¡¡Exijamos lo Imposible!!
#CasoMVS y banda ancha, de las presiones políticas a la presión socialJenaro Villamil
“El presidente es una persona saludable, practica ciclismo y natación”.
Así decía una frase de la carta que
Alejandra Sota, directora de Comunicación Social de Presidencia de la
República, le envió por escrito a Joaquín Vargas en febrero de 2011 para
que leyera la periodista Carmen Aristegui al aire, como condición para
que el Grupo MVS continuara las negociaciones sobre el refrendo de la
banda 2.5 Ghz, para su proyecto Banda Ancha para Todos.
Tal como adelantamos en la presente edición de Proceso, esta
carta “ordenada” desde Los Pinos fue una de tantas presiones que el
equipo de Felipe Calderón emprendió contra el empresario, presidente de
Grupo MVS para que se le “perdonara” la osadía de la conductora de MVS
Noticias, en su emisión matutina, de preguntar el 4 de febrero de 2011:
“¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente Felipe Calderón?”.
A riesgo de exhibirse él mismo como un
empresario molesto por la pregunta incómoda de Aristegui, Joaquín Vargas
decidió este miércoles 22 de agosto mostrar una serie de conversaciones
a través de mensajes de BlackBerry, así como intercambios en correos
electrónicos para demostrar que las presiones más fuertes provinieron de
Alejandra Sota y de Javier Lozano Alarcón, presunto amigo del
empresario y titular del Trabajo, para correr a Aristegui.
La moneda de cambio fue el refrendo de
las concesiones en la banda 2.5Ghz, de las cuales MVS posee 190 Mhz. El
pasado 8 de agosto, el titular de la SCT, Dionisio Pérez Jácome anunció
el “inicio del procedimiento del rescate” de esta banda argumentando que estaba “subutilizada” por MVS y otros concesionarios minoritarios.
Desde el 15 de agosto, Joaquín Vargas ha
argumentado que la decisión de suspender las negociaciones y negarle el
refrendo a MVS no fue técnica, ni financiera, sino una “venganza” política de Felipe Calderón, presionado también por Grupo Televisa, el monopolio mediático más beneficiado durante la presente administración. Televisa ha señalado que el espectro que posee MVS se debe recuperar y volver a licitar. El valor más importante de esta banda es la posibilidad de dar servicios convergentes de cuádruple play, mercado en el que Televisa ya ingresó con la compra del 50 por ciento de las acciones de Grupo Iusacell.
La Versión de Vargas
Este miércoles 22 de agosto, Vargas volvió a la carga, después de los airados desmentidos de Los Pinos, de Javier Lozano, del titular de la SCT, Dionisio Pérez Jácome
y de la Secretaría de Hacienda. Esta última argumentó que Grupo MVS
sólo quería pagar “menos del 1 por ciento” del valor de la banda 2.5
Ghz.
Al inicio de la conferencia, José
Antonio Abad, responsable de las negociaciones por el refrendo de la
banda 2.5Ghz, dijo que MVS siempre estuvo dispuesto a pagar 0.04 dólares
por unidad de medida de este espectro, lo cual da como resultado 11,
164 millones de pesos y no menos de los 500 millones de pesos que
argumentó la Secretaría de Hacienda.
A su vez, Joaquín Vargas aseguró que toda la estrategia de Los Pinos fue “si te callas te doy; si no obedeces te quito”.
Admitió que cuando escuchó la pregunta
que lanzó al aire Aristegui, el 4 de febrero de 2011, se hizo en el peor
momento, porque ya estaban avanzadas las negociaciones con el gobierno
federal.
“Yo también me enojé cuando Aristegui
presentó la pregunta sobre el supuesto alcoholismo de Felipe Calderón”,
dijo Vargas. “Pensé: la pregunta de Carmen no pudo llegar en peor
momento”.
“Alejandra Sota me llamó para exigir
disculpas”, primero de manera voluntaria, y luego a través de un formato
de carta que ella misma le envió como si fuera un guión que “debía” ser
leído.
Vargas admitió que negoció disculpas de
Aristegui frente a la periodista y ante Los Pinos. Un mensaje clave fue
el de Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo, que se metió como
intermediario.
“Yo la corría. Sé que no me estás
preguntando”, escribió Lozano Alarcón, en un mensaje de BlackBerry
Messenger que mostró Vargas en la conferencia de prensa.
Incluso, Alarcón se metió a la
estrategia de medios –responsabilidad supuestamente de Alejandra Sota- y
le argumentó al empresario:
“Ve el tratamiento del tema (el presunto alcoholismo de Calderón) en otros medios… No puede ser esta pinche fobia de Carmen”.
Protesta en Redes Sociales
La verdadera presión, mientras Sota y
Lozano forzaban a Vargas para que Aristegui se desdijera de manera
humillante, se dio en las redes sociales, frente a las instalaciones de Grupo MVS en la avenida Mariano Escobedo, donde cientos de radioescuchas se manifestaron para protestar por la abrupta salida de la periodista.
La mayoría de los mensajes en Twitter y
en Facebook consideraron el silenciamiento temporal como una medida de
censura, no proveniente sólo de la empresa, sino del propio gobierno
federal. La verdadera “fobia” contra Aristegui provenía de Televisa y
ahora se utilizaba para presionar a Vargas.
Por otro lado, lo que se pretendió ocultar alcanzó dimensiones de escándalo internacional:
Calderón censuraba a una periodista por preguntar si tenía problemas de
alcoholismo. En otras palabras, el presunto problema de la bebida del
primer mandatario en lugar de acallarse se convirtió en un tópico capaz
de provocar un conflicto como el de MVS.
“Alejandra Sota me manifestó que estaba asustada por la reacción de la gente en las redes sociales”, rememoró Joaquín Vargas.
No fue para menos. La movilización de
las audiencias en Twitter y en las calles fue la primera manifestación
reciente, antes del surgimiento del movimiento #YoSoy132, que alcanzó un
impacto nacional e internacional.
Se demostró, de manera involuntaria, que
ya no bastan los acuerdos y arreglos en los sótanos del poder. Cuando
se trata de asuntos de libertad de expresión y en contra de la
concentración mediática, hay ciudadanos dispuestos a movilizarse y
visibilizar la censura.
Para MVS fue doblemente paradójico: su
proyecto Banda Ancha para Todos, en la 2.5Ghz, estaba dirigido
precisamente a esos usuarios de redes sociales que estaban protestando
frente a la empresa por doblar las manos frente al poder presidencial y
al chantaje de Televisa.
Año y medio después, la historia revive
con toda su fuerza. Vargas asumió el costo de exhibir este intercambio
con el poder político, mientras, hasta ahora, el equipo de Calderón
guarda silencio. Y Televisa prepara el contraataque.
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