¡¡Exijamos lo Imposible!!
Suprema Corte, incapaz e indigna de gobernarÁlvaro Cepeda Neri
Cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación atrajo el caso del
incendio en la Guardería ABC (en Hermosillo, Sonora), y se enteró de
que estaban involucrados el desgobernador Eduardo Robinson Bours
Castelo, Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo (prima hermana de
Margarita Zavala), y dos altos funcionarios del calderonismo: Juan
Francisco Molinar Horcasitas y el director del Instituto Mexicano del
Seguro Social, Daniel Káram Toumeh, entre otros, dictó una resolución
ambigua. Y a la fecha, salvo una o dos personas de menor jerarquía, los
49 homicidios de niños y 79 sobrevivientes –con huellas imborrables en
sus cuerpos y daños de por vida en las vías respiratorias–, permanecen
impunes, lo que evidencia la complicidad con la elite del poder político
que está por encima del cumplimiento de su competencia.
Hoy, los ministros de la Suprema Corte (ya no de Justicia y menos
de la Nación) han escenificado el yo acuso que el grandioso José
Clemente Orozco creó en el mural de una de las paredes del edificio que
alberga a ese disminuido tribunal, vislumbrando lo que sería la
impartición, no de justicia, sino de injusticia, en un prostíbulo.
Al confirmar la sentencia-sanción por daño moral contra el periodista Alfredo Rivera Flores, que favorece a un cacique
que controla la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo para su total
corrupción, Gerardo Sosa Castelán, la Primera Sala representó toda la
perversidad del mural (aunque la ministra Olga Sánchez Cordero puso a
sus demás integrantes un ejemplo de congruencia republicana y
democrática con su voto en contra y al presentar un proyecto favorable a
las libertades de prensa).
Se planteó a la Corte la petición de justicia en términos
constitucionales y una vez más la mayoría de sus integrantes
favorecieron a Sosa Castelán, politiquillo que hace gala de sus redes de poder tejidas desde las entrañas
más putrefactas, y que logró que le quiten en pesos, a un periodista
honrado, parte de su raquítico patrimonio. Y es que la Corte ha
impuesto, con su denegación de justicia democrática y republicana, una
grave censura a la libertad de expresión escrita.
Sánchez Cordero demostró a esos 10 ministros lo que es acatar el
principio de gobernar judicialmente en beneficio de las libertades de
prensa; éstos deben ponerse frente al mural de Orozco, que se encuentra a
unos pasos de sus oficinas, y verse reflejados desgarrándose las vestiduras
con expedientes tirados y rodeados de ratas. Es un atropello infame, ya
que no hubo una interpretación democrática a la solicitud de amparo de
Rivera Flores, contra el fallo que pisoteó sus derechos y favoreció a un enemigo de la libertad de prensa, para que sea el periodista sancionado… ¡por daño moral a un cacique de siete suelas!
Las injusticias de la Suprema Corte y los órganos judiciales del
fuero común y federal (que dan impunidad a quienes tienen poder político
y económico) acumulan un malestar social en la población que tiene
todos los motivos para insubordinarse por hambre, desempleo y abusos de
los gobernantes. Y al recibir de la cúpula judicial, del máximo tribunal
constitucional (¡cómo necesitamos uno constitucional independiente,
quitándole esa facultad a la Suprema Corte!), fallos como el aquí
comentado e impugnado, acumulan odios a sus instituciones porque no
cumplen con sus funciones ni con sus obligaciones. En el proceso de un
malestar social que explotó en revuelta y luego en la continuación de la
Revolución, el pensador, jurista, político e historiador francés Alexis
de Tocqueville (el 29 de enero de 1848) pronunció un discurso en el
que, ante funcionarios parecidos a los de la Suprema Corte, advirtió que
“la clase gobernante se ha convertido, por su indiferencia, su
egoísmo, sus vicios, en incapaz e indigna de gobernar”.
Al desechar el amparo solicitado por Rivera Flores, la Corte de los
10 ministros que no atendieron el primer proyecto que le otorgaba para
hacer valer el derecho a la libertad de prensa, y que su ponente, la
ministra Sánchez Cordero dejó a salvo con su voto en contra, apoyó a un
enemigo de esa libertad. Vivimos ante el malestar social por la
acumulación de abusos y agravios de los integrantes de los poderes
Ejecutivo y Judicial federales. Éstos ya no cumplen con sus deberes
constitucionales de gobernar en beneficio del pueblo. “Pues bien: mi
convicción profunda y meditada es que las costumbres públicas se
degradan y que la degradación de las costumbres públicas conducen, en un
tiempo breve, próximo, tal vez a nuevas revoluciones”.
*Periodista
[TEXTO PARA TWITTER: La Corte beneficia al cacique Sosa Castelán y
perjudica al periodista Rivera Flores. Confirma su degradación]
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