martes, 4 de octubre de 2011

Marín no es un burro, es un vil pusilánime

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Carlos Marín es un burro
Federico Arreola @FedericoArreola
2011-10-04

La palabra “burro” tiene distintos significados. “Hombre bruto” es uno de ellos, según el diccionario de la Real Academia Española. ¿Quién es un bruto? Alguien “necio, incapaz”.

En el diccionario de la Real Academia Española se lee también que un “burro cargado de letras” es una “persona que, a pesar de haber estudiado mucho, no discurre con inteligencia”.

Y en esa obra queda claro que, en México, la expresión “como burro sin mecate” quiere decir “sin moderación”.

Todo eso es el director editorial de Milenio, Carlos Marín, un tipo que escribe sus columnas sin moderación, que es bastante bruto y que, a pesar de haber leído un número importante de libros, es incapaz de discurrir con inteligencia.

Su columna de hoy en Milenio Diario es una verdadera tontería: “Sospechosista disfraz de Morena”.

¿Qué ha dicho el señor Marín? Lo siguiente:

Que Andrés Manuel López Obrador al haber disfrazado a Morena de asociación civil “se burla de la ley” porque, según Marín, el propósito de la nueva asociación es “eludir el sistema legal de financiamiento, porque puede obtener dinero de donde sea, inclusive de personas (incluidas las morales mercantiles y extranjeras) impedidas para hacer aportaciones a campañas electorales en cantidades superiores a las permitidas”. Así las cosas, el directivo de Milenio afirma que “Morena va, corre que vuela, pero no por la banda izquierda, sino fuera de los plazos legales y con fondos imposibles de ser fiscalizados por la autoridad”.

Si Carlos Marín se hubiera tomado la molestia de preguntar a un experto en la materia sabría que todas las personas físicas y morales, incluidas las asociaciones civiles o empresariales o de cualquier tipo, relacionadas con un movimiento político, pueden ser fiscalizadas por el IFE o por la Secretaría de Hacienda por estar “políticamente expuestas”.

Más de 130 países, entre los que está México, aceptaron fiscalizar a las personas políticamente expuestas que son aquellas que desempeñan o han desempeñado “funciones públicas destacadas en un país extranjero o en territorio nacional, considerando, entre otros, a los jefes de estado o de gobierno, líderes políticos, funcionarios gubernamentales, judiciales o militares de alta jerarquía, altos ejecutivos de empresas estatales o funcionarios o miembros importantes de partidos políticos”.

Además, “se asimilan” a las personas políticamente expuestas el cónyuge y las personas con las que mantenga parentesco por consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado, así como las sociedades en las que la persona políticamente expuesta mantenga vínculos patrimoniales.

Solo la Secretaría de Hacienda puede fiscalizar a las personas políticamente expuestas, pero está dentro de las atribuciones del IFE remitir a la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP los listados de los ciudadanos que la autoridad electoral considere políticamente expuestos.

Y, para las personas políticamente expuestas, o las empresas o asociaciones en las que participen, la garantía del secreto bancario no existe.

Así que, aunque Carlos Marín lo ignore, Morena, AC puede y debe ser fiscalizada, como seguramente se fiscalizó durante años a Honestidad Valiente, AC, la asociación civil bajo la que tuvo vida institucional el gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador.

Desde luego, aunque por mala leche el señor Marín lo ignore o lo calle, todos los que participamos en Morena, AC (como el empresario Fernando Turner, el jurista Genaro Góngora Pimentel, la escritora Elena Poniatowska, el científico René Drucker, etcétera) estamos políticamente expuestos y podemos y debemos ser fiscalizados tanto como la propia asociación civil en la que colaboramos ejerciendo nuestros derechos ciudadanos.

Es una pena que, solo por golpear a un movimiento de izquierda, haya periodistas como Marín que se presten a difundir tantas mentiras

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