domingo, 27 de mayo de 2012

Irrumpen en escena jóvenes estudiantes

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Se ve, se siente
Laura Bolaños Cadena

Los viejos comunistas insistían: No hay que perder la perspectiva. Aun en momentos que parecían justificar el mayor desánimo, mantenían su posición. Tenían fe en la humanidad. El estado de cosas no puede prolongarse por siempre, decían. Llegará el momento, pero no llegará solo; hay que trabajar para acercarlo.

Y no es que esa fe esté puesta sólo en lo que Mircea Eliade, el gran historiador de las religiones, llamó “la vigorosa utopía comunista”, utopía que como su propio nombre lo revela, es inalcanzable; pero como dijo un escritor de nuestra América: es lo que nos hace caminar.

No es comunista, ni siquiera socialista lo que se pretende actualmente con el cambio; es izquierda, en el sentido de buscar la mejoría de los sectores mayoritarios del país, ese 99 por ciento del que hablan los indignados. Es la búsqueda del bienestar que incluye no sólo derechos elementales como alimentación, vivienda, atención médica; sino algo igualmente indispensable: educación, cultura, apoyo a la ciencia.

Todo esto ligado a una posición digna en el área de las relaciones con otros países. No más sometimiento, no más entrega de los intereses nacionales al extranjero. No más corrupción. Seguridad nacional y seguridad pública. Que podamos caminar sin miedo por nuestras ciudades. Que cese la impunidad.

Estamos viendo la justificación de lo que parecía terquedad, obstinación de aquellos viejos militantes. Lo que aparentaba estar dormido, nos da la sorpresa gracias al que nunca perdió la perspectiva a pesar del panorama desalentador. Con obstinada terquedad, con empecinamiento a prueba de circunstancias adversas; sin desalentarse ante el revés propinado por el fraude ni por la campaña negativa o por el silencio de los medios que pretendían desaparecerlo del mapa, Andrés Manuel persistió en su lucha por México. Recorrió municipio por municipio. Su ánimo no decayó un momento. Tuvo fe en el país.

La gran ausencia

Si algo nos desalentaba a los observadores políticos que estábamos de su lado, era la composición de sus seguidores: hombres y mujeres viejos o que por lo menos sobrepasaban la mediana edad. Notable escasez de jóvenes. Y los centros de estudios superiores ausentes del movimiento. Apasionados del fútbol y de los conjuntos rockeros pero indiferentes ante el movimiento político. La UNAM y el Poli, dos de los sectores más activos en otros tiempos, como dormidos. Lograron castrar a la juventud, lamenté en ocasiones. Crecía el movimiento a favor de Andrés Manuel, pero con poca participación juvenil.

Y de pronto salta la liebre por donde menos se espera. Irrumpen en escena los muchachos de un centro de estudios privado donde se pagan altas colegiaturas. Inician con el rechazo al candidato de las televisoras, el que desde el principio creyó asegurado su triunfo. La torpe respuesta de su partido, el PRI, a la manifestación espontánea en contra de Peña Nieto en la Ibero, fue leña seca donde prendió la chispa. Que ahora cunde como reguero de pólvora, primero en la continuidad del rechazo al candidato priísta y luego en apoyo a Andrés Manuel. Y empiezan a añadirse justo esos chicos de cuya pasividad nos quejábamos: los de la UNAM, el Poli, la UACM.

La primera manifestación con presencia estudiantil de apoyo a López Obrador, ni siquiera contó con su presencia; la segunda, donde acudió, efectuada en un espacio simbólico: la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, fue apoteósica. Y actos similares se efectuaron en muchas ciudades de la república. Se ve, se siente, la juventud está presente.

Este vigoroso refuerzo va a impulsar todavía más la candidatura de Andrés Manuel, ya posicionada en primer lugar pese a cifras amañadas.

Rubén Jaramillo y el PRI

Se están llevando a cabo actos de conmemoración y homenaje a un líder campesino asesinado hace cincuenta años junto con su familia por la dictadura priísta. Rubén Jaramillo era un viejo zapatista que estuvo levantado en armas en el estado de Morelos, en una guerrilla anterior a las de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Jaramillo fue amnistiado por López Mateos, quien posteriormente ordenó su asesinato en vista de que, ya en forma pacífica, seguía reclamando los derechos de los atropellados campesinos de su estado. Como representaba un movimiento opositor con fuerza y prestigio, fue eliminado al acostumbrado estilo priísta de gobernar. Lo fusilaron en las ruinas de Xochicalco junto con su esposa y sus dos hijos.

Fernando Benítez, entonces director del suplemento México en la Cultura, del periódico Novedades, se atrevió a publicar tres crónicas del asesinato, una escrita por Monsiváis y otra por Carlos Fuentes. No recuerdo el nombre del tercer periodista.

Benítez, junto con todo su equipo, fue despedido del periódico Novedades. Buen recuerdo de la forma de gobernar del PRI.

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