El espíritu diazordacista del “nuevo” PRI
Ricardo Andrade Jardí Las declaraciones del “nuevo PRI”, tan igual al viejo, en relación a que el movimiento YoSoy132: “es un movimiento financiado y apoyado por intereses extranjeros”, pueden parecer un rebuzno característico de la mediocridad que cruza por todo el imaginario priísta. Pero estas declaraciones no deberían pasar inadvertidas para nadie, dado que son el anuncio de una nueva era de corrupción y oscurantismo de un grupo político que busca continuar imponiendo en el país el imaginario corruptor y corrupto por el que perdió su continuación como titular del Ejecutivo, dándole paso a la derecha panista tan igual a lo que pensamos que se alejaba por fin en aras de la construcción de una democracia formal.
El PRI se reivindica como un organismo político democrático. Pero claramente, al menos desde 1988, el PRI es un organismo que no ha podido ganar una elección federal sin acudir a todas las formas posibles de hacer fraude. Y las que no sólo utiliza sino que mejora y las institucionaliza como si lo anterior no fuera el exterminio del estado de Derecho.
Es evidente que las declaraciones del PRI responden a la lógica de un grupo político que no se moviliza nunca por voluntad, digamos democrática, nunca por un interés común a los mexicanos o cuando menos a los militantes de dicha fuerza política.
El PRI es un partido que compra siempre voluntades y de ahí que sean incapaces de comprender ningún tipo de movilización que sea producto de una espontánea u organizada voluntad popular en defensa de derechos universales duramente conquistados en el tránsito como nación y por el interés común de grandes sectores de la ciudadanía.
La lógica del “nuevo” PRI es la lógica del control absoluto. Es la lógica de la opresión a grandes sectores de la población para lograr que los corruptos intereses de una minoría de ladrones convertidos en políticos se garanticen.
De ahí que para cualquiera de los dirigentes del “nuevo” PRI, exponentes del viejo PRI, resulte casi ofensivo que cientos de miles de ciudadanos se organicen al margen de ellos para denunciar lo que millones de mexicanos sabemos que representa la vuelta al poder de PRI: viejo o nuevo.
El asunto es que el viejo, o “nuevo” PRI, logró lo que ni los más de 90 mil muertos de la falsa guerra del asesino de Fecal pudo lograr. Logró unificar un enorme movimiento social integrado por millones de ciudadanos que se manifiestan no estar dispuestos a dejar que el candidato de Televisa sea investido como presidente de México.
Ni el movimiento YoSoy132 ni el movimiento contra la imposición ni los millones de indignados son, como pretende el envejecido PRI, un asunto de injerencia extranjera. Son la consecuencia de un ofensivo proceso electoral convertido, por la telecracia en un reality show, para posicionar en la percepción de una ciudadanía educada y al parecer controlada, por los contenidos de la caja idiota, según lo interpretaron Televisa y el PRI hasta antes del 11 de mayo del 2012, al más imbécil de “los políticos” que pudieron encontrar, para garantizar que sus inmorales privilegios sigan siendo protegidos al tiempo que los intereses, ahí sí transnacionales (extranjeros), saqueen lo poco que nos queda como nación.
El movimiento YoSoy132, el movimiento Contra la Imposición y los movimientos sociales son producto de los agravios de 80 años de injusticias cometidas igualmente por el PRI y por el PAN que resultó ser, ya en la “alternancia”, un mal clon del PRI. Lo que no deja de ser un ejemplo siniestro de la herencia corrupta que el PRI le ha impuesto al país.
Del existo de los movimientos antisistema, como el YoSoy132 y Contra la Imposición, dependerá por supuesto el futuro de México. Si Televisa logra imponer a su idiota candidato, el PRI será el instrumento del golpe para acallar y perseguir todo tipo de disidencia. Ni el PRI ni Televisa destacan por su capacidad de aceptar la crítica y menos cuando ésta revela la realidad.
Hoy sabemos, más allá de las burdas formas con la que la “marea roja” movilizó y compró sin pudor a miles de ciudadanos el 1 de julio del 2012 y de la evidente construcción telebasura del candidato priísta, aunque los consejeros del IFE y muy posiblemente los magistrados del TRIFE no “puedan verla”, de los nexos del PRI con el lavado de dinero, es decir de los nexos del “nuevo” PRI con el crimen organizado, con cuyo dinero desataron una enorme red corruptora, que les garantizó la compra de voluntades, y que deja en evidencia de lo que será de México si Televisa y el PRI se salen con la suya.
La lucha contra la imposición del candidato de Televisa es sin duda una obligación ciudadana. Que nadie se equivoque: si la telecracia y el “nuevo” PRI nos imponen a su candidato, México estará condenado a una noche de ignorancia y violencia que no tendrá fin.
Esperemos que la “inteligencia” pueda más que el dinero corrupto con el que se pretende comprar la elección presidencial 2012, aunque ese gesto no deberíamos esperarlo del Tribunal Electoral, sino de un movimiento resistente que paralice los intereses económicos de quienes quieren imponernos la mal llamada dictadura perfecta. Sólo así podemos generar el precedente de que las elecciones no pueden comprarse, aunque todo indica que el camino electoral que permita una transformación real de México hacia una nación justa, digna y democrática, cancelado por el IFE, va a ser exterminado en unos días por el TRIFE...
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