viernes, 17 de agosto de 2012

Exterminar con guerra y si no por hambre

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Hambruna en puerta

MEXICO, D.F., 16 de agosto (ESTADO DE LOS ESTADOS/LILIA ARELLANO) A los graves problemas de inseguridad pública que caracterizan a la administración de Felipe Calderón y que lo acompañan hasta el final de su gestión, y a los profundos desequilibrios sociales como consecuencia de la expansión de la pobreza y agudización de la miseria en los últimos seis años, se suma la amenaza del hambre en amplias regiones del país que, obligadamente, generarán inestabilidad e ingobernabilidad, sin que se haya tomado ninguna previsión para hacer frente al desolador panorama de los próximos meses, ni dentro del Poder Ejecutivo, menos en el Legislativo, donde están concentrados en el reparto de posiciones políticas y, por ende, de prerrogativas económicas.

Lo peor frente a la indolencia de autoridades y legisladores, federales y estatales, es que el alza de los alimentos en todo el territorio nacional, que se ha resentido en los incrementos a la tortilla, el huevo, pollo, carne de res y muchas legumbres, esta castigando más a las familias de los estratos más miserables, con ingresos paupérrimos, que no obstante dedican más de la mitad de sus recursos monetarios a la compra de alimentos. Este escenario no habrá de mejorar en el corto plazo, ya que la caída de la producción de alimentos como consecuencia de la sequía y los aumentos mensuales a los combustibles, siguen presionando a la alza del costo de los productos alimenticios.

La alarma global sobre una crisis de alimentos similar a la del 2008 ya se encendió, pero en México parece no preocuparle a nuestros actuales gobernantes (ni a los próximos) más interesados por evadir la acción de la justicia al concluir su periodo en el que proliferaron las irregularidades y las omisiones en el ejercicio de sus responsabilidades, que en realizar acciones de previsión ante la crisis que ya está aquí.

Es un completo misterio lo que va a llevar a cabo el próximo Presidente de la República, dado que ni siquiera existe la certeza de que el presunto triunfo de Enrique Peña Nieto sea ratificado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que analiza los recursos de impugnación presentados por la coalición del Movimiento Progresista que postuló a Andrés Manuel López Obrador, quien se ha dedicado las últimas semanas a esforzarse en demostrar que la elección presidencial “fue comprada” con recursos de origen ilícito por el equipo de campaña del aspirante del PRI-PVEM. Eso ha hecho que el ex gobernador del Estado de México se mantenga al margen de los reflectores de los medios de comunicación y que haya sido aconsejado por sus asesores de imagen para que no haga declaraciones en torno a ese y a ningún otro tema.

Por lo que toca a las acciones del Poder Legislativo, los flamantes coordinadores parlamentarios del PRI y del PAN, en las cámaras de Senadores y de Diputados, se han concentrado en obedecer las voces de sus verdaderos amos y han destacado su intención de “sacar adelante” las reformas estructurales “que el país necesita” en materia energética, económica, fiscal y laboral, no obstante que se han llevado a cabo desde la implementación del neoliberalismo en México durante las administraciones de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox y ahora con Felipe Calderón, y que visto esta no sirvieron de nada a la población mexicana, peropermitieron la consolidación de una elite mexicana con fortunas fabulosas como la de Carlos Slim, considerado el hombre más acaudalado del mundo.

Ninguno de los coordinadores parlamentarios de la próxima legislatura, ni por equivocación ha llamado la atención a la necesidad de proteger a las familias más pobres del país ante el desolador panorama nacional y mundial en el rubro de la producción, comercialización y adquisición de alimentos, que han resentido un encarecimiento sumamente peligroso, con el riesgo de que aún, más mexicanos sean llevados a condiciones de pobreza y que, no obstante, la especulación de los productos de la canasta básica permite aumentar las ganancias de quienes tienen el control del mercado de los alimentos, ante la lamentable ausencia de un órgano oficial regulador de precios.

No hay ni en los planes, proyectos o programas del equipo cercano a Peña Nieto, ni en las coordinaciones parlamentarias del PRI y PAN, bancadas mayoritarias en el Congreso de la Unión, ningún plan de contingencia con una estrategia básica o completa para asegurar el futuro alimenticio del país. También de esto adolecen los proyectos de los partidos de izquierda en el Congreso.

POBREZA ILIMITADA

Las familias más pobres de nuestro país son las que más sufren. Datos oficiales de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revelan que el 10 por ciento de la población que se encuentra en la escala más baja de la distribución del ingreso en el país destina 48.6 por ciento de sus recursos al gasto de alimentos. Si se toma como referencia el salario mínimo, las familias que tienen como ingreso uno de éstos dedican 58.8 por ciento de su gasto a la compra de alimentos

Y la situación tiende a empeorar porque los precios de los alimentos seguirán incrementándose. Por lo pronto, el precio del maíz y del trigo, dos de los granos que con el arroz constituyen la base de la alimentación de la mayoría de los habitantes, aumentó casi 50 por ciento desde junio. El Banco Mundial advirtió que las alzas continuarán, mientras la sequía mina las cosechas de Estados Unidos, el principal productor de maíz del mundo. “La inestabilidad del costo de los alimentos genera una preocupación creciente”, subrayó en un reciente reporte el BM, que destaca que este año se han elevado los precios de todos los granos, salvo el arroz.
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