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Rebelión en el PRI contra la reforma energética
En vísperas del inicio formal del debate sobre la reforma energética, este martes 13 de mayo, en el interior del PRI se ha gestado una auténtica rebelión, protagonizada por cerca de 30 diputados federales y una decena de senadores, contrarios a cualquier tipo de privatización en Pemex y a aceptar una reforma mínima “como moneda de cambio” para que avancen las cinco iniciativas enviadas por el presidente Felipe Calderón al Senado, destaca Proceso en su número 1645.
La oposición es frontal y se emparenta con el rechazo expresado por el PRD y los integrantes del Frente Amplio Progresista. Consideran antinconstitucionales las cinco iniciativas enviadas por el Ejecutivo federal, se oponen a la intervención de la iniciativa privada en refinerías, ductos y transporte, así como a cualquier tipo de contrato con terceros para explorar en aguas profundas.
El mismo día en que la secretaria de Energía, Georgina Kessel, y el director de Pemex, Jesús Reyes Heroles, emprendieron una desangelada, contradictoria y criticada defensa del paquete energético de Calderón ante diputados y senadores reunidos en el patio central de la casona de Xicoténcatl, en una sede alterna del Senado, el exdirector de Pemex Francisco Rojas (foto) calificó como “a todas luces inviable” la propuesta enviada por Calderón.
“En vez de fortalecer la industria petrolera y evitar su privatización –dos puntos en los que estamos de acuerdo–, lograría exactamente lo contrario”, afirmó Rojas, presidente de la Fundación Luis Donaldo Colosio, acompañado del senador Heladio Ramírez López. El exgobernador de Oaxaca encabeza un bloque de una decena de senadores priistas opuestos a la línea favorable a la apertura que representa Francisco Labastida Ochoa, presidente de la Comisión de Energía.
Rojas fue más allá en su duro diagnóstico de las iniciativas calderonistas. Afirmó que esas propuestas pueden constituir “una figura de fraude a la ley a través de leyes secundarias”. Y señaló que este caso se da “al tratar de permitir que las empresas privadas puedan refinar petróleo por medio de maquiladoras; que puedan transportarlo y almacenar refinados y petroquímicos, con una mínima participación de Pemex”.
Para el último director que estuvo ocho años al frente de la paraestatal, la reforma que pretende Calderón busca “crear una industria petrolera privada, paralela a la nacional, pero sin seguridad jurídica”. “Este sería el principio del fin de Pemex, pues sería dejar que se vaya ebanizando y sólo se dedique a tratar contratos y exportar crudos”, destaca el reportaje que aparece en la edición 1645 de Proceso.
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