Objeciones de la memoria
Martí Batres Guadarrama
Salinas y Calderón, sembradores del desastre
Antes, cuando venía, temblaba. Hoy, asentado permanentemente en el país gracias al indulgente Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari reaparece en la escena mediática y aprovecha cuanto espacio le es abierto en los medios de comunicación. No en balde, desde la Presidencia de la República aprendió, entre otras cosas, a manejar los tiempos de la política y a provocar tormentas; 1994, el año de su debacle y con él la del país en su conjunto, es claro ejemplo de ello.
No es casualidad que ahora que el señor Calderón insiste en llevar a cabo una reforma energética —a la que en su momento se comprometió el propio Salinas de Gortari con papá Bush y que fallidamente también impulsó Fox— el ex inquilino de Los Pinos busque las primeras planas.
¿Qué le interesa? Aunque parezca broma, intenta salvar lo que considera “su prestigio”.
Él, que hizo todo porque México ingresara al primer mundo, que en su opinión sentó las bases para que ello ocurriera, que estableció normas de cooperación y complicidad con dirigentes de diversos sectores del país, hoy connotados hombres de gran riqueza, no está a gusto con el juicio popular, con el juicio histórico que lo ubica como “el innombrable”.
Pero esa no es su única motivación. Está su palabra empeñada con los organismos internacionales para que la riqueza petrolera de nuestro país quede al alcance de los capitales internacionales. Las reformas legales a las que se comprometió en su momentos son las mismas que hoy sigue al pie de la letra el señor Calderón.
Y como a éste las cosas no le salen, pues qué mejor que irrumpir en la escena de los medios de comunicación, decir aquí estoy, yo tengo experiencia, sé cómo se hacen las cosas, y todavía muchos me deben favores. ¡Aprovéchenme! Lo más grave es que el señor Calderón, desesperado por su debilidad y fracasos, pretende hacer de Carlos Salinas —igual que lo hizo Fox— su asesor de cabecera.
Si Salinas es el sembrador del desastre actual, con su nueva asesoría se convertirá también en el sembrador del desastre futuro.
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