martes, 3 de junio de 2008

A MANERA DE RESPUESTA

¡¡Exijamos lo Imposible!!
A manera de respuesta

Por María Teresa Jardí
Una amiga lectora me envía el siguiente correo: “Querida Tere. Después de leer tu artículo de hoy (se refiere al del domingo), me quedaron algunas interrogantes que te pido, por favor, me aclares un poco porque es de suma importancia para mí tener lo más claro que se pueda todo lo relacionado con el movimiento de resistencia que encabeza AMLO y que estamos siguiendo millones de mexicanos.

¿Aparte de la lucha por el respeto a nuestra Constitución respecto al petróleo y que, al ganarla, nos abriría el camino para obligar al ilegítimo a respetarla y echar para atrás los contratos inconstitucionalmente otorgados, qué más, como líder, puede hacer? Martha Asid.

Trataré de explicarme lo mejor posible, aclarando que elijo este medio para hacerlo porque supongo que a otros lectores probablemente les habrán surgido las mismas dudas, que a miembros de mi familia también les surgen cuando me refiero al tema.

No estoy en contra de que AMLO encabece la lucha por el respeto a la Constitución por lo que toca al tema del petróleo que se empeñan en acabar de rematar, el fascismo panista con Calderón a la cabeza, varios gobernantes estatales y ex presidentes, de lo que queda de república, priístas y panistas, apoyados por gobernantes y legisladores perredistas.

No nos engañemos. El PRD hoy no responde a lo que la nación demanda y menos aún al movimiento ciudadano que quisieran aplastar “Los Chuchos”, como si de cucarachas se tratase. Del movimiento más grande de la historia contemporánea de México, al PRD, encabezado por Acosta, sólo le interesan los votos. El PRD hoy es la misma mierda que el PAN y que el PRI por lo que toca a las cabezas. Y así como no nos queda a los mexicanos más que asumir que no tenemos policía. Tampoco tenemos partidos y mientras más pronto lo entendamos, mejor, incluso porque lo que anuncia, como crónica, la sombra macabra que se ciñe sobre el país, de frontera a frontera, que es la de la proliferación de los grupos paramilitares, que es lo que sigue en la escalada represiva del Plan México (mentirosamente llamado Iniciativa Mérida) convenientemente avalado por la Ley GESTAPO, la carencia de partidos nos plantea ser más creativos incluso para combatir el horror.

No hay posibilidad de cambio pacífico sin partidos y los que usurpan el poder no están dispuestos a soltarlo ni a dejarlo en manos de los que sólo juegan el papel de sus criados, que es lo que han elegido ser los perredistas amigos del usurpador mexicano.

Y por eso estoy convencida de que a la par que defender la Constitución, por lo que al petróleo respecta, AMLO tendría que haber llamado al movimiento ciudadano también a combatir la impunidad y la violencia, las violaciones flagrantes a los derechos humanos, las desapariciones y las ejecuciones convertidas en causa de muertes naturales, y me alarma que no lo esté haciendo, como me alarma que siga en el PRD, a pesar de lo ocurrido en la última elección.

Pero para ser sincera las luces de alerta, para mí, vienen de lejos. La primera se encendió cuando AMLO una vez nombrado, por una Convención Ciudadana, representante de más de 30 millones de ciudadanos y ciudadanas como el único Presidente Legítimo del país, no restauró de inmediato la Constitución de 1917.

Miento. La primera luz de alerta viene de antes. Se encendió en la primera Convención estatal, única a la que asistí, cuando en todas las mesas y en la discusión final los perredistas, los del PT y los de Convergencia, previamente designados, que no elegidos, como los coordinadores de las mesas evidenciaron que tenían la clara encomienda de conseguir, en la conclusión final, como propuesta, el que AMLO no fuera nombrado Presidente Legítimo, sino coordinador del movimiento. Lo que se intentó también hacer en el Zócalo, con poco éxito, porque los ciudadanos mexicanos, sabios que son los pueblos, no lo aceptaron y lo nombraron el Presidente, que, en el fondo, quién sabe si AMLO quería o no ser, pero figura, sin duda, de la que, a mi manera de ver, se ha ido apartando, para no ser. (Por razones de espacio mañana continuaré con este intento por explicarme).

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