La anulación es posible
Gilberto Balam Pereira
Miles dicen ¡no! a otro gobierno del tricolor
Participantes
en la Marcha Nacional contra la Imposición de Enrique Peña Nieto
demandaron ayer que el Tribunal Electoral invalide los comicios del
pasado primero de julio, debido a que el PRI y su candidato “incurrieron
en graves irregularidades”. La movilización estudiantil y ciudadana del
DF inició al mediodía en las inmediaciones de la casa presidencial y
continuó en el Ángel de la Independencia, en ruta hacia la Plaza de la
Constitución.
Se unieron a los integrantes de #YoSoy132, estudiantes rechazados y sindicalistas.
Por tercer fin de semana consecutivo la ciudadanía hizo suyas las calles del DF.
De Los Pinos al Zócalo un río humano desbordó Reforma y otras avenidas.
También se produjeron manifestaciones en 30 ciudades del país y algunas
de Europa. Se reportó la detención de 24 jóvenes en Oaxaca y 7 en León.
En la marcha multitudinaria de ayer en Mérida, uno de los integrantes
del Movimiento de Regeneración Nacional, Prof. Roger Aguilar, informó
que “el juicio de nulidad tiene su base en que se violó el artículo 41
de la Constitución del país, donde se establece que las elecciones deben
ser equitativas, libres, secretas, preceptos que no se cumplieron por
la compra de votos descarada que llevó a cabo el PRI.
Se rebasó los topes de campaña y se compró miles de votos en las zonas
más pobres del país mediante las tarjetas MONEX y las de Soriana; por
ello pedimos a la gente que se sume con su firma a esta petición de
nulidad”, expresó el profesor.
Indignación y dudas. Desconfianza de la población sobre la resolución de
los magistrados del TEPJF. Una solicitud de opinión se hizo a 3 mil
personas, cuyos buzones electrónicos se tomaron al azar entre los
miembros de El Foro México. Contestaron 2 mil 241: el 85% de los
opinadores aseguró que NO SE INVALIDARÁ LAS ELECCIONES.
He aquí algunas opiniones de los entrevistados:
“AMLO insiste en que su movimiento de resistencia es pacífico, pero
muchísimos mexicanos apuestan lo contrario y que núcleos de población
rebasarán el incólume carácter de pasividad de su movimiento. “Habrá
cabronazos a granel”, insiste mucha gente. “Estemos preparados para los
aumentos de los precios e impuestos de alimentos y medicinas. Esa va a
ser la reforma económica peñanietista, seguir depredando a los votantes.
Cuando esto suceda, como siempre, van a empezar a quejarse. Pero este
es nuestro México que el pueblo no se decide a cambiar. Somos
masoquistas y padecemos el síndrome de Estocolmo” (admiración y amor del
cautivo por el secuestrador dominador).
“El IFE y el TEPJF nos cuestan mucho dinero y han demostrado su total
ineficacia. Es necesario que desaparezcan y se forme un consejo
electoral ciudadano en su lugar”.
“Todo el aparato de ‘justicia’ de este país está conformado –excepciones
habrá– por corruptos. No soñemos. El golpe de Estado ya está dado y
seremos gobernados por la junta de la ignorancia y la telecracia”.
“En una verdadera democracia lo más justo sería invalidar la elección.
La imposición de la imagen de EPN por Televisa desde 2005, los miles de
millones que metieron a la campaña, la compra de votos abusando del
hambre, la pobreza y la ignorancia de la gente; esas serían razones
suficientes para invalidarla; pero las autoridades que van a calificar
las elecciones (ya lo hizo el IFE) fueron impuestas por los gobiernos
del PAN y el PRI. ¿Qué podemos esperar?”.
“El tribunal electoral no invalidará la elección, sencillamente porque
es un instrumento del uno por ciento (oligarquía) que tiene esclavizado
al país.
“IFE y TEPJF son la misma gata, nada más que revolcada, pero eso sí,
ganan como verdaderos sultanes de Oriente. Ojalá que se les pudra hasta
la conciencia, si es que tienen”.
“El TEPJF validará el triunfo del PRI; de eso no cabe la menor duda.
Pero algunos ya nos estamos organizando para la protesta, basta ver el
pacto de movilización nacional contra Peña Nieto, surgido el pasado fin
de semana en Atenco, del cual AMLO se ha demarcado. De todos modos lo
culparán de lo que suceda”.
La anulación, posible, dice el investigador John Ackerman en su más
reciente libro “Autenticidad y Nulidad”, (UNAM, 2012). Y en el texto
demuestra que fueron los partidos políticos, en 2007, los que reformaron
la Constitución para proteger sus intereses contra los dictámenes del
TEPJF sobre los procesos electorales basados en la “causal abstracta de
nulidad”. A pesar de ello, este Tribunal desarrolló una nueva “causal de
invalidez por violaciones de principios constitucionales”. Así, en el
período de 2000 a 2005 los magistrados electorales anularon los comicios
que no se apegaban a los principios constitucionales, aun cuando no se
hubiera violado alguna causal de nulidad específica según las leyes
secundarias. Este criterio plasmó una histórica tesis de jurisprudencia
sobre la “causal abstracta de nulidad” Y da como ejemplo de la anulación
de elecciones en Morelia en fecha reciente.
Este principio jurisprudencial impide abdicar de su responsabilidad de
tutelar los principios constitucionales tanto al Poder Judicial como al
Poder Legislativo.
Por tal razón, es absurdo afirmar que un juez constitucional “solamente
puede hacer valer la Constitución cuando una ley secundaria expresamente
se lo permita”. El TEPJF siempre tiene la responsabilidad de garantizar
que los comicios se ajusten, no solamente a la legalidad sino también a
la propia Constitución.
Esta facultad de revisión e interpretación constitucional, ahora opino
yo, no puede depender del capricho de jueces ni de legisladores.
Lo que pasa, insisto, es que los partidos políticos y los candidatos
normalmente hacen todo lo posible por cubrir cualquier rastro de la
ilegalidad en la que continuamente incurren.
El autor, Ackerman, no entra en conflicto con los Magistrados, por lo
contrario, les receta una amplia serie de recomendaciones para que
cumplan a cabalidad su tarea. Por ejemplo, les dice que no pueden
quedarse como espectadores pasivos, sino que “deben hacer un esfuerzo
por armar el rompecabezas”.
Por mi parte, opino también, que la población tiene duda de que estos
millonetas magistrados interpreten en forma justa y ética las leyes
electorales, porque sus elevadísimos sueldos y sus compromisos de
transas con la oligarquía y los medios, los tienen comprometidos a
inclinarse a favor de Peña Nieto.
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