¡¡Exijamos lo Imposible!!
Las mentiras del IFE no pueden ocultar la megalomanía priista Valdés Zurita pretende usar la mentira como justificante para su hamponería, para justificar su desvergüenza ladrona a partir de suponer que la inmensa mayoría de los mexicanos somos idiotas y que daremos como valida la mentira sólo por el hecho de que es pronunciada desde los muros de una institución. Institución, el IFE, que ha dejado de ser representativa de los mexicanos para convertirse en un abrevadero de ladrones que cobran millonarios sueldos por rebuznar las mentiras que el guión de la telecracia les impone.
Millones de mexicanos, durante casi seis meses, pudimos ver cómo nuestras ciudades eran inundadas por los mega espectaculares. La megalomanía es algo también arraigado en los priistas y baste de ejemplo: el monstruo arquitectónico que pretende ser un “museo” construido al norte de Mérida. Obra que nada aporta a la cultura Maya o yucateca. Pero si al ego melogamaniático del “promotor turístico” que lo edifica, con la venia de la gobernadora saliente de Yucatán.
Y esa megalomanía, que caracteriza la mediocridad de los militantes priistas, fue la regla de la campaña electoral del “nuevo” PRI, que es exactamente igual al viejo, nada más que hoy al servicio de Chabelo y Salinas Pliego; así los espectaculares del candidato idiota de Televisa que se podían ver por cada rincón del país, lo que al día siguiente de iniciada oficialmente la campaña electoral se denunció públicamente por el PAN y por la coalición progresista. Y tal vez por un mínimo de pudor se cambió, de un espectacular de EPN a uno del candidato local. Pero lo que es innegable es que los espectaculares del PRI adornaron, afeando, los horizontes visuales de todas las ciudades del país el mismo día que iniciaba la campaña y me tocó ver cómo la ciudad de Morelia, Michoacán, amaneció llena de banderines y espectaculares de EPN y del PRI. Muchos más, en ese sólo sitio, los 16 espectaculares que Valdés Zurita dice haber contado. Pese a los millones de recursos públicos con los que el IFE cuenta presuntamente para garantizar lo que no fue capaz de hacer en 2006, certeza, equidad y legalidad.
Alguien que es capaz de salir ante los medios de comunicación y afirmar que el IFE sólo pudo contar 16 anuncios espectaculares, del candidato idiota de televisa, a nivel nacional, frente a los cientos que el resto del país —- incluyendo a los priistas, que mentirosos que son, intentarán negarlo —- pudimos ver durante meses, es muy probable que el “ciudadano consejo del IFE, suponga que lo que esa institución, financiada por los mexicanos y no por Televisa, como también debe creerlo el consejero presidente, ha sido creada para garantizar la porquería, la iniquidad y la ilegalidad, pues quien vive de la mentira, como es el inequívoco caso de Valdés Zurita, no puede distinguir la verdad ni aunque la tenga en sus narices.
Lo peor del asunto es la perversidad individual que está detrás de eso.
Valdés Zurita, educará a sus hijos en la más profunda convicción de que la mentira es el camino del éxito. Y tal vez no le falta razón, la mentira, la impunidad la corrupción y la corruptibilidad, son posibles donde la sociedad se permite tener consejeros electorales como Valdés Zurita, quien, no solo es una vergüenza nacional, sino que es el reflejo de un país educado por “la maestra” emanada de las filas del viejo PRI, partido hoy “renovado” y al servicio de la telecracia nacional, reflejo, pues, del México que la narcoteletiranía quiere imponernos.
Pero sin importar en qué dimensión, del corrupto imaginario de Valdés Zurita, la mentira sea un signo de éxito, lo claro es que ante la realidad concreta, su mentira es ofensiva, es un insulto hasta para la más pobre de las inteligencias. Lo que tampoco exenta que los seudo-intelectuales corrompidos y corruptores que están y son, que salen a defender la mentira del IFE como una verdad que todos los “no violentos”, deben asumir como palabra divina.
Tal vez México es otro y su nueva ciudadanía sabrá poner en el lugar que se merece a los Valdés Zurita y a los “meritocraticos intelectuales”, que ante la descomposición nacional no encuentran cómo salvar sus privilegios que suponen los colocan por arriba del proletariado nacional, cuando en realidad no son más que una pieza más en el engranaje que sostiene la desigualdad decadente de un sistema corrupto que no termina de morir y al contrario parece tener nuevos bríos para seguir destruyendo lo poco que nos queda y de paso seguir corrompiendo el imaginario nacional al punto de que se le garantice, a la mediocridad política y telecratica, hacer del país lo que quiera.
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