Jorge Lara Rivera
La depredación padecida por el país desde el arribo de la plaga neoliberal panista a Los Pinos salta a la vista. Y aunque con su usual doble moral en sus spots digan con jactancia que “en el PAN nos gusta elegir, no imponer”, “informar, no ocultar”, “proponer, no engañar”, mienten y “eso tú ya lo sabes” pues “se nota”. La verdad es que sus “elecciones” son simulacros, farsas a las que se entregan con frenesí; pues es propio de su espurio “estilo” designar candidatos por “dedazo” (como la integración de su dirigencia nacional), nombrarlos cupularmente (el caso de “Cocoaína” Calderón Hinojosa en Michoacán es elocuente) para preservar feudos familiares de la oligarquía (hasta “encuestas indicativas” inventan para salvar del desastre a ineptos como Ernesto Cordero y Sofiíta Castro), y muy recurrente de su adulterada “democrática” convicción la práctica de infamar, manchar y judicializar los comicios donde no ganan sus abanderados, para burlar la voluntad ciudadana expresada en las urnas. La imposición, pese a lo que declaran los spots y el cuento de su génesis pretendida “pura”, forma parte sustancial de su estructura partidista donde la militancia es instrumental (“carne de cañón” como se vio en la Glorieta de la Paz).
Sobre la “transparencia” informativa de que alardean, no soporta análisis serio al evidenciar contradicciones entre su jactancia y la manera como el foxiato ocultó turbias licitaciones y adjudicación de obras (como la de la construcción del todavía inacabado megatúnel subfluvial de Coatzacoalcos, Ver., a parientes de César Nava Vázquez, los turbios negocios de los Bribriesca-Sahagún con empresarios españoles y su propio saqueo a PEMEX; las increíbles ilegalidades e irregularidades en la “Estela de Luz” y el despilfarro de Turissste y SEP en los festejos del Bicentenario). Imposible ignorar los retorcimientos a la ley en COFETEL y los turbios manejos en COFEPRIS, ni la constante embestida contra el IFAI en la presente administración para evitar que la sociedad conozca el estado de casos de corrupción y abusos que la PGR archiva (como la de la “aviadora” esposa de Javier Lozano Alarcón y la extorsión a gasolineros del Sureste por la cónyuge del titular de la Secretaría de la Función Pública, desde la Subprocuraduría de Verificación de la PROFECO), ni cifras reales resultado de la violencia e índices delictivos; qué de la lista de empresas, empresarios beneficiarios –ni los montos multimillonarios del beneficio a cada cual con la condonación de sus adeudos fiscales por voluntad del jefe del Ejecutivo, manirroto con el patrimonio ajeno (los fondos de las arcas nacionales en Hacienda) en pago al apoyo para ayudarlo a llegar “haiga sido como haiga sido”. No se puede hablar sino de ocultamiento, tras la cortina de humo del supuesto “blindaje” de la economía y el “monto histórico” de las reservas de divisas, ante la fragilidad del pesito y el aumento exponencial que el endeudamiento público, externo e interno ha tenido en el sexenio, colocando al país en grave riesgo y dependencia. Hablar el Banco de México de “crecimiento” por 4.5% y expectativas de 3.5% cuando antes del 2000 el PIB estaba en 7%.
En la misma vertiente fementida queda lo de “no engañar”: está documentado, precisamente, el propósito doloso de los montajes de operativos policiacos con la Policía Federal Preventiva, personal de la Secretaría de Seguridad Pública y de la SIEDO, preparados por Genaro García Luna; las estadísticas falseadas en materia de seguridad y de índice delictivo; cifras maquilladas sobre empleo de la Secretaría del Trabajo, Economía y el IMSS; falacias que los promocionales del Ejecutivo federal propalan saturando los tiempos oficiales (presumen eliminación y captura de mayor número de capos de los que en verdad han sido neutralizados, y se atribuyen edificación de obras del sexenio anterior –como el Hospital Regional de Alta Especialidad en Mérida, y alardean de otras que ni empiezan como la súper refinería de Hidalgo; se jactan por la construcción de miles de kilómetros de carreteras cuando en muchos de ellos en realidad sólo han dado mantenimiento o terminado su previa construcción; inauguraciones de obras que no están terminadas (como el Hospital de Aguascalientes, la reconversión de la refinería de PEMEX en Minatitlán, Ver., cuyo funcionamiento esperará al 2015 o el cacareado Seguro Popular y la cobertura universal de salud que sólo existe en papel, pues su loable fin se pervierte provocando saturación en clínicas de la Secretaría de Salud y el IMSS con consecuente deficiencia general en la prestación del servicio en aras del furor privatizador).
De su hipotético gusto de “proponer” apenas hay que mencionar las aberraciones jurídicas a que en connivencia con la venal Suprema Corte son proclives para evitar cumplir el mandato del Congreso, representante del pueblo soberano, con usurpación de funciones que corresponden al Legislativo en materia de Comercio Exterior y Energía, vía reglamentaciones, contratos incentivados, ventas directas que privatizan en la práctica a CFE y PEMEX; deformidades jurídica propias de dictaduras y estados policiacos, como el arraigo, la delación anónima, sitios de confinamiento extralegal, jueces sin rostro y esa insistencia en que se anulen garantías individuales procesales bajo pretexto de la guerra oficial a la delincuencia –impuesta con imprevisión, improvisación y necedad al pueblo, como las alzas mensuales a los combustibles– cuyo saldo sangriento y de violaciones a derechos humanos es enorme y que el régimen ha tratado de ocultar tanto en el país como en el extranjero, como ahora la Secretaría de Seguridad Pública de García Luna oculta evidencia de haber alterado, las fuerzas federales, la escena del crimen en el desalojo contra estudiantes normalistas en Guerrero. “Pero eso tú también ya lo sabes”.
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