Pancartas en inglés, francés, alemán y hasta en ruso lanzan sus mensajes
a una prensa internacional que para muchos es el último reducto de
exhibición del fraude que se ha gestado. Dos jóvenes con máscaras, sobre
la avenida Juárez, portan un cartel informativo. Es un mensaje del
colectivo Anonymous a todo el mundo. Foto: Jenaro Villamil
¡¡Exijamos lo Imposible!!
“La presidencia no se compra”, estampas de la tercera #MegaMarchaAntiEPN¡¡Exijamos lo Imposible!!
Jenaro Villamil
Han transcurrido tres semanas de los
comicios presidenciales del 1 de julio y el malestar ciudadano por el
resultado, el proceso poselectoral y las trampas y delitos que afloran
no ha disminuido. La batalla cívica se enfrenta a la batalla jurídica.
La insurrección moral contra el discurso de “nada se puede comprobar” y
nada se puede invalidar.
Por más que exista una operación
mediática para minimizar el impacto de las movilizaciones, para inducir
ahora la “infiltración” del movimiento #YoSoy132 o para revivir a Diego
Fernández de Cevallos –primera plana en Milenio Diario y sus
noticiarios- para atacar a López Obrador por “violento”, la realidad es
que las movilizaciones se gestan de manera intensa y desde redes
horizontales difíciles de romper con el discurso oficial o desde un
aparato de opinión pública, herido de muerte en su credibilidad.
He aquí una selección de estampas e
imágenes, a manera de una crónica de la tercera megamarcha “contra la
imposición” y antiPeña Nieto que se registró en la Ciudad de México, y
las réplicas en otras 30 ciudades del país.
No a la Imposición
Una palabra se distingue entre las
mantas más grandes de los contingentes variopintos que llegan desde Los
Pinos al Angel y marchan sobre la Avenida Reforma hasta el Zócalo
capitalino: “No a la Imposición”.
Imposición es una palabra fuerte, que se contrapone al de “elección” y se emparenta con el fraude.
En el rechazo a la imposición se deja
abierta aún una rendija para que el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación realice su trabajo. Pero no hay ilusiones. La
mayoría de los más de 80 mil manifestantes de la Ciudad de México intuye
que todo el aparato institucional va hacia la Imposición.
Un hombre disfrazado de orangután
sintetiza así su mensaje al tribunal: “No te vendas como el IFE”. Una
combi, adornada con corcholatas de refrescos, en colores vivos y
llamativos, se transforma en una instalación rodante en contra de la
imposición. Los colectivos de Morena Cultura, Arte por la Izquierda, y otros muchos también tienen un reclamo en común: “No a la Imposición”.
La Ironía que Simboliza la Molestia
Esta es la marcha de las máscaras, de
los disfraces, de los miles de pancartas y cientos de consignas que
cargan sus baterías en contra del discurso cerrado, hermético,
burocrático de las elecciones “limpias y transparentes”.
Nunca como en ésta, hay una explosión de
creativdad, de ingenio e ironía. Los símbolos del fraude están en todas
partes. Hay una “instalación” en una de las calles laterales de Avenida
Reforma para ilustrar cómo “lavaron” el dinero y las elecciones: la
tienda Soriana se vuelve un símbolo del fraude.
De nuevo Televisa funde su logotipo con
el copete y la palabra “fraude” en cientos de carteles. Un hombre
disfrazado de militar nazi, con una pancarta roja, desde la escalinata
del Angel de la Independencia, ilustra cómo los medios alineados a Peña
Nieto crean un consenso goebbeliano.
Al lado está un hombre disfrazado de
Benito Juárez, portando un lábaro patrio, mirando impasible los
contingentes que vienen desde Los Pinos.
Y una pareja se disfraza de Enrique Peña
Nieto y de Angélica Rivera para sintetizar el “verdadero matrimonio del
fraude”: el PRI y Televisa.
Vuelven las máscaras de Salinas, casi en
el mismo número que las de Peña Nieto. Y a Calderón sólo lo mencionan
como “traidor” o “cómplice” del fraude.
Mensajes Internacionales
Buena parte de los asistentes ya no sólo
le habla a los medios de comunicación mexicanos. Pancartas en inglés,
francés, alemán y hasta en ruso lanzan sus mensajes a una prensa
internacional que para muchos es el último reducto de exhibición del
fraude que se ha gestado.
