¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Entramos ya a lo que se llama gobernar a través del delito
Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
Gobernar a través del militarismo tiene su raíz en la época de los
emperadores romanos, renaciendo en el nazismo-hitleriano del Tercer
Reich. De Roma quedaron los reyes, las monarquías preconstitucionales
que devinieron en monarquías constitucionales como la inglesa, y
reyecitos como en España y pueblos tribales africanos. De lo anterior
nacieron los dictadores, caudillos y sátrapas que aparecen como
manifestaciones de la autocracia. Las democracias representativas o
indirectas, con todo y las oleadas para implantar los derechos humanos,
son acosadas por el terrorismo, las delincuencias, el contrabando, las
inversiones capitalistas sin control y los afanes de potencias militares
y económicas por expandirse territorial o comercialmente. Esas
democracias elementales están entrando a un nuevo-viejo capítulo de
gobernar militar-policiacamente, al tipificar gran cantidad de
conductas, como penales.
Y según el investigador Jonathan Simon, una cosa es “gobernar a través
del delito y otra gobernar el delito”. Pues para garantizar la paz
pública y el desarrollo en general, ahora se gobierna el delito: con
medidas preventivas o imputando sanciones al responsable. Ya que tras la
irrupción del terrorismo, los atentados del 11 de septiembre a las
Torres Gemelas estadounidenses, la invasión a Irak en 2003 y la ola de
delitos en Nueva Orleáns después del paso devastador del huracán Katrina
(¿en honor a la famosa polaca de Posadas, el inmortal grabador que
murió en la miseria y sentenció que “nada hay tan democrático como la
muerte”?), la humanidad entró en pánico global.
En América Latina se han criminalizado las conductas de quienes exigen
sus derechos. Y las autoridades echan mano de policías y militares al
primer movimiento. Aunado a esto, aparecen los narcotraficantes que
tienen en jaque a los gobernantes y más cuando éstos carecen del temple
democrático para enfrentarlos. Ante el aumento de los conflictos que se
desbordan en las calles de todas las urbes (en nuestro país hasta los
perros son delincuentes, por la imaginería popular y la mente torcida de
los gobernantes), los descendientes del nazismo y su estela fascista,
han convertido toda conducta en una conducta penal.
Es muy peligroso para las democracias representativas que sus
gobernantes (como Peña y Mancera), estén dispuestos a gobernar a través
del delito, en el supuesto de que los mexicanos son potencialmente
delincuentes, antes que ciudadanos con derechos humanos. El uno de
diciembre del año pasado se selló esa complicidad. La militarización del
Estado empezó con Calderón, y sus policías y militares mataron por
igual a delincuentes y civiles ajenos a los hechos. Así, en nuestro país
ya se gobierna a través del delito para parar en seco a la democracia
que se manifiesta en las calles y reducir la democracia representativa,
ya que sus individuos “electos” se arreglan en la cúpula para decidir,
conforme a los intereses de sus partidos, lo que le conviene a la
sociedad sin su participación y sus reclamos públicos invadiendo las
calles, así sea en ejercicio de sus derechos humanos.
cepedaneri@prodigy.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario