¡¡Exijamos lo Imposible!!
Malos cálculos
María Teresa Jardí
Víctor Ramos, ex cura que vive en Guadalajara, me envió, entre otros documentos sobre el tema igual de interesantes, el comentario que hizo en la radio el día diez de abril pasado, es decir, hace un poco menos de un mes, a propósito de la libertad y los impuestos en la megalimosna entregada al cardenal Sandoval Iñiguez, por el gobernador de todos hoy ya conocido por su mote bien ganado de “Etilio González”.
“Ayer un alumno me hizo una pregunta: ¿Emilio, el gobernador, tuvo necesidad de dar el donativo de 90 millones para el Santuario de los Mártires, o ejerció su libertad para hacerlo? El binomio “libertad-necesidad” se ha discutido a lo largo de la historia. Para algunos se trata de dos aspectos de una misma realidad, para otros son nociones que existen por separado. En el caso de la megalimosna pareciera que se aplica más la construcción de un binomio íntimamente unido:
Emilio tiene necesidad de votos y de legitimidad para lo cual, piensa, ejercer la libertad que le da el poder y así realizar la megalimosna al Santuario. El tamaño de la necesidad parece ser la dimensión del presunto ejercicio de libertad. Lo mismo puede aplicarse, por supuesto, respecto de las donaciones hechas por el gobernador de Jalisco a Televisa y a algunos organismos de la sociedad civil. Las decisiones libres y necesitadas tienen, por supuesto, el riesgo del mal cálculo. La necesidad no siempre alienta un ánimo sereno para calcular los riesgos de las decisiones libres. ¿Qué pasaría si Emilio y su equipo se convencieran que estas decisiones en lugar de votos les traerá el repudio de la población? Es muy remoto que esto suceda, pero los pasos para evitarlo ya se están poniendo en marcha. Este es el sentido de la campaña publicitaria lanzada por personas ligadas a la jerarquía católica en la que se indica un “Sí al Santuario”. Se trata de una cortina de humo que trata de ubicar como opositores al Santuario a quienes critican la megalimosna. No hay que confundirse, la oposición a las acciones del gobernador es por financiar con recursos públicos una obra privada que no le toca hacer al gobierno de acuerdo con los lineamientos legales. Por cierto, no sabemos si Emilio González Márquez como persona creyente católica, ha aportado de su bolsillo un donativo para el Santuario de los Mártires. ¿Será que no necesita hacerlo puesto que ya lo hizo con los dineros del erario público? Si ya dio un donativo como particular y no quiere hacerlo público está en su derecho. La necesidad del gobernador por obtener apoyos va a poner sobre la mesa un tema que hasta hoy ha sido tabú. Me refiero a otra necesidad, a la de que los ministros de culto y las Asociaciones Religiosas, como toda persona física o moral, cubra los impuestos correspondientes. Habría allí una reciprocidad por mínima que fuera. Un tema que tarde o temprano entrará a debate al tratar de profundizarse la reforma fiscal, tan necesaria como la reforma de Pemex y de las instituciones públicas.
Los santos mártires son parte de nuestra historia aunque a algunos les moleste y quisieran librarse de ellos. Lo mismo pasa con los impuestos. Hacia allá puede apuntar el binomio de libertad y necesidad ejercido por el gobernador de Jalisco al hacer la megalimosna para ayudar a construir desde los impuestos un Santuario para conmemorar a los mártires de la Cristiada”.
No parece que por ahora, tan ocupados que están rematando lo que a la nación le queda, estén interesados los legisladores y menos aún el fecalismo, como es evidente, en el tema de los impuestos que los ministros de culto deben pagar. He sido testigo de la pobreza en que viven los diocesanos e incluso sacerdotes que pertenecen a alguna de las diversas órdenes religiosas cuando no se pliegan, y en ocasiones aunque se plieguen, a lo que “la sociedad” de ellos espera: perdón y servilismo. Otra cosa son las iglesias y los jerarcas de las mismas ricos, riquísimos. Ahí sí la pérdida para el fisco es a todas luces monumental.
Lo verdaderamente interesante son los malos cálculos del panista gobernador jalisciense.
Sociedad mayoritariamente católica y por ende también con una arraigada doble moral, la jalisciense, ha despertado para oponerse a la megalimosna para construir el templo cristero con dinero del erario, sumándose al movimiento ciudadano que de manera imparable crece cada día más. Los vacíos se llenan y el movimiento ciudadano parece estar destinado, en todos los estados y en todas las materias, a llenar el que deja la violenta ingobernabilidad generada por la usurpación prianista.
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