¡¡Exijamos lo Imposible!!
Plan B
Otro México posible
Lydia Cacho
Hace unos días luego de la presentación de mi libro en Madrid, España, se acercó un joven de ojos negros y luminosos. Es ministerio público de Sinaloa, está en Madrid estudiando una especialidad en criminalística. En unos meses volverá a México para seguir trabajando. Me aseguró que irá más preparado y con más ganas a trabajar para que se haga justicia, y se haga bien.
Ambos estábamos conmovidos, hacía apenas unos minutos yo hablaba de los agentes federales asesinados en los últimos días en nuestro país. Nombré a Berenice García Corral, la agente ministerial de Ciudad Juárez que fue baleada con una AK-42 en su propia casa. Berenice quiso ser policía desde niña, y su carrera la llevó al Grupo especial de delitos sexuales en la Procuraduría de Ciudad Juárez, Chihuahua. Las autoridades no saben quién la asesinó, pero las organizaciones civiles de Chihuahua que saben bien quién es quién, dicen que estaba jalando el hilo de una investigación sobre delitos sexuales que vinculaban a políticos locales y a policías.
El joven se quedó a mi lado mientras otras personas charlaban sobre la corrupción y la impunidad. Se despidió cariñosamente y se fue, como un quijote que tiene claro que hay una batalla que le espera. No me dijo su nombre, pero me quedo con la sensación de que así van por allí cientos jóvenes que estudiaron leyes o acudieron a la escuela de policía y que creen que pueden hacer una diferencia en nuestro país. Le miro mientras sube la escalera para salir del salón y recuerdo cuando conocí a Berenice hace unos meses.
Nunca es lo mismo que una persona muerta nos haya mirado a los ojos, que nos haya dicho que hace lo que se puede en una Procuraduría plagada de enemigos internos, manchada de sangre de propios y ajenos. Con un gobernador como jefe que niega la realidad, y un alcalde que borra las cruces rosas que las madres pintan por sus hijas en la ciudad. Pero, como me dijeron alguna vez un grupo de policías, no nos podemos quedar de brazos cruzados cuando están matando a nuestras hijas y vecinas, o a las amigas de nuestras hijas e hijos.
Una fuente del Cisen me decía que los grupos especiales contra el crimen organizado están conformados por jóvenes recién graduados. Eligen personas con perfiles de integridad sicológica, les dan entrenamientos intensivos y les mandan a la guerra de un estado a otro, sin previo aviso. Cuando terminan el operativo han de salir pronto, para evitar que sean asesinados por la mano vengadora de los grupos criminales, o por los cuerpos policiacos corruptos. Dice Eduardo Galeano: “La guerra asesina a los que denuncian las causas de la guerra, para que la guerra sea tan inexplicable como inevitable”.
Mi fuente se pregunta si algún día ya no habrá más jóvenes dispuestos a ser policías, si el gobierno tendrá que recurrir a paramilitares como lo hizo Colombia. Pienso en las y los periodistas asesinados, en Berenice y en quienes perdieron la vida por no venderse al mercado del mal. Yo espero que siempre haya jóvenes que crean en otro México posible.
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