jueves, 12 de junio de 2008

¡¡CLARO QUE APESTA PEMEX!!

¡¡Exijamos lo Imposible!!

Qué feo huele... el petróleo/X

Los temas de la refinación y la petroquímica en el debate del Senado dejaron al descubierto la criminalidad de la política petrolera de los últimos veinte años o más. En México, se decidió no invertir en nuevas refinerías y abandonar la petroquímica. Las consecuencias están a la vista: compramos en el exterior 40 por ciento de las gasolinas y mucho más de la mitad de los petroquímicos.

Hay varias causas, pero la más importante es la política industrial definida como ausencia de política industrial. Sí, así como lo lee. El abandono de la industria para centrarse en la extracción, con un mega yacimiento en Cantarel, era lo aconsejable para quien miraba y mira al petróleo sólo como sustento del gasto gubernamental.

Desde hace muchos años, esta política has sido criticada, pero desde fuera del PRI y el PAN quienes la construyeron, cada cual en su momento. Si vemos, por ejemplo, el amoniaco –producto petroquímico muy importante—, Zedillo permitió que se redujera muchísimo su producción durante el año 2000, pero Fox no hizo nada en el 2001 y así seguimos. De la producción petroquímica de hace diez años sólo nos queda la mitad. ¿Y los fertilizantes? Muy bien, gracias, los compramos en el extranjero, en parte porque Fertimex fue cerrada luego de su privatización, ya que a los nuevos dueños les convenía más importar que producir.

Cuando De la Madrid puso la raya entre petroquímica en general, que era del Estado, y la petroquímica secundaria que se abrió al capital privado hasta en cien por ciento, se dijo que tendríamos una nueva industria y bla, bla,bla. Lo que tuvimos fue que los privados no quieren asociarse con Pemex en la petroquímica básica (51-49) ni invertir en petroquímica secundaria (100 por ciento) porque no quieren ser socios minoritarios ni les interesa el negocio propio ya que es mejor traer todo de fuera.

La privatización parcial de la industria petroquímica fue un fracaso al grado que hoy Pemex no produce suficiente materia prima. Lo peor es que no se quiere reconocer. En el debate ha quedado claro que es necesaria una industria petrolera integrada, como las de otros países y las trasnacionales; que la refinación es parte importante de la petroquímica y no debe separarse, como propone Calderón en su iniciativa de promover la construcción de refinerías privadas.

Todo tema que se aborde sobre la industria petrolera mexicana termina en el asunto del dinero. El petróleo por las nubes y Pemex en el infierno. Esta contradicción obedece tanto a que el crudo es el sostén del gasto gubernamental como a que no existe una política industrial en este país, ya que el gobierno no gobierna en perspectiva sino para salir al paso de lo más urgente. Así, lo que debe hacerse es construir un Pemex reorganizado y más integrado para que promueva la industria nacional en todos sus aspectos, incluyendo la ingeniería mexicana.

Algo ha quedado claro: no hay mayoría en el Congreso para aprobar el proyecto de Calderón de promover refinerías privadas que le maquilen el crudo a Pemex. Ahí la llevamos.

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