martes, 5 de febrero de 2013

Oye Murrillo y de on'de provino tanto gas?

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Explosión de gas en Pemex: PGR
Lilia Arellano



Estado de los ESTADOS

Cientos de muertos en “accidentes”
Nunca presentan a los responsables
Opacidad total del manejo económico
Sindicato y contratistas los cómplices
Gran escándalo en el futbol europeo


“En la tragedia sólo conmueve lo verosímil”.- Racine

Pasadas las 21 horas de este lunes, el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, informó que la explosión en las instalaciones de Pemex, que dejó 37 muertos, se debió a la acumulación de gas en el sótano del edificio B 2. En conferencia de prensa conjunta con los titulares de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya, el funcionario se refirió a los resultados de los peritajes realizados por peritos de la PGR, de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Secretaría de Marina, de la UNAM y del Instituto Politécnico Nacional y descartó la utilización de materiales explosivos en la zona afectada, además de confirmar que en las estructuras dañadas no existen rastros de fuego.

Aunque no se aclaró cabalmente cómo o de dónde se filtró y acumuló el gas, dijo que los “peritos determinaron que fue una explosión difusa, lenta, horizontal y perfectamente definida; no existe en la zona afectada un cráter; las vigas de acero no se fracturaron; los cuerpos no presentan desmembramiento y sólo los cuerpos del sótano presentan quemaduras, ninguna víctima presenta lesiones en los oídos”, dijo Murillo Karam, quien agregó que una segunda parte de los resultados de las investigaciones, arrojará datos sobre posibles responsabilidades.

Así de escueta fue la información del gobierno federal, que no aclara todos los detalles que provocó la explosión en las oficinas administrativas de la principal paraestatal del país y que pareciera que más que llevar luz sobre el asunto, pretende cerrar rápidamente este expediente. Para completar este escenario, los servidores públicos no respondieron a las preguntas e inquietudes de los reporteros que cubrieron la conferencia.

Para los funcionarios de la nueva época, sin importar a qué partido pertenezcan o la coalición que les permitió alcanzar el poder, los primeros 100 días eran los considerados como de luna de miel, de ir desenredando la madeja que construyeron con sus promesas de campaña. Ese tiempo, también era de una suerte de dispensa por el aprendizaje cuando se empezaban a detectar errores. El mandato de Enrique Peña Nieto no ha resistido ni siquiera ese inicio, el de apenas si un tiempo prudente de más de tres meses. La luna de miel terminó ya a causa de la falta de seriedad, de la utilización sin la menor discreción y sí con grandes montajes, con escenarios que ya el ciudadano detecta de inmediato y por la falta de respeto a las leyes, a la división de poderes, por la no aparición del estado de derecho prometido, una y otra vez, por toda la parafernalia, por todo lo mediático.

En líneas anteriores señalamos la oportuna intervención de los vecinos de la colonia Anáhuac en el rescate de víctimas de la explosión ocurrida en el edificio B 2 del complejo administrativo de Pemex. Una y otra vez se han dedicado las televisoras a referir las visitas del titular de Gobernación y del de la PGR al lugar siniestrado y, sin embargo, han transcurrido cinco días y no se tiene un informe claro sobre lo ocurrido, sus orígenes y menos aún tienen ni la más remota idea de cómo pudieron introducirse a ese inmueble sustancias o productos que causaran la explosión. Allá se les ve en sus recorridos de gran inutilidad. Y los montajes no cesaron y fueron claramente vistos desde el momento en el que, por pose, el mexiquense decreta tres días de luto nacional para, enseguida, abordar el avión que es de la familia presidencial y lo pagamos todos con nuestros impuestos, rumbo a una playa, para disfrutar del puente.

Obviamente que los analistas que consideran que todo lo que hace el gobierno, trátese del partido que se trate y sea quien sea el que lo encabece o represente, está bien hecho, no han dicho ni media palabra sobre el asunto, aunque le reportaron al mexiquense la reacción en cadena que provocó su viaje y regresó rápidamente para lucirse en otra visita a la zona del siniestro, otra vez sin ninguna protección, sin casco, dando muestras de la ignorancia y prepotencia que lo acompaña, porque solamente no conociendo ni un ápice de lo que significa la seguridad es que puede caminarse entre escombros sin llevar el casco y algún blindaje corporal o bien cuando se considera un ser superior al que nada puede lastimarle.

También se nota que no recibe ninguna recomendación del Estado Mayor, de quien no creemos que pase por alto ese tipo de situaciones, o sea el “jefe soy yo” y de ahí que, de nuevo el telechurro se hiciera a través de una cuenta de twitter en la que sostuvo que por respeto no iba a ver a la víctimas a los hospitales, ya que era muy noche. ¿Qué, no sabe que los familiares, que los heridos, que los compañeros de trabajo estaban tan consternados que nunca tomaron en cuenta los horarios? ¿O sea que para realizar este tipo de labor hay tiempos, horas laborales, que se requiere o cuando es el momento? De viva voz, los familiares de las víctimas han estado dando muestras de agradecimiento a todos los que ayudaron en los rescates y no se ve que estos vayan dirigidos a las autoridades.

