Los absurdos de la estupidez desideológica han llegado al extremo, en el caso de los pobres “Chuchos”, de intentar destruir el movimiento de resistencia civil. El cual ha nacido y se ha desarrollado enormemente gracias a la distancia que cientos de miles de ciudadanos han sabido hacer de los partidos políticos, convertidos en abrevaderos de corruptos y traidores que en las últimas dos décadas no han sido más que las comparsas necesarias para justificar la miseria en nombre de una “democracia” que es todo menos eso: democracia. Que nadie se equivoque.
Basta ver a Jesús Ortega o peor aún a la legisladora perredista, que asume como gobernada por un pato, es decir, a Ruth Zavaleta, para que miles de personas que han entregado un máximo esfuerzo, de su tiempo y de su vida cotidiana, a defender una idea, a defender una causa que como es evidente nada tiene que ver ni con los intereses y menos aún con las causas de Nueva “Izquierda” que están más relacionados con el enajenado confort de Washington y las ofertas del anhelado “consumo de vida americano” de la transnacional “Democracia Corporation S.A.”, del que hasta “aspiran” a ser accionistas, “algún día”, como refleja la idea del Consejo Nacional del PRD de asumir, “ahora sí”, la defensa del petróleo o del maíz, asuntos que están en la calle, a la que “Los Chuchos” han renunciado por estar ocupados en hacer del PRD lo que la telecracia les ha dicho que se espera de ellos (lo que el sistema espera de ellos, para dejar claro quién espera algo del PRD, pues millones de ciudadanos en la lucha por la defensa del petróleo, el maíz, la democracia, la justicia, el equilibrio ecológico, etc., no esperan nada de ese partido).
El país está en picada y millones de ciudadanos han emprendido de forma pacífica un último intento de revertir la espiral de violencia social que significa la implementación del neoliberalismo en México, sistema del que conviene recordar son, en muchos sentidos, tan culpables “Los Chuchos” como el salinato.
La única forma de ganarle al sistema de corrupción e impunidad que hoy incluso utiliza a los inmorales y extranjeros asesores de la campaña del miedo y el odio para ofertar el petróleo y los recursos mexicanos a los especuladores y usureros de las economías primer mundistas, a pesar de lo que la lógica y la ley vigente de nuestro país indican. No nos equivoquemos, la única forma de vencer es tener claro que mientras más lejos esté del movimiento, el oportunismo de “Los Chuchos” y de su usurpado PRD, más esperanzas de no ser traicionados por una clase política (de seudo izquierda) que hasta hoy no ha sabido más que responderle al interés del confort y el dinero estará la posibilidad de que el movimiento ciudadano construya el otro país posible.
El oportunismo anunciado por el PRD de “ponerse a la cabeza” del movimiento social, para dejar de lado “protagonismos” no es más que el anuncio de que el enemigo pretende infiltrar el movimiento y es la alerta de que los traidores tocan a la puerta. Ojalá el movimiento sepa deslindarse, antes de que sea tarde, para centrarse en el compromiso hecho por millones de hombres y mujeres libres, que han emprendido el viaje hacia la refundación del país, tarde, incluso para México.
No lo permitamos, el país merece una mejor suerte.
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