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Edomex: sangre en la casa de EPN
El Estado de México se convulsiona por la violencia. No es de hoy: lleva
ya varios años así. Pero en las últimas fechas, los criminales han
desatado una guerra que siembra cadáveres en las calles mientras las
autoridades no dan respuestas puntuales a los ciudadanos. No es un hecho
menor que se trate de la casa del Presidente Enrique Peña Nieto. Es de
allí de donde él salió para gobernar el país.
Los
datos del Edomex, así como un primer mes cubierto de horrores, dan
malos augurios sobre el nuevo gobierno, que prometió paz y seguridad
para una nación hasta la madre –citando a Javier Sicilia– por los seis
años de Felipe Calderón Hinojosa. Preocupa, sí, la violencia.
Y preocupa todavía más, si las autoridades del Estado de México intentan
que la prensa no divulgue la realidad. El 1 de enero, policías de
Nezahualcóyotl atacaron a fotógrafos que documentaban el asesinato de
dos hombres que fueron alcanzados por las balas mientras comían tacos en
un puesto callejero ubicado en la esquina de Cama de Piedra y
Barrilito, en la colonia Benito Juárez. La Policía Municipal, dijeron
los periodistas, “trató de impedir el trabajo de los reporteros gráficos
e intentó borrar las imágenes digitales”. 2012 fue el año más violento
en el Estado de México del que se tenga memoria.
Datos del diario Reforma indican que la cifra de muertes relacionadas
con la delincuencia organizada aumentó 23.3 por ciento: de los 424 casos
que se contabilizaron de enero a diciembre del 2011, para el mismo
periodo del año anterior la cifra llegó a 523 muertes de este tipo. La
casa de Peña Nieto vive una verdadera guerra: por lo menos La Familia
Michoacana, Los Caballeros Templarios y el cártel de los Beltrán Leyva
se disputan el territorio, con todo lo que esto significa.
Hay que recordar que apenas el domingo pasado, allí mismo fue baleado el
ex subcampeón olímpico de marcha Noé Hernández. Quedará ciego en el
mejor de los casos, porque todavía no es seguro que viva para contarlo.
¿Qué puede esperar un ciudadano común y corriente, si la misma vida del
secretario del Deporte del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en
el Estado de México no fue respetada? ¿Dónde están sus agresores? ¿Es
esa la justicia que debemos esperar en todo el país? La casa de Peña
Nieto y de su delfín, Eruviel Ávila, está ensangrentada.
No son buenas noticias que el Estado de México esté sumido en una
espiral de violencia. Habla de un descontrol peligroso; de una
estrategia que no ofrece resultados.
(SIN EMBARGO.MX)
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