Dos jóvenes con máscaras, sobre la
avenida Juárez, portan un cartel informativo. Es un mensaje del
colectivo Anonymous a todo el mundo. Otros se dirigen a Barack Obama y
muchos hacia las embajadas que han dado su reconocimiento a Peña Nieto
sin haber terminado el proceso de calificación electoral.
Incluso, el colectivo Arte por la
Izquierda marcha con unos aros olímpicos. Es un mensaje hacia Londres,
sede de la próxima Olimpiada, la próxima pasarela mediática donde habrá
resonancia de la crisis poselectoral mexicana.
“La Presidencia no se Compra”
Junto con la palabra “imposición”, ríos
de ciudadanos tienen otra certeza: “compraron la elección” a través de
todos los recursos monetarios, mediáticos e institucionales. ¿Cómo los
puede convencer el discurso burocrático del IFE, rebautizado desde hace
dos marchas como el Instituto del Fraude Electoral?
“PRI, podrás comprar la cama, no el sueño”, reza una pancarta.
“Un país de ovejas, engendra un país de lobos”, advierte otro cartel.
“¿Quién va a pagar los platos rotos de las elecciones sucias del PRIAN? Yo no”.
“La Presidencia no se Compra. No a la Imposición”, se lee en la manta más grande que marcha con los contingentes variopintos.
#YoSoy132 más Allá
En una silla de ruedas, una mujer
elegante, vestida de un verde esperanza, sintetiza en la glorieta del
Angel su sentir y el de miles:
“#YoSoy132. Es la sangre nueva que anhela un México mejor”.
El #YoSoy132 es una identidad, una
consigna y un símbolo en sí mismo. Y no se limita al colectivo
universitario que surgió hace 80 días. No se deja amedrentar por los
mensajes nada velados e intimidatorios: “el #YoSoy132 ha perdido su
pureza, ha sido infiltrado”.
¿Quién infiltró el #YoSoy132? Para el
discurso del poder, son “los violentos”: los de Atenco, los de la APPO,
los ultras, los radicales, el SME, los machetes, los pasamontañas. Es la
típica maniobra provocadora: el violento acusa a los adversarios para
justificar las medidas de fuerza.
Aquí nadie habla de violencia armada. Aquí se reclama la anulación o invalidación de unos comicios.
Aquí no han entendido que la lucha
cívica contra el fraude es una batalla cultural ganada por una sociedad
movilizada. ¿Dónde están las otras voces? ¿Los que hablan de un triunfo
“impecable”? Agazapados. Algunos porros, revestidos de legisladores,
atacan en redes sociales. Y otros, como en Oaxaca, justifican la
violencia.
La Marcha en 25 Ciudades
“El país no es como el Distrito
Federal”, solía decir el dirigente nacional del PRI, Pedro Joaquín
Coldwell para minimizar las protestas. Todo se trata de una “conjura
capitalina”.
Y por tercera vez se observó que no es
cierto. La marcha más grande transcurre en el Distrito Federal, pero en
forma simultánea en otras 25 ciudades salen a protestar en contra de la
“imposición” de Peña Nieto.
En Monterrey, ciudad castigada por la
violencia y el calor, vuelven a salir decenas de colectivos de la Plaza
del Colegio Civil a la Explanada de los Héroes.
En Guadalajara marchan con máscaras de
cochinos. Y en Toluca, el epicentro del poder peñista, también
demuestran que no serán acallados. Lo mismo en Torreón, Tijuana,
Pachuca, Mérida, Cancún, Puebla, Veracruz, Querétaro, Xalapa, San Cristóbal de las
Casas y hasta el puerto eternamente priista de Campeche.
En Oaxaca y León detienen a cerca de 30 jóvenes integrantes del #YoSoy132. En Oaxaca detienen a David Venegas, el Alebrije, integrante
de la organización Voces Oaxaqueñas Construyendo Autonomía y Libertad,
el mismo colectivo que coreó consignas contra Peña Nieto, en su
desafortunado mitin en la Plaza de Armas de la capital oaxaqueña.
En León, siete integrantes del movimiento también fueron detenidos por policías municipales.
“Quieren romper la primavera mexicana”,
dice uno de los manifestantes oaxaqueños. Quieren teñir de violencia lo
que es una insurgencia cívica contra un fraude que no termina de
documentarse.
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