martes, 11 de octubre de 2011

Propongo cambiar la política económica

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Pide AMLO al presidente Obama regularizar la situación migratoria de los mexicanos que laboran honradamente en EU
Washington, D.C.

Martes 11 de octubre de 2011

* Discurso de Andrés Manuel López Obrador en el ciclo de conferencias Diálogos con México, que organiza el Centro Internacional Woodrow Wilson

Buenos días.

A pesar de que a lo largo de la historia, las relaciones entre México y Estados Unidos han sido difíciles y complejas, también ha habido periodos de entendimiento y cooperación para el desarrollo.

Recordemos la relación de respeto y comprensión cuando la expropiación petrolera entre los gobiernos de Franklin Delano Roosevelt y el General Lázaro Cárdenas del Río. O durante la Segunda Guerra Mundial cuando México ayudó a Estados Unidos a satisfacer su necesidad de materias primas y mano de obra mediante el convenio laboral del programa “Bracero”.

En los años cincuenta, México fomentó su industria, lo cual requirió de bienes de capital y tecnología de los Estados Unidos.

En los sesenta, se iniciaron en México los programas para el desarrollo de la zona fronteriza norte, aprovechando el creciente intercambio comercial con nuestro vecino. Al mismo tiempo, el crecimiento de nuestro mercado interno resultó atractivo para las empresas estadounidenses que abrieron filiales e invirtieron en México.

En 1993, se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y, en 1995, Estados Unidos otorgó apoyo financiero extraordinario para superar la devaluación del peso y la crisis de confianza al concluir la administración de Carlos Salinas de Gortari.

Sin embargo, en los últimos tiempos, la cooperación bilateral se ha enfocado más a temas de seguridad, sin atender las causas que han originado los problemas de violencia y la creciente migración de mexicanos a los Estados Unidos.

En consecuencia, es menester exponer ante ustedes, aquí en Washington, nuestra visión acerca de lo acontecido en los tiempos recientes en nuestro país.

Debe saberse que, desde 1983, la política económica aplicada en México, sólo ha beneficiado a una pequeña minoría y ha propiciado el abandono de las actividades productivas, la falta de empleos, el empobrecimiento de la gente y la descomposición social que hoy se expresa en inseguridad y violencia.

Para demostrar que la crisis de México tiene como origen los malos resultados de la política económica, conviene seńalar que en los últimos 28 años, de 1983 a la fecha, el crecimiento del Producto Interno Bruto ha sido en promedio de 2.3 por ciento y, si consideramos el aumento de la población, el per cápita es de 0.4 por ciento anual, una de las tasas más bajas del continente americano y del mundo.

La falta de crecimiento no sólo debe atribuirse a los defectos estructurales del modelo neoliberal, sino también al mal manejo de la política económica y, fundamentalmente, a la corrupción gubernamental.

Por ejemplo, en la administración de Carlos Salinas, la conducción de la economía se basó en privilegiar a un pequeño grupo, sin importar el interés nacional. Este grupo se benefició sobre todo de la privatización de activos del Estado, muchos de los cuales terminaron siendo monopolios que asfixiaron gran parte del potencial de competencia y de crecimiento de la economía.

Al mismo tiempo, el gobierno abandonó las políticas de fomento al sector agropecuario, a la industria y al resto de las actividades productivas. Se dividió a PEMEX y a la industria eléctrica, y se rompió la cadena de valor que permite manejar de manera eslabonada e integral al sector energético.

Esto explica en buena medida la paradoja de que México, siendo uno de los principales países productores de petróleo sea, a la vez, uno de los más grandes importadores de gasolinas y de otros petrolíferos en el mundo.

La poca creación de empleos y el abandono del campo y de las actividades productivas provocaron el aumento de los flujos migratorios a los Estados Unidos y México se convirtió en el país que más mano de obra exporta al extranjero.

En la actualidad, el fracaso de esta economía de élite se mide con tasas de desempleo y subempleo del 21 por ciento de la Población Económicamente Activa. Hoy, según cifras oficiales, el 67 por ciento de los trabajadores con empleo, 7 de cada 10, reciben ingresos que no superan los tres salarios mínimos, o sea, 13 dólares diarios.

Y lo peor de todo, es que en los últimos cinco años, por la llamada “guerra contra el narcotráfico”, han perdido la vida alrededor de 50 mil mexicanos, muchos inocentes y en su mayoría jóvenes que no tuvieron oportunidades y fueron obligados por las circunstancias a tomar el camino de las conductas antisociales.

En pocas palabras, la violencia en México se ha originado, en lo fundamental, por la falta de desarrollo.

Por eso, nuestra propuesta consiste en cambiar la política económica, orientando el esfuerzo del gobierno de México hacia la reactivación de la economía, la generación de empleos y el bienestar de los mexicanos.

En específico, nos proponemos superar el estancamiento económico con proyectos de desarrollo de alto impacto y dimensión social. Puntualmente, planteamos:
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