Aspecto de la asamblea popular informativa en el campamento que
integrantes del movimiento #YoSoy132 sostienen en el Monumento a la
Revolución, ayer Foto Francisco Olvera
¡¡Exijamos lo Imposible!!
Poner el cuerpo, jugarse el alma, ganar la vida (el memorial de agravios de los estudiantes)
Adolfo Gilly
A los pueblos de México: Cuando llegamos estaba el mundo y éramos ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión.
Éramos cúmulo de descontentos, éramos fraudes electorales sin revolución, éramos Chiapas y 500 años sin nombre levantados en armas, éramos Aguas Blancas y el pueblo en la tierra asesinado, éramos crisis y éramos deudas ajenas, manos sin trabajo, éramos huelga, barricadas aplastadas, Atenco y Oaxaca, mujeres violadas y asesinadas, víctimas de represión. Éramos trabajo esclavo, familias de migrantes, cuerpos en puentes colgados, mártires (presos) del terrorismo de Estado, moneda de cambio en una campaña, asesinato como libre mercado. […] No somos sino que hemos sido. Somos el efecto de la muerte y de la indignación.
Descripción en furia y libertad de este México que no se mencionó así en las campañas ni se mostró en los votos comprados, los estudiantes buscan y van encontrando las palabras precisas para describir este tiempo mexicano donde, como en el verso clásico de Borges,
no nos unió el amor sino el espanto. Y es preciso primero describir este espanto si se quiere después liberar el amor.
Es lo que hace este manifiesto, lo que estuvo ausente en las televisiones, lo que trajeron Javier Sicilia y su movimiento y aquí quedó y ahora reaparece para que no nos olvidemos y no nos encerremos en hablar tan sólo de política, por necesaria e ineludible que ésta sea.
Fue este espanto y el silencio, no sólo la pobreza –y ni siquiera ella– lo que abonó el terreno fértil para la compra de los votos. No es por pobreza sólo, sino también por descreimiento en la política tal cual se les presenta y por temor al cacique, al funcionario, al poderoso local del cual dependen favores o desdichas, que tantos hombres y mujeres votan como les exigen quienes tienen poder sobre sus vidas y destinos y sobre el porvenir de sus familias. ¿Y a quién acudir si el cacique, el diputado, el regidor o el señor se enojan con uno? ¿A la justicia? Cuál justicia, hágame usted el favor, la que tuvo años presos a los de Atenco obedeciendo a Peña Nieto y Fox y después, cuando ya se venía la campaña, los declaró inocentes y
ustedes disculpen.
Pero ese viernes de mayo los de la Ibero no olvidaron ni disculparon ni se callaron.
* * *
Esos 131 que dieron la cara y mostraron sus documentos,
porque a quien les habló como represor como a tal había que mostrar
documentos, se definieron desde su espontáneo gesto inaugural de
rebeldía ante ese político que, acto reflejo, de inmediato los llamó
manipulados. Ahora lo reiteran con todas sus letras en su manifiesto, independientes de todos, los unos y los otros, siendo ellos mismos sin ofender ni defender a ninguno:
Hemos llegado, dicen los estudiantes, y topamos con murallas que nos cierran el paso y el futuro:
la pobreza de más de la mitad de los mexicanos y la obscena riqueza de unos pocos, donde los 10 más ricos del país concentran el equivalente al ingreso de los 40 millones más pobres; un campo abandonado que sólo produce pobreza y migrantes; la ausencia de oportunidades que empuja a los desposeídos al crimen organizado; la venta de lo colectivo para beneficio de unos cuantos y la concesión de megaproyectos por encima de los derechos ambientales y comunales.
la muralla de la desinformación donde una minoría controla la opinión pública y la verdad es reducida a un artículo más de consumo. Y todo esto lo dijeron ante los muros de Televisa,
a las puertas de esta empresa mediática ignominiosa que se ha encargado de manipular y desinformar al pueblo mexicano.
* * *
Esta gran humanidad se ha echado a andar, dijeron los cubanos hace más de medio siglo en los inicios de su revolución. Y vaya si anduvieron. Desde el 11 de mayo en la Ibero esta generación presente de estudiantes mexicanos también salió a caminar y nomás al inicio con esto se topó:
Y al final, si aún tenemos rostros y manos, un retén nos cierra el paso, los muros de acero y concreto, los muros de piedras y balas, los muros donde mataron a tu hermana, de las desapariciones forzadas, de los daños colaterales que desdibujan las caras, los muros del miedo y de las cabezas colgadas. […] El muro de la estrategia correcta donde fuiste acribillado para que estuvieras seguro del crimen y del horror.
Este es el México que ellos hallaron, nuestro México, el que no pudimos evitar ni eludir, el que produjo Acteal y Atenco y las innumerables masacres del trabajo y los presos indígenas de Chiapas y los estudiantes asesinados de Ayotzinapa y además y además y además… Ahora convocan a cambiarlo y, a modo de punto de partida, nos proponen seis puntos:
1. Democratización y transformación de los medios de comunicación y difusión.
2. Cambio en el modelo educativo, científico y tecnológico.
3. Cambio del modelo económico neoliberal.
4. Cambio en el modelo de seguridad nacional.
5. Transformación política y vinculación con movimientos sociales.
6. Salud: pleno cumplimiento del derecho a la salud consagrado en el artículo cuarto constitucional.
* * *
Como corolario de sus razones los estudiantes describen el programa y las intenciones de Enrique Peña Nieto:
Ante este peligro, llamamos a la unión y la organización de las fuerzas sociales en nuestro punto de acuerdo: la transformación del estado actual mexicano.
Los estudiantes de #YoSoy132 llaman a todos a organizarse desde sus creencias, sus comunidades, sus trabajos, sus plazas, sus organismos, sus historias y territorios, para que así
podamos juntos entrar en confianza, luchar y trasformar a este nuestro México.
Y con estas palabras cierran su manifiesto dirigido no al pueblo en general sino, con precisión,
a los pueblos de México:
Éramos silencio, éramos dolor, éramos opresión. Quisieron arrebatárnoslo todo y lo único que perdimos fue el miedo. Ya no seremos más una voz silenciada. Venimos aquí con nuestros cuerpos que gritan: ¡¡¡Ya basta!!!
Sí, ya basta. ¡Salud y libertad, estudiantes de este y de todos los Méxicos!
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