lunes, 16 de junio de 2008

LA AUSENCIA DE TODO SENTIMIENTO

¡¡Exijamos lo Imposible!!

Sobre la muerte de Karime

Mariana Rodríguez Sosa
La muerte de Karime Canto Pisté nos ha causado un fuerte impacto. Nos obliga a pensar y reflexionar acerca del deterioro de las relaciones humanas en los tiempos que vivimos. Del mismo modo nos motiva a hacer un esfuerzo de análisis para entender las condiciones que dan lugar a este tipo de acciones.
Con respecto al resquebrajamiento de los vínculos entre personas, parece evidente la ausencia de todo sentimiento afectivo en el comportamiento de Augusto Evia Osalde y Silvia Herrera Rejón, responsables de la muerte de Karime. Esta distancia emocional fue lo que les permitió elucubrar un plan macabro sin remordimientos, aparentemente, y teniendo como único móvil poder deslindarse de cualquier responsabilidad. ¿Por qué Evia Osalde no pidió ayuda médica cuando se presentaron complicaciones y era obvio que Karime requería de esa atención para salvar su vida?, ¿por qué Silvia Herrera Rejón aceptó participar o incluso sugirió el plan de deshacerse del cuerpo?, ¿por qué decidieron desnudar el cuerpo de Karime y por qué cortaron su cabello?; ¿cómo es que presenciar la agonía y el dolor de una persona no fue suficiente para querer auxiliarla?, ¿cómo es que pudieron llegar al extremo de tirar el cuerpo de una persona como si fuera cualquier cosa?
Este tipo de conducta la he visto plasmada tan sólo en películas contemporáneas cuyos personajes centrales son jóvenes. Estas representaciones están basadas en un contexto social, cultural e histórico específico, son reflejo de que algo está ocurriendo con esas generaciones; exhiben a personajes adormecidos emocionalmente, que nunca piensan en las consecuencias de sus acciones y se comportan de manera descabellada porque se sienten hastiados y aburridos. En El niño de Jean-Pierre y Luc Dardenne, su protagonista vende a su bebé sin el consentimiento de la madre y lo recupera después de que teme que ella pueda denunciarlo; nunca media una reflexión acerca de lo negativo de sus acciones, tampoco hay una toma de conciencia o se asume alguna responsabilidad. En Los amantes criminales de Francois Ozon, una chica convence a su novio de que maten a un compañero de la escuela sin ningún motivo ni arrepentimiento de por medio pero se siente sumamente afligida cuando atropellan a un conejo en la carretera e insiste en que lo entierren antes que al joven asesinado. Estos relatos cinematográficos pueden ser interpretados como la consecuencia del desgaste del sistema capitalista, globalizado y neoliberal, donde las oportunidades se van haciendo cada vez más estrechas y el consumismo y el individualismo terminan por desmoronar las relaciones humanas, provocando una sensación permanente de insatisfacción. El individuo aislado no encuentra sentido alguno sino en una serie de experiencias, en las que sus acciones carecen de límites al no contar con ninguna referencia ética. Pero, ¿qué ocurre cuando la historia no es ya ficción sino realidad?, ¿qué hacemos entonces?
A partir de la información vertida en las notas periodísticas, publicadas en POR ESTO!, es posible realizar algunas inferencias. El primer asunto es el del aborto. En la nota del 12 de junio no queda claro si Karime había decidido de común acuerdo con Evia consumir el medicamento abortivo o si fue presionada para abortar y llevada con engaños a la vivienda en la que murió (existe la versión de que él prometió que iba a presentarla con sus padres). Este punto es ahora muy difícil de determinar pero aclararía en algo si ella consideró que tenía una diversidad de opciones para elegir en la situación en que se encontraba o si estaba haciendo algo que ella no quería porque fue coercionada. El conocimiento sobre el medicamento provino de internet, indicativo de que el aborto es un asunto secreto, del que no debe hablarse porque la prohibición y el repudio social tienen un gran peso, sumado a la condena que sobre él cuelga el catolicismo.
Es cuando ocurren historias como ésta que resuena más fuerte aún lo absurdo de considerar el aborto como algo negativo. El acceso a un aborto seguro, realizado por médicos/as y en entornos confiables, es un derecho con el que debería contar —sin tapujos ni restricciones— la población femenina en México. Es la salud y la vida de las mujeres lo que está en riesgo. El argumento moral que siempre ronda el tema del aborto es sólo un medio para seguir controlando la sexualidad de las mujeres y sus consecuencias son sólo más muertes innecesarias.
El segundo punto a inferir es sobre Silvia Herrera Rejón, quien al parecer fue quien sugirió deshacerse del cuerpo de Karime. ¿Cuáles podrían ser las razones que la motivaron a volverse cómplice y partícipe de este crimen? Podríamos pensar que fue el amor que le profesaba a Evia o la envidia y los celos que le tenía a Karime, pero ninguna de estas emociones podría justificar sus acciones. Esto nos lleva a reflexionar sobre una construcción de género muy arraigada social y culturalmente: las mujeres compiten por el amor de los hombres y debido a ello, son incapaces de tener una buena relación entre ellas. Herrera parece haber repetido este mandato genérico a la perfección, pero su obediencia no nos ayuda a comprenderla o a compartir su punto de vista. Sobre todo cuando sabemos que las mujeres podemos establecer vínculos muy fuertes de solidaridad, lo que resulta por demás positivo.
El tercer y último asunto que quiero comentar es acerca del abordaje que los medios hacen de este tipo de noticia. Me sorprendió leer en la nota del 12 de junio en POR ESTO! la enumeración de los novios anteriores de Karime, el interés por mencionar que había sostenido relaciones sexuales con la mayoría de ellos y además, que tenía por costumbre chatear con varios chicos. Esta información no hace sino construir una imagen negativa de ella y podrían servir para sustentar juicios de valor del tipo “se lo merecía”. Este tipo de argumentos se asemejan a los que culpabilizan a las mujeres de una violación por el modo en que actúan, la forma en que se visten o el hecho de que salgan solas a la calle por las noches. Los medios de comunicación deben actuar con responsabilidad porque la información que ofrecen es formadora de opinión pública. La lamentable muerte de Karime no tiene nada que ver con el hecho de que ejerciera su sexualidad o con la manera en que se relacionaba con los demás.
Nada de lo que se diga en estas líneas nos permitirá comprender cabalmente las acciones de Evia y Herrera, refieren tan sólo a un deseo compartido por evitar el detrimento en que han caído las relaciones humanas; por habitar en un mundo en que las mujeres ya no tengan que morir a causa de un aborto mal practicado; por una construcción de género que conduzca a relaciones solidarias, complementarias y humanas. Entonces habremos dado un gran paso adelante.

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