Manuel Bartlett Díaz
El fraude del 88
01 de enero de 2009
En 2008 se cumplieron 20 años de la elección de Carlos Salinas. Martha Anaya lo conmemora con su libro 1988: El año que calló el sistema, que destaca entre tantos por su enfoque integral: desde los antecedentes, el día de los comicios, hasta la calificación de la elección en el Colegio Electoral.
No se detiene en la “caída del sistema” como es intencionalmente usual, por eso su recorrido aclara lo fundamental. Se propone la autora desprender un velo más de ese “paradójico episodio de nuestra historia que tan cerca estuvo de otorgar el triunfo a los cardenistas y terminó por abrirle la puerta a la derecha”. Esta es la médula que tiene un valor histórico, al develar cómo se le abrió la puerta a la derecha, y un valor actual al detallar la alianza de las cúpulas del PRI y del PAN en la derecha que se mantiene hasta hoy. Independientemente de aspectos que no comparto, el libro es revelador.
Martha Anaya analiza el día de la elección —6 de julio— en Gobernación, desde la Comisión Federal Electoral hasta la calificación de la elección en el Colegio Electoral el 11 de septiembre. En el lapso anterior a la calificación describe un proceso secreto de negociación que culmina con un pacto que sellan los dirigentes del PAN con Salinas para asegurar su aprobación como presidente electo.
Narra Anaya una reunión, el 27 de agosto, en casa de Juan Sánchez Navarro, de Salinas con Clouthier y Luis H. Álvarez, presidente del PAN, en la que se acuerda un pacto por el que Salinas se compromete a reformar las leyes electorales, abrir la economía, privatizar la banca, reformar la relación con la Iglesia, abrir el ejido a la privatización, además de abrirles espacios municipales y gubernaturas. A cambio, el PAN se comprometió a abstenerse en la votación en la calificación de la elección. Absteniéndose —dijeron—, con los votos del PRI era suficiente. Salinas asume el programa de la derecha panista, las reformas constitucionales se hacen y en sólo unos días empiezan las concertacesiones, se entrega Baja California. El pacto significó rectificar las Leyes de Reforma, acabar con principios esenciales de la Revolución Mexicana, se inicia la entrega de poder.
El PAN se voltea, rompe su compromiso con Cárdenas de sumarse al rechazo a la elección, alegando que jugaron sucio, consideraron ilegítimo a Salinas pero se legitimará cumpliendo el pacto. “No le hagan el caldo gordo a Cárdenas”, reclamaban empresarios. Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Diego Fernández de Cevallos operan la machincuepa inmoral, defraudan a sus electores.
El PRI tenía los votos, pero quería asegurarse y obtener el reconocimiento del PAN. Para lograrlo aceptó la plataforma de la derecha. Ese fue el verdadero fraude del 88. Salinas traicionó a su partido y al electorado. Salinas y Zedillo gobernaron con el PAN y sus principios; Salinas se asoció con Fox; Beltrones y Gamboa apoyan a Calderón. En el mismo recinto en el que el PAN se abstuvo para garantizar la calificación, el PRI de los herederos de Salinas se presentó para dar el quórum y garantizar la protesta constitucional de Calderón. El pacto sigue vigente.
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