martes, 14 de agosto de 2012

Ojalá y nunca regreses pinche puto fecal

¡¡Exijamos lo Imposible!!
¡Ha muerto el rey (Calderón), viva el rey (el interino)! 
Alvaro Cepeda Neri

Conjeturas

La monarquía inglesa es la más antigua del mundo occidental y como la española, con un rey que se divierte matando elefantes acompañado de su amante, es ya inservible. Cuando fallece o renuncia algún monarca y al coronar al sucesor, entonan eso de: “¡Ha muerto el rey, viva el rey!”. Entierran al que murió o se fue, como Jorge que renunció por casarse con su novia estadounidense. Al respecto del amor, hay que leer el magnífico clásico de Stendhal: Del amor; y de Irving Singer: La naturaleza del amor. Actualmente las monarquías “Reinan, pero no gobiernan”. Aunque el hispano Juan Carlos es muy metiche y la reina Isabel es puro adorno.

Ya sea que un interino ocupe la Presidencia o si triunfan los fraudes avalados por el TRIFE y el IFE, los abrazos-bechos de embajadores, felicitaciones adelantadas, apoyo de empresarios, televisiones, periódicos y el mismo Calderón e imponen a Peña; deberemos acomodar la frase para quedar así: “¡Ha muerto (políticamente) Calderón, viva el interino!” o “¡Ha muerto (políticamente) Calderón, viva Peña!”.

Los presidentes mexicanos conservan un poder monárquico, pues el presidencialismo moderno hunde sus raíces en la monarquía constitucional (Hans Kelsen: Teoría general del Estado). Y no obstante cercenarle facultades, un presidente a la mexicana es factótum y roza el poder absoluto.

La reforma beltronista debe continuar para entrar a un presidencialismo semiparlamentario, con un Jefe de Estado y un Jefe de Gobierno. Que diputados y senadores ejerzan un real contrapeso y no tengamos a calderones en desacato y sin sanción. Desde Carranza (asesinado por la disputa del poder), cada sucesor es todopoderoso y abusa del poder. Con todo y que hace poco el Poder Judicial Federal ha asumido su papel de contrapeso, no hemos podido deshacernos de ese despotismo y los presidentes son reyecitos que enseñan su autoritarismo, como el aspirante y todavía candidato Peña que sacó la espada de la autocracia ante los estudiantes.

Es seguro que Calderón se va y equivocadamente supone que el repudio es sólo para Peña. Calderón es odiado (sólo “lo quieren la escoba y el recogedor”, que son los braveros Lozano Alarcón y Diego). Y aquí la primera parte de la frase: “¡El rey ha muerto…!”. Si hay presidente interino, sólo a él le gritarán para despedirlo con antifanfarrias. Por lo que hace a: “¡Viva el rey!”, sólo hay incertidumbre y el señor Peña, ya sin encuestadores, Televisa y Tv-Azteca; y sin campaña, Josefina y Quadri debería arriesgarse a nuevas elecciones dentro de 14 o 18 meses en una segunda vuelta, nombrando interino al presidente de la Suprema Corte.

A Calderón lo despedimos con aquello de “regresa lo que te llevas”, menos a García Luna ni a Poiré ni a sus empleados que con él hicieron un mal gobierno. Queremos su muerte política al entregar la Presidencia, a las cero horas del viernes 30 de noviembre, cuando concluya su sexenio que arrojó más de 100 mil homicidios y un país atrapado en la inseguridad y el desempleo, mientras los altos funcionarios se reparten el botín de los cuantiosos salarios.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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