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Objeciones de la memoria
Objeciones de la memoria
Martí Batres Guadarrama
Los excedentes perdidos
De un plumazo, Agustín Carstens desapareció los excedentes petroleros del país. Pese a que el precio del crudo está a más del doble de lo presupuestado (se captó 52% más de dólares en el primer cuatrimestre de 2008), asegura que el gobierno no tiene ni un centavo por tal concepto, ya que lo gastó al importar gasolinas.
Al menos desde 2000, los mexicanos exigimos al gobierno conocer exactamente en qué gasta ese ingreso millonario extra. La información es poca pero lo que ahora dice Carstens no es creíble. Ni el gobierno de Fox se atrevió a tanto.
En 2006, por ejemplo, Pemex entregó al gobierno 52 mil millones de dólares por ventas internas y externas. Según reportes de prensa, tal cifra es similar al total de la deuda externa pública. La pregunta, entonces como ahora, es: ¿a dónde fueron a dar esos millones? ¿También a la compra de gasolina, como dice el secretario? Difícil creerlo, especialmente en aquél año electoral...
Pero Carstens nos debe otras respuestas. Entre ellas, explicar por qué los trabajadores asalariados del país pagan más impuesto sobre la renta que todo el sector empresarial en su conjunto, cuando éste recibe 60% del ingreso nacional y los primeros sólo 30%. ¿Por qué grandes empresas con utilidades probadas de entre 25 y hasta 40% al año pagan menos impuestos que los contribuyentes cautivos?
Sería bueno saber por qué ciertas empresas cuentan con enormes ventajas y facilidades por parte de Hacienda. ¿Acaso Bancomer, Santander Serfin, Banamex y HSBC dejaron de disponer para su beneficio de los miles de millones en impuestos diferidos que les concedió esa secretaría en todo el foxiato? Entonces dispusieron de 41 mil 349 millones en impuestos diferidos, mismos que figuraron en los activos de sus estados financieros, como reportaron a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Que nos diga Carstens si acaso el gobierno federal ya envió la iniciativa para evitar mecanismos como la consolidación fiscal, que permite a grandes empresarios declarar impuestos de todos sus negocios como si fueran uno solo. Tales contribuyentes —con caros y elegantes despachos contables tras de sí— declaran ridículas sumas de IVA e ISR pese a que sus ganancias son de miles de millones. Con tal reforma el fisco captaría millones y millones de recursos adicionales pero, ¿para qué molestar a los amigos?
Por cierto, secretario, díganos si con su llegada a la dependencia la recaudación del país ya rebasó el magro11% del Producto Intero Bruto o si este porcentaje es ahora menor.
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