaz de resolver conflictos más que mediante el empleo de la fuerza.

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