Se propone regresar al Poder
Gilberto Balam PereiraPRI rechaza sólidas evidencias de fraude
A como dé lugar. Como haiga sido. Lo han repetido a la saciedad los líderes de ese partido.
El plan fue suficientemente premeditado, concebido y planeado durante seis años o más, por un reducido número de eminentes empresarios que dicen la última palabra en política, economía y seguridad con todos sus referentes naturales y lógicos, en razón de sus propios intereses que son estratosféricos. De aquí que para el logro de sus objetivos siempre han requerido una figura idónea cuyo perfil se preste al cumplimiento de los mandatos de la cúpula. Ahora toca el turno a un espécimen que fue criado desde su infancia con ese fin por su familia y amistades cercanas, Enrique Peña Nieto.
Les ha costado mucho esfuerzo, tiempo, dinero y riesgos de capacidad mental e ilustración y aún riesgos de integridad humana su selección, porque su nueva figura encopetada se ha visto envuelta en lamentables situaciones controversiales como la muerte de su esposa y la de la niña Paulette. Ya no digamos la masacre de madrugada que ordenó contra la población inerme de Atenco que ha alcanzado repercusión nacional y hasta internacional.
Los priístas son los que saben hacer lo que quieren en términos de la más abyecta política y atroz corrupción. EPN tiene la semblanza apropiada, les cae como anillo al dedo con su deshilachada personalidad de autoritarismo y deleznable mediocridad. Su gente más cercana le concerta conferencias telefónicas con figuras políticas del extranjero para luego simular que fue felicitado por éstos a causa de su triunfo. La más reciente víctima fue Clinton.
Es el tipo ideal (EPN) a ser utilizado por la oligarquía, sí, esa mafia de alta jerarquía, que sabe elegir a sus cuadros para imponérnoslos como gobernantes, por su ideología y su forma de ser autoritaria y represiva. Estos “presidentes” espurios (cero y van tres en recientes décadas) son hábiles lacayunos, leales, cumplidores, corruptos e ideológicamente neoliberales.
Por lo anterior, mis estimados, será extraordinariamente difícil, si no imposible, que los instrumentos jurídicos electorales (IFE, TEPJF), dependientes también de la cleptocracia puedan aceptar las sólidas evidencias, pruebas irrefutables, del cochinero en que priístas, IFE y oligarquía convirtieron el derecho constitucional de los mexicanos de elegir a sus verdaderos representantes.
De ninguna manera aceptarían el auténtico triunfo de López Obrador, quien ha insistido en un cambio de régimen como condición para mejorar la situación del país y de los mexicanos. A lo que se opone obviamente la mafia neoliberal.
En cambio, tanto el PRI como Peña Nieto garantizan a sus amos, lo que éstos necesitan. A diferencia, el Movimiento Progresista y AMLO los amenazan con desaparecerlos del mapa explotador. Había que cerrarle el paso a López Obrador, como lo hicieron en 2006, pero ahora con más recursos y medios.
Pero resulta que pruebas y más pruebas y datos sobre el fraude siguen apareciendo y la oligarquía y el PRI se ponen nerviosos, pero sobre todo Peña Nieto, a quien sus psicólogos y psiquiatras lo han tenido que mandar a las playas de Nayarit a recuperarse del sacudón.
Por cierto, EPN le pidió hace unos días a Clinton que lo felicitara para continuar con el cuento de las “felicitaciones” de personajes extranjeros inducidas por el interesado.
Documentos y denuncias sobre el rebase de topes de campaña, el financiamiento ilegal y hasta los indicios de lavado de dinero siguen apareciendo a la luz pública y al TEPJF. Los partidos informaron sobre el uso de 2,000 espectaculares, mientras que el IFE contabilizó 26,000, como dato aislado. Se acumulan las sospechas… Y los voceros de los delincuentes electorales, a la defensiva risible, recurren a falsos errores elementales e insignificantes en que supuestamente incurrió por su parte, AMLO en el proceso.
Los dirigentes del PRI no se imaginaron que después de la elección presidencial, muchos priístas, simpatizantes y trabajadores de la campaña de EPN denunciarían que las tarjetas que les entregaron no contenían el pago acordado por su labor en la campaña o por su voto. Los montos oscilaban entre 100 y 2 mil 500 pesos.
De acuerdo con Ricardo Monreal, los 4 millones de tarjetas Soriana prepagadas costaron 250 millones de pesos. Sumándole el monto de las facturas de Inizzio y Efra –intermediarias de Monex– se eleva parte del fraude a 358 millones 200 mil 764 pesos. Recuérdese que desde 2009 Monex es investigado por autoridades mexicanas y estadounidenses por presuntas actividades de lavado de dinero.
Pese a que se exhibieron los documentos mencionados, el IFE y el PRI niegan las acusaciones de AMLO. Pretenden defenderse como hienas boca arriba.
Los voceros de EPN insisten ridícula y cínicamente en que no hubo un solo peso de la campaña de Peña Nieto para la compra de votos a través de Monex.
Por otra parte, se observa que el sistema financiero de la campaña de Avila Villegas en el Edomex es exactamente el mismo que el presidencial de EPN porque el coordinador fue el mismo: Luis Videgaray Caso, cuyo padre Luis Videgaray Alzaga, durante los años cuarentas tomó el control de la administración pública desde el PRI. De allí el poder priísta de Videgaray Caso. Otro asesor inmediato de EPN es Jesús Murillo Karam, a quien, por lo menos cinco de los siete magistrados de la actual sala superior del TEPJF le deben el cargo de consejeros de este Tribunal. En reciprocidad, este Murillo Karam ha organizado foros senatoriales con el apoyo de personal dependiente de sus amigos magistrados del Tribunal.
En fin, por donde nos viremos mis estimados, difícil es esquivar el golpe que puede venirnos encima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario