El estudiante 132
No prendió en la UNAM la protesta de los estudiantes, como sucedió en
1968. A la mayor universidad pública del país los candidatos a la
Presidencia ni siquiera han asistido durante este tiempo de campañas.
Dicho en breve, la magna casa de estudios, con sus bandas
sobreideologizadas, no ofrece las mínimas seguridades físicas para la
conversación con personas que no comulgan con las ideas prevalecientes
ahí. De haber asistido los candidatos, podían haberlos no sólo
abucheado, sino apedreado. Me lo confirma una puma que se ha unido, como
tantos otros pumas, al movimiento #YoSoy132, Jazmín Itzel Agüeros:
Estamos reflexionando sobre cómo la UNAM se ausentó (del proceso
democrático en este 2012).
El movimiento prendió en cambio en la
Universidad Iberoamericana, sin organización previa y provocado
únicamente por la arrogancia de Enrique Peña Nieto. Primero, su equipo
llenó una tercera parte de las butacas del auditorio con acarreados
priistas. Luego, el candidato defendió el uso de la violencia por el
Estado, tratándose de un caso, el de Atenco, donde hubo violaciones de
mujeres. Luego, los priistas acusaron a los estudiantes que corearon el
repudio a su candidato de haber sido manipulados por fuerzas oscuras.
Luego, 48 periódicos filopeñistas reportaron que la visita de Peña Nieto
a la Ibero fue un éxito y las televisoras le dieron un minuto de
difusión en sus noticiarios. Por fin, cuando los estudiantes marcharon
de la Ibero a Televisa, en Santa Fe, a reclamar “el sesgo (a favor de
Peña Nieto) de la información que Televisa difunde”, Televisa reportó
esa marcha en 10 minutos y a continuación le dio 18 minutos a Peña Nieto
para declamar un discurso en que convocó al país a perfeccionar nuestra
democracia. Es demasiado tarde, opinó Saúl Alvidez, del Tec de
Monterrey campus DF. Ser el beneficiario principal de las distorsiones
periodísticas durante tres años no te califica para ser el adalid de la
transparencia.
Sencillamente no lo entienden. Es tan sencillo que no
lo entienden. Acostumbrados a la simulación, los políticos, y el
círculo adjunto de informadores y comentaristas, no logran escuchar el
mensaje de los universitarios. Están en contra de la mentira. Tan fácil.
Están en pro de la verdad. Así de fundamental. Creen que la distorsión
de la verdad es el origen del desorden moral del país. Y tienen razón.
Quieren unas elecciones donde los ciudadanos voten sabiendo por quién
votan. ¿No se llama a eso democracia verdadera?
Por jóvenes, porque
aún la frustración no les ha mellado el ánimo, porque aún las urgencias
económicas no los han forzado a ajustarse al sistema nacional de la
mentira y el eufemismo, por universitarios también, porque gozan del
privilegio de moverse a diario entre las grandes ideas, son la pureza
que puede señalar con el dedo al emperador y declarar que va desnudo.
Son la pureza que puede lanzar la primera piedra porque todavía no han
pecado. Qué tan mentiroso es nuestro sistema, qué tanto tuerce a los
adultos, que está siendo recondenadamente difícil que las personas de
más de 25 años entiendan a los jóvenes.
Primero la Izquierda ha
intentado quitarles su bandera y escribir en ella el nombre de su
candidato a la Presidencia. No es que la mayoría de ellos no vayan a
votar por AMLO: una encuesta del periódico Reforma del mes de mayo
mostró que entre los jóvenes efectivamente AMLO goza de preferencia
mayoritaria. Es que los jóvenes #YoSoy132 no quieren desaparecer al ser
incorporados a otra filiación. Luego, los medios han querido mostrarles
que son ingenuos. A ver muchachitos, esto es más complicado, les dice el
locutor de radio. O el articulista los acusa de irrespetuosos. Los
quiere con calcetines blancos y recién bañados y planchados
presentándose a la mesa de la discusión política, para que allá digan,
muy respetuosamente: El sistema político del que son parte ustedes es un
mazacote de pactos inmorales. Loret de Mola los entrevista en su
matutino y con aire jovial les dice que le da gracia que supongan un
sesgo a favor de Peña Nieto en Televisa. El país entero es testigo de
festivales televisados desde Toluca con el candidato y su familia en las
butacas y en reiterados close-ups. Reportajes de discursos sublimes por
su intrascendencia ocurridos en los pueblos de Palo Alto, Palo Bajo y
Palo Intermedio, o en el Encuentro XYZ de Europa. Tres años de
propaganda pagada por el gobierno del Estado de México e insertada como
noticia o entretenimiento, y sin la aclaración de rigor periodístico de
que ha sido pagada. ¿Y las propuestas?, les reclama una conductora de
radio. Como si les dijera: Tienen tres minutos para solucionar a México y
vamos a comerciales.
La transparencia de la verdad es abismal. La
verdad, decía Aristóteles, es idéntica a la belleza, y consiste en la
justeza entre la palabra y lo que nombra. Los universitarios tienen la
verdad de su lado este 2012. Ojalá no se dejen tragar por otros
movimientos. Ojalá los adultos no los intimiden con sus exigencias y sus
desdenes mezquinos. Respetemos al estudiante 132 y el poderoso mensaje
que viene a entregarnos en la mano. México necesita de la verdad. La
verdad es el bien común primordial, dice Saúl Alvidez, estudiante número
132.
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