Es más, son ya demasiadas las referencias que se hacen respecto a la presión que vienen ejerciendo los medios de prensa escrita para que se continúen las labores de rescate, para que se dieran a conocer los nombres de los desaparecidos y obligar a que se mantuvieran atentos a la localización ya de restos, porque no había esperanzas de más sobrevivientes dado el tiempo transcurrido. De no ser por la publicación de todas las denuncias hubiesen instalado, como en el terremoto, las grúas y las palas para recoger escombros y cuerpos sin el menor recato. Y es que a cada reporte de un muerto, más se cimbran los días de mandato de Peña Nieto. El número actual que alcanza ya a los 37 supera en más del doble el cálculo que Miguel Ángel Osorio Chong realizó en sus primeras apariciones ante las televisoras, que no ante los medios de comunicación, ya que fueron selectivos al momento de permitir la entrada.

También le revelamos el fin de semana, que había mucha inconformidad en las zonas aledañas a la Torre de Pemex porque se presentaban a los edificios de vivienda, a oficinas e incluso a las casas a revisar, a dizque hacer un recorrido para checar que no hubiese daños. Una y otra vez, les señalaron que la explosión fue en ese edificio y nada más, que escucharon el ruido pero no se sintió nada. Sin embargo, insistieron y ahora el jefe de gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, informa que los de Protección Civil inspeccionaron 300 edificios aledaños al lugar y que no encontraron ninguna afectación. Lo cierto es que al deslindarse de la investigación porque quedó en manos de las autoridades federales, lo que han pretendido es limpiarse por la acción emprendida que nada tiene que ver con lo que en el fondo pretendían: una labor de inteligencia, bajo la presunción de grupos desestabilizadores que tuvieran en el área su centro de operaciones.

Nada que tenga que ver con la transparencia, ni aún en medio de la tragedia, se hizo para Petróleos Mexicanos. Nunca se ha revelado con exactitud el número de barriles que se extraen, los que se exportan, los que regresan convertidos en diferentes combustibles, el destino del dinero de los excedentes en los precios, en compras que superan las también presupuestadas anualmente, el costo de cada obra, de las asignaciones, el nombre de las empresas con las que se han firmado los contratos múltiples, el costo final y el tipo de operación con el que se adquieren o se rentan los buques-tanque. Lo que se refiere a la venta y distribución de gasolinas, lo que se ingresa por los desperdicios de todo tipo, las adjudicaciones de todo tipo de contratación, los números con el Sindicato. Petróleos Mexicanos tiene una inmensa fortuna en su manejo de la cual no se conoce nada, absolutamente nada.

Es, pues, otro montaje ese de las cuentas para los Estados, para los municipios, porque para el gobierno federal, para esta que es de las dos paraestatales la más importantes, la opacidad reina y con ella la corrupción, el saqueo, la disposición de unos cuántos de todo lo que se produce explotando el patrimonio de los mexicanos. Ahora con este accidente, con todos los que han ocurrido en los últimos tiempos, a partir de aquel en Campeche de las mandarinas, los de las plataformas, la explosión de los ductos y todas aquellas en las que han revelado que es la falta de mantenimiento, la nula inversión que hacen en instalaciones lo que ha provocado tantos accidentes, cada vez hacen crecer más este tipo de argumentos con el fin de darle cuerpo, de crear la necesidad de privatizar Pemex. Y, de todos los “accidentes”, ¿cuántos contratistas están en la cárcel? ¿A quién han responsabilizado? ¿Cuántas conciencias de familias han acallado con amenazas de muerte?

Si en verdad el gobierno priísta que se inicia quisiera poner las cosas en blanco y negro y llegar a recobrar la confianza de los ciudadanos, tendría que comenzar por aprovechar esta tragedia para dar la vuelta completa a lo que ha venido ocurriendo en Pemex, por transparentar todos y cada uno de los renglones de su operación. Y a eso no parecen tan dispuestos, como tampoco lo están, para dar a conocer la verdad sobre esta explosión con todo y que los diputados estén al punto de exigir la comparecencia, tanto del director de la paraestatal, como del titular de Energía, y habrá que tener muy presente que ni uno ni otro tienen experiencia en el ramo, por lo que todo lo que les puedan reportar tendrán que creerlo a pie juntillas. Ni siquiera cuentan, entre sus cercanos, con expertos en la materia.

Por lo pronto, el fantasma de aprovechar la tragedia para urgir la reforma energética ya deambula plácidamente en todos los foros, de ahí que el PRD lanzara su campaña de defensa del petróleo y de rechazo a la imposición del IVA en alimentos y medicinas. Y de que existan culpables que estén dentro del gobierno, que trabajen con ellos, que se exhiban las complicidades, de eso no hay que esperar nada, ni en los primeros ni en los últimos 100 días de gobierno ni de Peña Nieto ni de ningún otro cuyo ascenso al poder esté plagado de interrogantes.

DE POLITICOS
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