¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
Televisa-The Guardian y la publicidad encubierta
MÉXICO, D.F. (apro).- Dos grandes grupos mediáticos, el mexicano Grupo Televisa y el británico The Guardian News and Media Limited, decidieron hoy hacer las paces.
En un comunicado conjunto, The Guardian
expresa una disculpa por la publicación de una serie de reportajes, a
partir del 7 de junio de 2012, centrados en acusaciones contra Televisa y
derivados de documentos proporcionados por una fuente confidencial en
México.
La serie de reportajes publicados por The Guardian
iban en la misma línea de investigación que Proceso publicó desde
octubre de 2005 sobre la existencia de un presunto “Plan de Acción” y un
convenio publicitario entre el entonces gobernador mexiquense Enrique
Peña Nieto y Grupo Televisa, para encumbrarlo hacia la presidencia a
través de un trato preferencial en los informativos y programas de
espectáculos de la mayor compañía televisiva en habla hispana.
Televisa
siempre ha negado la existencia de un convenio de tal naturaleza y ha
acusado de “mentirosos” a quienes hemos publicado y documentado esta
relación. Tampoco ha dado acceso a los convenios y pautas originales que
se manejan entre los políticos y la empresa televisiva.
Con The Guardian,
Grupo Televisa avanzó un paso más: presentó una demanda legal contra el
periódico británico, exigiendo una disculpa pública o llevar el litigio
a tribunales. En México, desde el 16 de agosto de 2012, el Instituto
Federal Electoral (IFE) declaró “infundada” la queja presentada por el
PRD, misma que se basó en los reportajes publicados desde 2005 en
Proceso, en la serie de textos de The Guardian y en las copias de los documentos que mencionaban la existencia de empresas “paralelas” o brokers.
En la parte medular del comunicado conjunto, The Guardian
“reconoce la preocupación de que sus artículos hayan sido interpretados
(especialmente en México) como si Televisa fuera culpable de una
conducta indebida. The Guardian no tuvo la intención de sugerir
que estos documentos constituían una prueba concluyente de parcialidad o
sesgo informativo por parte de Televisa. The Guardian reconoce
que Televisa y sus periodistas buscan mantener los más altos estándares
editoriales y comprende que lo publicado haya causado profunda
molestia”
Esa es la disculpa pública, con una demanda legal de por medio.
Sin
embargo, el problema no es el pleito entre dos grandes medios, sino la
existencia o no de una práctica común entre los políticos mexicanos y
los medios electrónicos concesionados para promover a través de las
estrategias conocidas como “publicidad encubierta” o “publicidad
integrada” o “desplazamiento del producto”, a quienes aspiran a tener el
voto y la popularidad del electorado.
En otras palabras, el
debate que es necesario dar en México es si las audiencias y los
ciudadanos deben estar enterados o no cuándo un contenido relacionado
con algún político se trata de un producto informativo genuino o de una
transacción comercial disfrazada de nota, de cápsula o infomercial.
Aún
más. El debate real es cuánto le cuesta al erario de las entidades, de
los municipios y de las secretarías de Estado la práctica generalizada
de “publicidad encubierta” para promover los logros de los servidores
públicos. Es un tema de rendición de cuentas, de transparencia y de
derecho a la información que los políticos mexicanos y los grandes
consorcios mediáticos niegan con infinita frecuencia porque implicaría
conocer acuerdos poco claros, intercambios de favores y recursos
cuantiosos y discrecionales.
¿Es sana una democracia cuando la
venta de espacios informativos y de entretenimiento se convierte en un
mercado donde aparece más quien paga más y es mejor tratado el político o
el partido que está dispuesto a entrar a estos arreglos discrecionales?
En
varias ocasiones, el tema de la “publicidad encubierta” se ha discutido
en el seno del Consejo General del IFE. El 19 de agosto de 2009, el
organismo electoral acreditó que el actor Raúl Araiza apareció
promoviendo al Partido Verde en la serie Un Gancho al Corazón.
Sin
embargo, no hubo sanción para el partido ni para la televisora. Sólo
una amonestación pública. El consejero Marco Antonio Baños argumentó que
en la ley electoral –el Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales– no está regulado el concepto de “publicidad
integrada” y menos el de “publicidad encubierta”.
El consejero
Alfredo Figueroa ha insistido varias veces en la urgencia de que el IFE
tome una posición clara frente a este fenómeno generalizado, a partir
del modelo exitoso de Peña Nieto.
No sólo las televisoras,
estaciones de radio y los políticos admiten la existencia de este
recurso mercadológico. La empresa Zenith Media, en un estudio realizado
en 2009, afirmó que el impacto de una “marca” que aparece subliminal o
abiertamente en el contenido de un programa es 50 y 100% más eficaz que
los tradicionales anuncios o spots. Perfecto. La pregunta es si los
políticos sólo son una “marca” y los ciudadanos “clientes”.
Zenith
Media afirmó en su estudio que la publicidad integrada generalmente se
pacta a través de “paquetes comerciales” que se negocian
“discrecionalmente” entre las grandes empresas y las compañías
mediáticas.
“No existen contratos ni facturas que avalen el cobro de
desplazar el producto en la trama de una serie televisiva, una
telenovela, un partido de futbol y un programa de espectáculos”,
advierte la misma agencia.
El problema es que en la mayoría de los
casos donde el producto desplazado es un político, un candidato o un
servidor público, está involucrado el dinero público. Y la regla de
máxima transparencia en una democracia reclama que ese dinero público
sea fiscalizado de manera clara.
También el IBOPE, la máxima
agencia de medición de ratings en México, ha elaborado un catálogo para
tipificar las distintas formas de “publicidad encubierta”. El instituto
menciona las siguientes:
a) Integración ambiental ( a través de logotipos, fotografías o manejo cromático)
b) Integración activa.- Hay una interacción directa con el producto.
c) Mención auditiva.- Sobre todo, en el caso de la radio.
d) Cápsula comercial y cortinilla comercial.- Generalmente es un spot dentro de dos bloques de programas.
e)
Cortinilla del conductor.- El propio conductor se vuelve en promotor de
las características de la marca, producto o personaje.
f) Bloque de patrocinadores.- En estos casos, hay una mención explícita de quienes pagan por ese espacio.
Si
ya existe una tipología comercialmente aceptada para este tipo de
estrategias de mercadotecnia, ¿por qué los partidos y los gobiernos han
querido evitar un debate que regule o prohíba este tipo de publicidad?
Este es el fondo de un problema que ha ido minando la credibilidad tanto
de los medios masivos como de los propios políticos transformados en
“marcas”.
www.homozapping.com.mx
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