miércoles, 8 de agosto de 2012

Impondrán su narco-usurpador-pestilente?

¡¡Exijamos lo Imposible!!
El futuro del país en manos del Tribunal 
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El empoderamiento del salinismo será la sentencia de muerte a la democracia. Esto hay que decirlo ahora, mientras exista una esperanza de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) obrará respetando la Constitución General de la República, y sus integrantes tengan un asomo de patriotismo. De producirse el golpe de Estado que significaría reconocer el fraude cometido por el PRI con la suma de irregularidades que lo configuran jurídicamente, México entraría en una fase inédita de su historia, caracterizada por el predominio de intereses contrarios a los de la sociedad, con el propósito de que la oligarquía no tenga qué rendir cuentas a nadie y la clase política en el poder sea el muro de contención del descontento popular, sin tener tampoco que asumir responsabilidades.

Que sólo falta la decisión del TEPJF es más que obvio, pues en los hechos los salinistas ya actúan como los amos del sistema político, con el beneplácito de los beneficiarios de la injusticia que prevalece en México. Están decididos a todo con tal de ser la fuerza política hegemónica, para eso cuentan los salinistas con el apoyo incondicional de los barones del dinero. Así lo patentiza el desplegado que pagó el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), publicado el lunes. Puntualiza que “ya son dos las elecciones presidenciales en las que los partidos que representan a las izquierdas alegan fraude porque el resultado fue contrario a sus intereses”. Luego los acusa de “crear un ambiente de intemperancia” y de “alentar acciones que afectan al público y a empresas como Soriana”.

Cabe preguntar: ¿para qué realizar elecciones si no se tiene una mínima intención de respetar la voluntad popular, como ha quedado de manifiesto en los últimos dos procesos de carácter federal? La respuesta es clara: porque la oligarquía quiere dar la impresión de que México es una nación democrática, no porque pretenda plegarse a las reglas impuestas por este sistema político. Como el pueblo está despertando, pese a la labor de zapa de los medios electrónicos, ya no es tarea fácil imponer un triunfo inexistente en las urnas, razón por la cual se tiene que recurrir a maniobras fraudulentas y al uso ilimitado del dinero como factor último de manipulación a los electores más desinformados y marginados.

Es una ominosa señal la morosidad con la que está actuando el Instituto Federal Electoral (IFE), ya que aún no ha aprobado un procedimiento especial de fiscalización a los partidos y coaliciones, con el fin de conocer la realidad sobre sus ingresos y gastos de campaña, particularmente en lo que se refiere a los casos de las tarjetas Monex y Soriana. De este modo, el TEPJF no tendría los elementos de juicio suficientes y podría emitir un fallo parcial pero apegado a derecho, según sus propias reglas. Como afirmó el magistrado Flavio Galván: “Sabemos que es uno de los actos más importantes de la historia nuestra y de la historia del tribunal (la calificación). La sociedad puede estar segura de que vamos a juzgar conforme a derecho”.

Los magistrados se lavarán las manos, como lo advirtió Salvador Nava. Los miembros del Movimiento Progresista, dijo, no podrán decir que en la sentencia que preparamos se dejó algo de lado. Estudiaremos a fondo y pueden estar seguros de ello”. Sólo que lo harán con los elementos aportados por el IFE, que como se observa serán a modo de permitirle al tribunal actuar sin tener que recurrir a falsedades. Así, al presentar su fallo podrán decir que analizaron todas las pruebas y elementos de juicio que les entregó el IFE, y si faltaron las principales para definir una sentencia realmente justa y apegada a derecho, dirán que ya terminó el plazo constitucional y asunto concluido.

Sin embargo, las consecuencias de tal maniobra no podrían ser apagadas fácilmente, no porque las izquierdas quieran “crear un ambiente de intemperancia”, sino porque la sociedad mayoritaria estaría cada vez más convencida de que en sus manos estuvo la posibilidad de propiciar cambios positivos, de evitar las dramáticas medidas antidemocráticas y fascistas que impondrían los salinistas encabezados por Enrique Peña Nieto en Los Pinos, Emilio Gamboa en la Cámara de Senadores y Manlio Fabio Beltrones en la de Diputados.

Llegaría el momento en que no les quedaría otro recurso que desatar una represión sorda; ellos crearían “un ambiente de intemperancia”, porque sólo de ese modo podrían poner en marcha su plan depredador de los bienes nacionales, su estrategia de desmovilización social, su proyecto entreguista que afectaría de modo irreversible la geografía nacional. ¿Acaso alguien cree realmente que quieren el poder para fortalecer la economía de las clases populares y apuntalar la cada vez más alicaída democracia? Por eso es vital que los magistrados del Tribunal Electoral ejerzan su labor histórica con patriotismo y sentido de la dignidad.
(guillermo.favela@hotmail.com

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